Publicidad

"Tuve que aprender a poner límites"

Compartir esta noticia
Alfonsina. Foto: Difusión

En 2014 editó su primer disco, El bien traerá el bien y el mal traerá canciones, que la llevó a convertirse en la revelación de la escena local.

Desde entonces dio una cantidad de shows, ganó un premio Graffiti, se casó con Diego Bartaburu (baterista de No Te Va Gustar), siguió estudiando Bellas Artes y se fue descubriendo a sí misma. Todo eso converge en Pactos, un segundo álbum que editará en un mes a través de Bizarro, y que no sólo reinventa su propuesta, sino que le trae aire fresco a la música uruguaya actual. “Es lo mejor que he hecho por mí misma”, dice con una sonrisa Alfonsina, que planea presentar su nuevo trabajo en septiembre en La Trastienda.

—Fuiste c

antante sesionista en programas de televisión como Décadas, y eso está entre tus primeras actividades musicales. ¿Por esa época tocabas tus canciones en boliches?

—Sí, bastante, en ese circuito como Paullier y Guaná o Mingus. Toqué pila de canciones antes de hacer el disco.

—¿Y cómo lo vivías?

—Fue un proceso de empezar a conocerme. Fue un descubrimiento re interesante y re inocente; era re inocente antes de hacer mi primer disco. Lo vivía todo muy espiritual.

—Tu primer disco, El bien traerá el bien y el mal traerá canciones, te dio un buen alcance y un premio Graffiti. ¿Cuál fue el momento más lindo?

—Ahora me acuerdo de la presentación del disco, que se hizo bastante más adelante. Toqué pila, salió el disco y seguí tocando pila, y en un momento hice la Vaz Ferreira. El momento más lindo tiene que haber estado ahí, la cercanía que hubo con el público porque la gente estaba conmigo más bien como persona.

—Una de las características de este nuevo disco que estás por lanzar, Pactos, es que hiciste casi todo sola. ¿Por qué?

—En el disco anterior, verdaderamente en el CD, no me siento identificada. Yo venía de un lado y los músicos de otro, entonces tuve que aprender a poner muchos límites en muchas cosas. Entonces para definir mejor los límites creo que tenía que saber exactamente lo que quería, y para saber lo que quería tenía que tocarlo todo, porque ahí ya no hay más dudas. Estuvo buenísimo porque me expandió como música.

—Es un disco más abstracto en las letras, menos directo.

—También tiene un poco más de la música que a mí me gusta escuchar, en la cual hay mucho lugar para el otro, para que el otro ponga su experiencia y rellene. Te invita a pensar, a pensarte. Además, para mí no es un disco de partes que podés sacar: es todo junto y te invita a pensar en muchas cosas.

—¿De dónde viene esa idea de "pactos" que desarrollás en el álbum?

—En un momento me pregunté por qué en ciertas relaciones hay sufrimiento, por qué yo sufro a veces y otras hago sufrir. Fui buscándole una lógica a eso, y terminé en esa idea de: bueno, quizás tenemos un pacto.

—Es cierto que El bien traerá el bien y el mal traerá canciones no tenía nada que ver con lo que pasaba en vivo...

—(Interrumpe) ¿Cómo puede ser que pase eso? Me lo dijo mucha gente y a mí misma me pasaba; no tenía la experiencia ni en el estudio ni en la vida para saber cómo llevarlo. Se terminó llamando como se llama porque fue difícil hacerlo, pero aprendí mucho.

—Y ni el disco ni lo que venías haciendo en vivo se parecen a Pactos. ¿Podrías tocar estas estas nuevas canciones vos sola, con la guitarra?

—Se complica. Está pensado como para que podamos salir con banda, y no estar tan sola, porque también se concentra mucho la tensión en los elementos que tengo.

—¿Te dan ganas de releer las canciones anteriores?

—Sí, pila. Hoy estuve tocando "En la estela" en casa, y como ya tengo otra confianza a la hora de producir, de arreglar la canción, ya tiene otro viaje.

—¿Y disfrutaste todo el proceso de hacer Pactos sola, o en algún momento también te sobrepasó?

—Hubo un momento en que dije: no puedo más, di todo. No puedo terminarlo. Y cuando llegué a ese momento consulté con un par de personas, a ver si agarraban un proyecto tan avanzado. Y me junté con Fabri (Fabrizio Rossi), pegué mucha onda como artista y se copó. Al final fue un año y pico más de mezclar una vez por semana, un ejercicio de paciencia increíble para mí (se ríe).

—Estás en pareja con Diego Bartaburu, baterista de No Te Va Gustar que grabó las baterías para Pactos. ¿Cómo es tu vínculo con él desde el punto de vista artístico?

—Diego, además de que es una persona que estoy muy agradecida de haber conocido, como músico hombre ha sido muy respetuoso conmigo siempre, y eso me dio comodidad para trabajar con mis propias ideas. Es una felicidad trabajar con un loco tan profesional, que también se dio pila de libertad para experimentar, ya que de repente en otros proyectos no puede darse toda la libertad. Es muy bueno.

—Si bien para este disco cambia el uso de tu voz, igual se mantiene esa agresividad, esa visceralidad en tu forma de cantar, que te diferencia del resto de las cantautoras.

—Una vez una chica me dijo que lo que yo hacía era muy dulce, y yo me siento re distinta a esa definición. Y en Pactos además, empecé a doblar la voz para unir mi lado más masculino con el más femenino, siempre con lo agudo como guía.

—¿Pensaste en algún momento en cómo iba a reaccionar tu público a este cambio que propusiste en tu música?

—Yo, con el disco anterior, me sorprendí del público porque me encontré con mucha más apertura de la que pensé que había. Entonces quizás haya gente que diga: esto no me gusta nada, no sé, pero sí sé que no subestimaría tanto al público uruguayo. Le tengo fe a que se abra a este cambio.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Alfonsina. Foto: Difusión

ALFONSINA

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad