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Trotsky Vengarán: los tres acordes de la felicidad

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"Creemos que la banda está pensada para todo el mundo". Foto: N. Paulís
Go Home Johnny

El Teatro de Verano, una fuente inagotable de estrés", es una frase familiar en la interna de Trotsky Vengarán. Cada vez que se acerca su recital más esperado, lo máximo a lo que pueden aspirar según el guitarrista Hugo Díaz, la ansiedad se apodera de ellos.

Ya tienen cinco shows en el Ramón Collazo a cuestas; en ninguno agotaron pero en todos les fue bien. En tres llovió, contando el último (setiembre de 2013); como en tantas otras presentaciones. Eso de que toca Trotsky y hay tormenta se cumplió de manera casi religiosa hasta la entrada del bajista Juan Pablo Granito, quien se convirtió en amuleto. El del 31 de octubre será su primer Teatro de Verano, y con suerte el cielo estará despejado.

El recital del 31 se llamará Trotsky Horror Show (las entradas se venden en Abitab a 450 pesos, algo así como 10 pesos por canción), y será parecido a su clásica Noche de los Muertos pero en Halloween.

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Díaz, Granito, Guillermo "Cuico" Perazzo y Guillermo Peluffo reciben a El País en la casa de Peluffo, donde también está su sala de ensayo. Miran un partido cualquiera de básquetbol uruguayo hasta que se prende el grabador para hablar "en serio", aunque les cueste.

Atrás de un sillón está la bolsa con la tela negra que en días pintarán en el patio de la casa de Peluffo, para convertirlo en el telón que se colgará en el Teatro de Verano. Como en los viejos tiempos, como lo saben hacer: estando al tanto de cada detalle, cuidando todo.

"Para nosotros es mucho más cómodo hacer un recital cuando queramos en MM Box o La Trastienda. Pero cuando hacemos un Teatro de Verano estamos haciendo un esfuerzo por romper el círculo, porque de última estás encerrado en un micromundo y creemos que la banda está pensada para todo el mundo", explica Peluffo. Fuente inagotable de estrés, sí, pero también de gran satisfacción.

Como si fuera poco, la previa del Trotsky Horror Show se acompaña con la organización de Aquel Abrazo, evento del que participarán y que se parece a la antigua Fiesta de la X. Curiosamente, fue en uno de esos eventos que la banda se dio cuenta que algo iba a pasar con ellos: habían editado Durmiendo afuera, no había pasado nada, pero a partir del explosivo recital que dieron en el faro de Punta Carretas algo cambió.

"Fueron las primeras fiestas que combinaban distintos géneros, una cosa de tolerancia, de paz", recuerda Peluffo, y Díaz acota: "la gente tenía una actitud más relajada, no estaba tan enojada por todo. Antes no tenías a todos opinándote en la cara, como en Facebook. Siento que se volvió a radicalizar".

En las redes sociales se habló mucho de Trotsky recientemente. En realidad, de Peluffo: dio una entrevista a El Observador y, más o menos, el titular fue: "La mayoría de los críticos en Uruguay son músicos frustrados". Volaron palos desde todos lados, y a eso la banda está acostumbrada. Pero cuando los palos vienen de los músicos o periodistas, o de los propios críticos, golpean distinto.

"El año que viene cumplimos 25 años, tenemos 14 discos. Un poquito de buena onda, de respeto. Empiecen a tratarnos bien por viejos aunque sea. La cantidad de notas en que te dicen: "¿no se sienten viejos tocando para ese público?". ¿Le preguntan eso a Raimundos? ¿Le preguntan eso a Calamaro? ¿A Vicentico? ¿Por qué nosotros tenemos que responder eso?", comenta Peluffo, quien aprovecha para extenderse sobre este tema (ver recuadro).

Las críticas las aguantan todos juntos, como hace casi 25 años. Pero cada uno las vive diferente: si a Hugo Díaz le dicen que es un perro tocando la guitarra no pasa nada, pero si le dicen que Trotsky "es una mierda", se meten con su hijo. A Perazzo lo que más le molesta es el tono despectivo, la falta de respeto que más que a la banda, también toca al público.

—El punto es que más allá de los tres acordes Trotsky tiene otra cosa, que les permite seguir convocando público.

Cuico Perazzo: Y lo que rescato es que soy feliz de ir a tocar y ver la cantidad de gente que está feliz viéndote. Entonces que haya 10, 20 o 50 tipos que digan algo, no le doy cabida.

Hugo Díaz: Y el día de mañana vamos a ser unos viejos crotos que vamos a sacar unos diplomas y vamos a decir: yo tengo 15 discos y toqué durante 30 años. O más, porque no se me pasa por la cabeza que paremos. Yo siento que cada vez tocamos mejor, y si el público que te va a ver es adolescente, bueno, alguien tiene que tocar para los adolescentes.

—Pasa al revés también. Cuando me preguntan cuáles son las bandas que más me gustan y digo Trotsky Vengarán, me dicen: "pero una en serio".

H. D.: A Jaime (Roos) le hicieron una entrevista hace muchos años y le preguntaron cuál era su banda preferida en Uruguay, y entre otros artistas nos nombró a nosotros. Y al final, cuando se estaban yendo, el tipo le dice: "¿pero en serio Trotsky?"

—Después está la otra crítica fácil. Ustedes dicen que cantan del barrio y viene alguien a decirles: "ah, hacen punk pero viven en Punta Carretas".

Guillermo Peluffo: Por suerte sí, ahora me toca vivir en Punta Carretas. Viví en otros barrios también. Pero es tan extraño que la misma persona que te dice eso te hable bien de Dave Grohl que es un recontra millonario. ¿Cuánta plata tiene el Indio? Llega el momento y el único que tengo plata soy yo, que tengo una casa linda. ¿Pero sabés qué me pasó en 2002? Estuve seis meses sin cobrar y me tuve que ir a la mierda. La plata que yo tengo me alcanza para vivir seis meses, después empiezo de cero como cualquiera.

H. D.: Y nosotros conscientemente hemos esquivado esa cosa del punk que baja línea. Hacemos una moña elegante; Guille escribe más de cuestiones personales. En su momento hicimos "Ni olvido ni perdón" y hoy no la tocamos permanentemente, pero no cambiamos de opinión. El último disco tiene muchas historias de amor, porque tu vida se basa en la vida de pareja. Yo no voy a cantar "la policía esto", si no tengo problemas con la policía. Sí les enseñé a mis hijos que se tienen que cuidar tanto de la policía como del malandrín.

—Juan Pablo, a vos te tocó estar del otro lado, ser fan de la banda hasta llegar a tocar. ¿Cómo has vivido todo eso?

Juan Pablo Granito: Igual que vos. ¿Qué escuchás? Los Ramones y Trotsky. ¿Y? Y ta. A mí me pasaba que mucha gente y amigos criticaban a Trotsky y yo les decía: ¿alguna vez los viste en vivo? "No". Te invito. Les pagaba la entrada, se colgaban y empezaban a ir. Es así, tal cual. Lo tenés que ver para vivirlo.

G. P.: Por suerte tenemos un público que milita y les muestra orgullosos a sus amigos la música que escucha. Yo creo que por eso sobrevivimos, por eso y por otras cosas. Confío mucho en las canciones y en lo que pasa en vivo, pero se superan muchos tabúes gracias a la insistencia del público. Vos andá a ver a Trotsky y podés decir que no es la música que te gusta, pero no me vas a decir que no valió la plata de la entrada.

—En Juegues donde juegues, su último disco, se escucha cuando Hugo dice: "no me filmen el pene, como hacen siempre". Hay quienes escuchan eso y piensan que es un horror.

H. D.: (Se ríe) Nos gusta provocar a la gente, ir a Buenos Aires y decir: "che, cómo les rompieron el culo los chilenos". Vos lo decís como al pasar en una inconsciencia, pero acá tocamos para un público que es de trinchera, ya sabe qué esperar y parte de lo divertido es ver qué te contestan. Es muy divertido.

G. P.: ¿Pero en qué se ha transformado el rock que ya no se puede decir una mala palabra sobre el escenario? ¡Estamos todos locos! ¿Saben una cosa? Nosotros no vamos a dejar que el rock quede en manos de los músicos. Nosotros somos los que estamos acá para que el rock sea de la gente. No puede ser que no puedas decir "pistola" arriba del escenario.

—Es tu primer Teatro de Verano arriba del escenario, Juan Pablo. ¿Cambia algo eso?

J. P. G.: Yo estoy cagado hasta las patas. Soy humano (se ríe), pero es como el tope máximo de un artista. Yo iba y me mojaba todos los Teatros de Verano con mis amigos y ellos me decían: "algún día te va a tocar". Va a ser muy especial, emotivo.

H. D.: El consejo es: no te cagues, puto (se ríe).

G. P.: Es cierto, no hay que cagarse, porque si tratás de tomar conciencia estás en el horno. Lo que pasa es que te da un sentido de responsabilidad de esa gente que te sigue. Sentís eso: yo a esta gente le tengo que corresponder con el amor.

Entre el horror y el punk rock.

Trotsky Horror Show es el nombre del espectáculo apto para todo público que Trotsky Vengarán presentará el sábado 31 de octubre a las 21.00 en el Teatro de Verano, y para el que las entradas están a la venta en Abitab a a 450 pesos.

"El repertorio del show va a ser el del Juegues donde juegues más las canciones clásicas más las canciones de los muertos. Va a ser un recital de Trotsky que va a tratar de mantenerte alto al piso durante todo el recital", comenta Peluffo.

Las canciones de los muertos son, justamente, todas las más oscuras de la banda, las que habitualmente tocan en sus festejos de la Noche de los Muertos, que han hecho tradicionalmente año a año.

Juegues donde juegues es el ultimo disco de Trotsky: fue grabado en vivo entre el último Teatro de Verano y Bluzz Live, y lo editó Bizarro.

EL MOMENTO DEL ROCK NACIONAL, SEGÚN GUILLERMO PELUFFO

"Hay un fenómeno cultural taponeado".

La realidad de Montevideo es que hay un montón de bandas que no tienen para tocar, y que está pasando una cosa terrible que es la banda tributo, de las que participan muchos amigos que quiero mucho y sé que lo hacen muy bien. ¿Pero eso qué quiere decir? Que hay algo que está funcionando mal; necesitamos obra nueva. Lo que tenemos son boliches que cierran uno atrás de otro porque un vecino protesta, y para tocar sólo hay salas grandes que son muy difíciles de llenar.

Lo que traté de poner sobre la mesa es que la misma discriminación positiva que se hace con algunos géneros, como el carnaval, no hay por qué dejar de hacerla con otros. Y si se te descuenta una entrada para favorecer el desarrollo de la murga joven, ¿por qué al rock no se le descuentan entradas para favorecer el desarrollo del rock joven? Yo no estoy pidiendo plata para mí, porque yo de esto no vivo, porque por suerte salgo a trabajar y me va bien. No tengo necesidades económicas y no las pienso satisfacer por la banda.

Simplemente soy consciente de que hay un fenómeno cultural que está taponeado por lo que sea; no hay un Lex Luthor que no quiere que el rock se desarrolle. Es porque no hay espacios. Y es muy triste que cuando uno sale a poner el tema sobre la mesa salgan un montón de personajes resentidos a atacar mi persona, en vez de ponerse a pensar.

"¿Te odian los rockeros?", me dice la gente que me conoce. Y sí, nos odian. Nuestra sola existencia es un problema. Nosotros estamos en un cajoncito que se llama "música para pendejos de tres acordes", y cada vez que decimos algo te lo dicen. Capaz que fui irrespetuoso con ciertas personas que trabajan en eso y me hago cargo, pero hay algo que te puedo asegurar: la mayoría de las personas que hacen reseñas musicales no van a los shows. A mí me llamó mucho la atención lo que pasó y la dejé pasar, pero el tema vuelve a mí y aprovecho para contestarlo.

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"Creemos que la banda está pensada para todo el mundo". Foto: N. Paulís

La banda toca el 31 de octubre en el Teatro de VeranoBELÉN FOURMENT

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