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Adriana Aguirre sobre Ricardo García: "Me compensa con propiedades el daño que hizo"

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Adriana Aguirre. Foto: Difusión

ENTREVISTA

La vedette argentina sigue activa y comparte obra con su exmarido. Dice que necesita ser feliz porque ya sufrió mucho

Fue un inicio de temporada turbulento para Adriana Aguirre. Ya está en Mar del Plata, donde encabeza la revista Un loco súper show en el Teatro de La Campana, con Torry Palenzuela y su exmarido, Ricardo García.

¿Cómo es la convivencia entre ellos, luego de una escandalosa separación y ahora que llegaron a un acuerdo en la división de bienes y esperan que salga el divorcio? “Para mí es un volver a empezar en todos los aspectos de mi vida, en el amor y en el trabajo, con mi edad y en medio de una pandemia que nos azota”, dijo Aguirre a La Nación.

-¿Cómo te sentís en ese volver a empezar?

-Me siento más fuerte que nunca porque, encima, la bronca me empuja. No es odio, sino bronca. Y nunca tuve resentimiento, porque no soy una mina resentida. Es más, a mi ex ya lo perdoné, tenemos muy buena relación comercial y de trabajo. Eso está a la vista porque me pidieron ingresarlo en el elenco y acepté porque yo no le corto la fuente de trabajo a nadie y además nos llevamos bien en cuestiones de negocios. ¿Por qué no trabajar con él entonces? Tengo el privilegio de ser una figura convocante, el público me quiere y me sigue, y pude volver a trabajar. No voy a desaprovechar.

-¿Cómo se llevan cuando se ven en el teatro cada noche?

-Lo veo muy poco. Tiene la gentileza de alcanzarme a mi casa con el auto, porque es lo único que nos quedó como usufructo para los dos. En realidad tenemos usufructo compartido sobre unas cuantas cosas más pero ese es otro tema y no me gusta ventilarlo. Somos socios en unas cuantas cosas aunque ya no en el amor. No tenemos nada que ver en el amor. Él ya está conviviendo con una pareja que conoció hace dos años a mis espaldas, y fue lo que provocó esta ruptura. Me dijo que no se había enamorado pero no negó la relación. Y no soy una mujer que hace la vista gorda.

-¿Cómo fue ese momento?

-Le dije que yo no iba a permitir que tuviera una amante, que tenía que optar por una de las dos. Eligió y me dijo que se sentía cómodo con esa señora. Esa fue la palabra: cómodo. No le pregunté más nada porque no me interesa si está enamorado o no. Pero yo sufrí mucho estos dos años. Y cuando firmamos el acuerdo, sentí que se había terminado.

-Ahora hay un amor nuevo en tu vida; ¿quién es?

-Es un abogado de uno de los cinco estudios más grandes del país. No es el amor de mi vida, apenas nos estamos conociendo.

-¿Sabías que Ricardo está preocupado y tiene miedo de que tu pareja te convenza y le reclames 60 millones de pesos por compensación económica por los 26 años juntos?

-Que se quede tranquilo porque, por el momento, no me mete fichas. Ni mi propio abogado tampoco. Nunca le hice daño a nadie en toda mi vida y no se lo voy a hacer a un hombre que amé durante tantos años y con quien compartimos todo, lo bueno, lo malo, lo lindo y lo feo. Entonces hicimos la división de común acuerdo. Es una determinación que tomé, porque no podría pagarme ni un millón. Y no es una cifra que yo haya inventado sino que sacó mi abogado, en base a los 26 años de matrimonio. Y se paga en efectivo. Dios me va a premiar por el hecho de no hacerle daño a alguien que sí me hizo daño.

-Dijo que te dio todo lo que pedías en la repartición.

-No es así. Creo que fue una división de bienes justa. Me compensa con las propiedades todo el daño que me hizo. Una vez más, vuelvo a empezar con mucha fuerza, como buena guerrera que soy.

-¿Ser madre fue un deseo que quedó trunco?

-Si. Era lo que más deseaba en el mundo. Lo intenté con tres parejas, entre ellas Ricardo, pero no se dio. Fue duro pero entendí que es lo que Dios manda y si no se dio, por algo será. Acepté lo que pasaba. Intentamos adoptar, ingresamos papeles en varios juzgados pero nunca nos llamaron. A esta altura ya está.

-¿Cómo te llevás con el paso del tiempo?

-Bien. Si se me cae la cola, me la levanto. Arrugas no tengo porque heredé la piel de mi papá y tengo buena genética. Lo que necesite lo voy a hacer cuando sea necesario. No escondo mi edad (cumplió 69 en diciembre) porque no tengo nada que esconder. Y tampoco escondo si tengo ganas de llorar por tristeza o emoción. Ojalá este año me traiga felicidad, porque hace mucho que soy infeliz y necesito ser feliz.

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