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Fernán Cisnero

De todo se aprende algo: Armie Hammer debería haber sabido que las ocurrencias sobre canibalismo solo funcionan cuando uno es Hannibal Lecter, ve venir al cretino de su guardián del manicomio y dice: “Tengo gente para la cena”. Lo de Hammer no fue ni gracioso y, todo indica, está provocando un daño en su carrera que ya empezó a dar sus primeras evidencias.

A mediados de enero se dieron a conocer una serie de chats con una mujer en los que daba rienda suelta a fantasías de canibalismo y violación. Más allá de que rápidamente se salió a decir que no era Hammer, empezaron a circular datos de sus relaciones extramatrimoniales y alguna situación abusiva hacia muchas mujeres.

“Solo vivís para obedecerme y eres mi esclava. Seré tu dueño”, decía de uno de los mensajes. “¿Vendrás y serás mi propiedad hasta que te mueras? ¿Si quisiera cortarte un dedo del pie y conservarlo en mi bolsillo para tener siempre una parte de ti en mi haber?”. En otro se leía: “Necesito beber tu sangre”.

La procedencia de esos mensajes no ha podido ser verificada y el actor descartó las acusaciones como “ridículas” y a los “ataques” de “feroces y falsos” pero la noticia ya le costó dos trabajos.

Primero se retiró de Shotgun Wedding, una comedia romántica y de acción que estelarizaba con Jennifer Lopez. Argumentó que no quería dejar a sus hijos solos en medio del escándalo. La estrella tiene dos niños con Elizabeth Chambers con quien estuvo casado por 10 años y de la que se divorció a comienzos del año pasado.

Y esta semana anunció que también se salía de la plantilla de la serie The Offer que cuenta cómo se filmó El padrino, la película de Francis Ford Coppola. Es un proyecto del servicio de streaming Paramount +, en el que Hammer iba a interpretar a Al Ruddy, uno de los productores de la legendaria película de 1972.

El último trabajo del actor fue la versión de Netflix de Rebecca, la novela de Daphne Du Maurier. Aún sigue vinculado a la secuela de Llámame por tu nombre, la película de Luca Guadagnino en la que volverá interpretar a Oliver, un papel por el que estuvo nominado al Globo de Oro. Allí también repetirá su papel Elio, Timothée Chalamet.

Ya tiene completadas Crisis, un thriller sobre traficantes de opiáceos donde está Gary Oldman; y Next Goal Wins, la película de Taika Waititi sobre la selección de fútbol de Samoa. Aún está en preproducción otro thriller que lo tiene en su elenco, The Billion Dollar Spy. No se sabe qué va a pasar con eso.

Hammer nació en una familia de petroleros en Los Angeles, California, en 1986, y pasó su infancia entre Texas y las Islas Caimán. Con una complexión física propia de una estrella de cine (mide 1,96 y es un indiscutible carilindo), dejó el liceo para dedicarse a la actuación.

Le fue bien y, después de algunos papeles pequeños, se hizo notar en Red Social, donde interpretó a los gemelos Cameron Winklevoss y Tyler Winklevoss, los millonarios que acusaron a Mark Zuckerberg de robarles la idea de Facebook. Su primer protagónico fue en El llanero solitario, la fallida versión cinematográfica del clásico héroe. También fue Illya Kuriakin en la adaptación cinematográfica de El agente de C.I.P.O.L., Clyde Tolson en J. Edgar de Clint Eastwood y el príncipe Alcott en Espejito, espejito.

Mientras se espera ver en qué va a terminar esto cuando pase la tormenta (que es la estrategia que han seguido todos los acusados de cosas similares), Netflix integró ayer a su grilla Llamame por tu nombre, lo más destacado de una filmografía de unos 40 títulos.

Aquí Hammer es Olivier, un estudiante de intercambio (o algo así) que llega a la villa de un profesor en la Toscana. Allí se convierte en el objeto de deseo de Elio, el nene de la casa, al que le sucede lo que le pasó a todo el mundo: queda prendado de su belleza cuando lo ve bailando “Love My Way” de Psychedelic Furs. Empezará entre ellos una historia de amor que, para el adolescente, será una lección de vida.

Basada en una novela de André Aciman adaptada por James Ivory, la película es un viaje de descubrimiento que Guadagnino filma aprovechando la belleza del paisaje y de sus protagonistas, generando una suerte de paraíso donde sólo pueden ocurrir esta clase de cosas. Hay algo mágico en toda la historia y el final es de esos que no se olvidan.

Y es la posibilidad de ver a Hammer antes de volverse la estrella en desgracia de la semana.