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"Este viaje musical no tiene una estación de término"

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Juan Perro. Foto: Daniel Pérez/ Teatro Cervantes
Málaga (España) 17/04/2016 Concierto en el Teatro Cervantes de Juan Perro, alter ego de Santiago Auserón, ex cantante y compositor de Radio Futura, que llega acompañado del guitarrista Joan Vinyals y el saxofonista Gabriel Amargant. Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes
Daniel Pérez / Teatro Cervantes

Radio Futura, la banda que Santiago Auserón (o sea Juan Perro) fundó en 1979, es considerada hoy la mejor banda de la historia del rock español. Y vaya si lo fue.

Surgida con la modernidad nueva ola de la movida española, pasó de un sonido a la usanza de esos tiempos a un repertorio cargado de ritmo, alegría y unas letras que rescataban un tono español, que, ahora en conversación con El País, Auserón reconoce como una de las grandes búsquedas de su carrera. La banda se separó en 1992 y, en un verdadero renacer, Auserón se convirtió en este Juan Perro que, en formato trío (junto con Joan Vinyals y Gabriel Amargant), actúa hoy a la noche dentro del Sexto Festival de Jazz de Montevideo, en el Teatro Solís, a eso de las 21.30 (antes, a las 20.30, está el también español Miguel Rodríguez Trío).

Juan Perro es la plataforma por la que Auserón transmite su pasión por el son cubano, en particular y la música negra en general. Licenciado en filosofía, Auserón ha editado varios libros, entre ellos El ritmo perdido: Sobre el influjo negro en la canción española, que iba a presentar en una conferencia en Montevideo que finalmente se canceló.

Así que la única manera de ver a Auserón/Juan Perro, uno de los más grades nombres de la música popular española es hoy, en el Solís. Es la primera vez que llega a Montevideo, así que le promete a un viejo fan que va a incluir algunas canciones más de lo habitual de aquel Radio Futura que, acá tan lejos y desde allá tan lejos, nos enseñó cómo bailar y cómo pensar las cosas de una manera diferente.

—¿Cómo piensa que lo espera Montevideo?

—Es una ciudad de la que he escuchado hablar a amigos músicos muy relevantes como el baterista Guillermo McGill, una de las figuras del jazz aquí en España y nació en Montevideo. Y también está la revolución cultural que representó la presidencia de José Mujica, a quien se le ha dado mucha cancha acá en España. Y es una ciudad musical y de poetas muy importantes. Es como un sueño para mi.

—Y para un estudioso de la música negra tenemos el candombe. ¿Está familiarizado con ese ritmo?

—Naturalmente. Vivo entre las afueras de Madrid y Barcelona y durante mucho tiempo —ahora ya no salgo tanto de noche— iba a un club que se llamaba El Monasterio en el que con frecuencia había una noche de candombe. Es un género que me interesa mucho porque, sabes, he investigado la cercanía del verso hispano con el ritmo negro.

—Siempre le ha preocupado la sonoridad del español en la música de origen anglosajón. ¿Cómo empezó eso?

—Mi generación se formó bajo el influjo de la música afronorteramericana y más tarde con la música en español vinculada con la revuelta social allí en el Cono Sur. Y el tango, la canción italiana, la canción francesa. Allí había una tensión entre la manera de cantar en español y la manera de rimar de la música internacional. Mi obsesión era que el verso cantado en español sonase con la misma flexibilidad rítmica que esa herencia sincopada. Ese fue el objetivo prioritario de Radio Futura: escribir y tocar de tal manera que el verso en castellano superará la rigidez de su manera de decir.

—Radio Futura era pura antropafagia cultural que combinaba lo hispano con lo latino y lo negro.

—Hubo un elemento muy importante en Radio Futura y es que yo estudié Letras y esa formación introdujo en nuestros ensayos una exigencia de limpieza en el verso y de ajuste de ese verso a la rítmica internacional. Y eso nos dio el deseo de convertir la canción popular contemporánea en algo artístico.

—¿Y en qué momento se dio cuenta que lo había conseguido?

—No creo haberme dado cuenta aún. Soy consciente de estar en un viaje muy largo de aprendizaje. Esto no tiene una estación de término.

—O sea que Juan Perro Trío es una parada más de aquel mismo periplo..

—Es un tren con vagones numerosos pero es el mismo tren de búsqueda que ha visitado estaciones muy diversas.

—¿Y siempre se ha sentido cómodo en todas?

—Soy muy consciente de la dificultad que supone trabajar en el oficio de la canción popular incluyendo el riesgo artístico y una exigencia de cierto nivel. En los años de la movida había receptividad de parte del público a las sonoridades nuevas. Y la fortuna nos favoreció. Todo eso pasó y hoy es muy difícil hacer canción popular que se salga de los talent shows televisivos y no entre en las radiofórmulas. Yo tengo un nombre y un círculo de público fiel que me permite seguir ganándome la vida pero los jóvenes la tienen muy difícil.

—¿Y ese tren que siempre llega a nuevas estaciones, es lo que impide que se reúna Radio Futura?

—Cuando decidimos dejar Radio Futura, lo hicimos bajo la presión de la dificultad de hacer frente al éxito masivo con exigencia artística. Eso me hacía desdichado. Hicimos mucho dinero pero yo venía de la facultad de filosofía y conservaba el deseo de llevar una vida de trabajo artístico e investigación, no de hacer grandes negocios. Así dejamos la banda cuando aún estaba arriba. Lo hicimos bien y las nuevas generaciones han convertido a Radio Futura en el mejor grupo del rock español. Así que tendría que haber una muy buena razón para retornar a esa historia.

—Pero como negocio debe ser bueno.

—Cada año recibimos ofertas con números más largos pero aún no he encontrado la motivación. Además no está Enrique Sierra (falleció en 2012), así que sin él tendría que haber una razón muy clara para mi hermano Luis y para mi. Es algo que no se ha dado, y cuánto más nos lo proponen por asuntos de business, menos nos interesa. Además, estoy tan metido en la evolución de la carrera de Juan Perro. Y no ha sido fácil sacarlo adelante: todos quieren Radio Futura. Cuando empecé con el son cubano, algunos me decían que había traicionado el rock. Pero no lo hice.

—Acaba de salir una canción nueva de Juan Perro. Hacía tiempo que no había nada.

—Soy bastante lento componiendo porque la escritura de canciones es como un proceso plástico. Las miro, las retoco, las pulo con lentitud. Le doy vueltas en la guitarra sin prisa hasta que los acordes se vayan magnetizando y se cree un campo de atracción que genere las condiciones para esa canción. Todo eso lo hago con lentitud. Así puedo tardar cinco o seis años en juntar el material para un disco. Pero lo que sí me gusta hacer es ir estrenando repertorio y eso ha generado una complicidad muy interesante y es un regalo tener público que acepta esa clase de relación. Con todo ese material estoy sacando un disco que se llama El viaje.

—Ahora El viaje, hemos hablado de trenes. ¿No se puede quedar quieto?

—No (se ríe). Me eduqué como un nómade y a partir de los 20 y tantos me fui a París y después enganché con Radio Futura y de nuevo salí a la carretera. Y desde entonces no he parado.

—Y no le dan ganas de tirarse un rato a descansar.

—No puedo, soy un culo inquieto. Si me quedo unas semanas solo investigando en casa, ya extraño la carretera.

—El contacto más directo que algunos uruguayos tuvimos con su música es por Radio Futura y aunque en el repertorio de Juan Perro hay canciones de ellos, ¿incluirá alguna extra para nosotros?

—Alguna cosita volveré a montar como recuerdo. Hace mucho que no toco esos temas pero alguno caerá de los que sienta más compatible con la sonoridad del trío. Será como un gesto de hermandad para aquellos me siguieron desde la distancia y sin habernos visto la cara. Ir a Montevideo me pone en la antesala de la veneración.

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Juan Perro. Foto: Daniel Pérez/ Teatro Cervantes

JUAN PERROFERNÁN CISNERO

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