Ruben Rouben analiza una publicación sexy de una pareja que parece seria.

¡Ay los muchachos de ahora! Son tan, como decirlo, exhibicionistas. Y si uno puede perdonar —bueno, por lo menos entender—, esas ganas de mostrarse de estrellitas en ascenso o del que lo necesita para mantenerse en el candelero, es difícil entender por qué lo hacen, por ejemplo, políticos que, se supone, venden otra cosa.

Todo esto viene a cuento por las fotos que ayer se conocieron de Martín Insaurralde y Jessica Cirio. Él hace años que está en la política argentina y hasta se lo llegó a mencionar como presidenciable en las últimas elecciones, en una campaña que inició en Bailando por un sueño, un lugar que no se parece en nada a un programa político. Ella es una trabajadora, una modelo de curvas notorias que vendía una imagen entre sexy y deportiva bastante alejada de los pasillos del poder en Argentina.

Y como siempre celebramos el amor, nos alegró mucho que la pareja se afianzara y se casara: es muy difícil mantener la cordura en una relación con la exposición a la que es sometida la farándula argentina. Y sin embargo allí siguen, superando incluso el traspié político de él. El año pasado Cirio, que es una muchacha hermosa quién puede dudarlo, había dicho que era tiempo de buscar al bebé.

Pero ayer, qué necesidad, se mostraron acurrucados en una cama, en la que Insaurralde estaba tapado y ella luciendo una lencería bastante sexy. “Día para hacer cucharita”, decía la foto que venía acompañada con dos corazones ardiendo.

Mi sobrino dice que es por mi edad, pero realmente no entiendo esas cosas. Son dos adultos, están casados, parecerían ser serios en lo que hacen, y hacen algo así tan infantil, tan —perdón el exabrupto— tonto.

Es, mi sobrino no se da cuenta de eso, un síntoma de cómo nos hemos infantilizado, un mal que suele aquejar a la gente grande. Es un tema serio que quizás no sea para ésta, una humilde columna farandulera.

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