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Este viernes, Daniel Drexler presenta "Aire", su nuevo disco, en la Sala del Museo

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Daniel Drexler. Foto: Jesús Cornejo.

ENTREVISTA

Daniel Drexler llega este viernes a la Sala del Museo para presentar "Aire", un disco de reversiones minimalistas de sus canciones, en formato de cuarteto

Cuatro voces, dos guitarras y percusión. Bajo estos elementos, Daniel Drexler ideó Aire, el disco más minimalista e íntimo de su obra. Hay reversiones despojadas de ocho canciones de su discografía y un estreno, “¿Por qué la infancia es tan corta?”, en la que el músico rescata una serie de imágenes de la inocencia y el descubrimiento continuo que define una de las etapas más importantes de la vida humana.

El álbum se grabó junto a Federico Wolf, Analía Parada y Camila Ferrari, y el concepto nació hace unos cuatro años, cuando Drexler comenzó a tomar clases de contrapunto y corales. “Empecé a analizar los corales de Bach y me entré a deslumbrar por ese universo de los arreglos a cuatro voces”, relata. “Inmediatamente me pregunté qué pasaría si reversionaba mis canciones, que tienen un formato más pop, y las llevaba a un arreglo coral”.

Y lo que comenzó como un simple ejercicio, se terminó transformando en el puntapié inicial de un nuevo proyecto. Reunió a Wolf, Parada y Ferrari y comenzaron a trabajar en nuevos arreglos de canciones que van desde “La letra del alma” (de Full Time, 2001) hasta “Palermitana” (de Uno, 2018).

La primera prueba llegó con una serie de conciertos en San Pablo, Porto Alegre y Buenos Aires, donde estrenó este nuevo formato. “Comenzó la locura de convencer a los productores de que valía la pena hacer este formato tan chico”, dice con una sonrisa. “Después, cuando estaba por salir al escenario del Auditorio de Ibirapuera, de San Pablo, pensé ‘qué locura hacer esto tan desnudo en un escenario tan grande’”.

Pero apenas vio cómo el público se conectaba con esta nueva vestimenta a sus canciones, se dio cuenta de que tenía que seguir. “Grabamos un ensayo y ahí me di cuenta de que quería un disco”, relata. Sin embargo, no le fue tan fácil decidirse. “Tuve que superar mis propios preconceptos porque si no estaba haciendo algo realmente nuevo, no valía la pena”.

Apenas recordó el clima que se generó durante esas presentaciones en Argentina y Brasil confirmó su intención de registrar las canciones. “Ese fue el gran disparador”, dice. “Cuando me di cuenta de lo precioso que era estar con un cuarteto en el escenario y cómo las canciones quedaban desnudas, sentí que valía la pena”.

Primero hizo una selección de 30 canciones, pero terminó eligiendo las que más se reinventaban bajo este formato. Entre ellas, “Vacío”, que originalmente grabó junto a Fernando Cabrera en Vacío (2006). “Esta es la cuarta vez que la grabo y siento que finalmente le dimos la escenografía que pensé cuando la escribí”, dice.

Así, el bombo en negras que sonaba en la versión original (“casi un oxímoron entre lo que dice la canción y el ambiente de discoteca”, comenta) es reemplazado por un clima casi mántrico en el que los arpegios de guitarra española y los dulces coros llenan de calma a una de sus letras más contemplativas.

Aire, que próximamente será editado en vinilo, está dividido en dos caras. Las primeras cinco canciones están unidas por un sentimiento meditativo (entre ellas, la hermosa “Salvando la distancia”, dedicada a sus hijas), mientras que las cuatro restantes son puro candombe despojado.

La cara B de Aire está totalmente formada por canciones editadas en Uno, el álbum con el que se sumergió en el universo percusivo y en la canción con elementos más cercanos al pop. En estas nueva lectura, la percusión de Wolf y los coros de Parada y Ferrari le brindan una preciosa nueva vida a canciones como “Palermitana”, “La rambla de Montevideo” y “Mariposas”.

Esta noche, el cuarteto llegará a la Sala del Museo para presentar Aire y otras canciones adaptadas a este formato. Las entradas están a la venta en Abitab y cuestan 600 pesos. El show también se transmitirá en streaming a través de la plataforma Recitales App.

“Le pido al Dios de la música que se produzca una especie de magia entre elementos para que se produzca una fragilidad y que se transmita emoción”, dice. “Si eso pasa, va a ser muy terapéutico. Ojalá se logre”.

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