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Tocar para 4.600 personas en plena pandemia: así fue como Love Of Lesbian hizo historia

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Love Of Lesbian. Foto: Difusión.

ENTREVISTA

El 27 de marzo, Love Of Lesbian se presentó en el Palau Sant Jordi para presentar un show sin distanciamiento que marcó un precedente. Sobre ese hito, hablaron con El País.

El 27 de marzo, la banda catalana Love Of Lesbian hizo historia. Tras un año sin recitales masivos, el grupo liderado por Santi Balmes subió al escenario del Palau Sant Jordi para demostrar que la vuelta de los shows sin distanciamiento social está cada día más cerca de ser una realidad. Aquella noche, el grupo repasó sus éxitos frente a 4.592 asistentes con tapabocas y protagonizó una prueba piloto para los científicos españoles.

“El mundo nos estaba mirando”, le dice a El País Uri Bonet, baterista de una de las bandas más populares de la escena española. “El concierto fue precedido por una tensión realmente grande. Hubo una sensación muy grande de responsabilidad que cayó sobre nuestros hombros; había mucho control y era todo lo que significa un anticoncierto”, admite.

Pero apenas se lanzaron sobre el riff inicial de “Nadie por las calles” —que grabaron en 2012 para el disco doble La noche eterna. Los días no vividos— y se disparó el pogo del público, la tensión quedó de lado. “Cuando subimos al escenario, pasamos de estar contenidos a tener una intensidad desmesurada. Al final de la primera canción ya se nos saltaban las lágrimas”, agrega.

El show fue un éxito, la noticia recorrió el mundo y los resultados de los testeos fueron más que positivos. De los casi 4.600 asistentes, solamente seis dieron positivo de coronavirus en los 14 días posteriores al show. Pero los datos son aún más alentadores: según el estudio realizado por los científicos que controlaron el show, al menos cuatro de esos seis contagios se produjeron fuera del Palau Sant Jordi

“El resultado ha sido realmente increíble y nos sentimos muy orgullosos de esto”, asegura. “Va a quedar como un hito para la banda y gracias a este concierto hay gente de Argentina, Uruguay y otros países que conoció nuestra música. Es algo que nos vamos a llevar para siempre”.

Además de la carga emotiva que representó su show en el icónico estadio de Barcelona, esa noche de finales de marzo llevó a que el grupo formado en 1997 descubriera que una parte de su repertorio adquirió un nuevo significado tras la llegada de la pandemia. “Nunca sabes a qué mundo van a parar las canciones”, le dice a El País el cantante Santi Balmes. “Canciones pasadas como ‘Allí donde solíamos gritar’ adquirieron otro color cuando las tocamos en el Sant Jordi. La gente se hacía polvo cuando la cantaba”.

Pero ese clásico del álbum 1999 (o cómo generar incendios de nieve con una lupa enfocando a la Luna), editado en 2009, no fue la única canción de Love Of Lesbian que mutó en estos tiempos. El baterista explica que “Nadie por las calles” —la canción con la que abrieron su show en Sant Jordi— se ha convertido en “una himno de la pandemia”. Lo mismo sucedió con “Si salimos de esta”, de La noche eterna. Los días no vividos, que sonó en unos cuantos supermercados españoles cuando salir a hacer las compras era todo un desafío.

Bonet habla con entusiasmo cuando se refiere al nuevo éxito de “Si salimos de esta”: “Es una canción que está hecha por una problemática muy concreta de alguien de nuestro staff y de repente se ha vuelto universal y cobró una vida alucinante”. De inmediato, Balmes toma la posta: “Es una cuestión un poco mágica pero si eres honesto, acabas acertando, de una manera u otra. Si el producto es honesto, una canción funciona como esa tienda de vinos que siempre está ahí, en la vuelta; sabes que en algún momento te vas a llevar una botella”.

Pero el concierto del 27 de marzo no es la única noticia positiva para Love Of Lesbian. A mediados de abril lanzaron V.E.H.N. (Viaje épico hacia la nada), su primer álbum en seis años, que llegó al número uno de las listas españolas.

Los catalanes apostaron por un sonido crudo y con mayor presencia de guitarras y reverbs para presentar un repertorio que inicia con una mirada oscura y de autocuestionamientos y que, a medida que avanzan las canciones, se transforma en un viaje esperanzador. “Con una frase hundida quizás reflotaré”, canta Balmes sobre el final. Como lo demostraron en Sant Jordi, para eso sirve la música.

V.E.H.N. (Viaje épico hacia la nada)  abre con un sonido crudo y una letra oscura, inspirada en la muerte de un amigo. Sin embargo, sobre el final llega "El paso", que presenta una mirada más luminosa que incluye la frase: "Con una frase hundida quizás reflotaré". ¿Cómo fue el trabajo del álbum?

Santi Balmes (S.B.): V.E.H.N. es un viaje iniciático y es toda una serie de canciones que pasan en un mismo momento de tu vida pero que les pones un orden para que sean más comprensibles. Pasan por la desesperación y la tristeza más absoluta, pero la esperanza poco a poco va ganando terreno hasta llegar a "El paso", que es la luminosidad final. Ojalá en el siguiente trabajo podamos ir hacia la luz desde un inicio; sería mágico porque ha sido una época complicada para nosotros, en la cual nos hemos sentido frustrados antes de la pandemia: tuvimos problemas legales y casi nos hemos metido en un pleito. Eso nos dejó muy desesperados, pero creo que todo eso ha quedado atrás.

—Lo interesante de haber cantado "Con una frase hundida quizás reflotaré" es que queda muy claro que la música funciona como un refugio emocional, y eso queda confirmado en estos tiempos de pandemia. ¿Cómo lo evalúan?

S.B.: Es la búsqueda de la catarsis. Lo interesante es que tú puedes estar escuchando música muy alegre y cuando acabas te sientes fatal; en cambio, cuando escuchas canciones muy tristes, te pueden dar el efecto contrario y acabas diciendo: "Estoy bien, me he curado". Es como la película 1984, que muestra a una sociedad claustrofóbica, pero cuando acabas de verla todo eso que te parecía malo de tu sociedad te hace notar que en realidad no estás tan mal. "Con una frase hundida quizás reflotaré" habla del efecto curativo de la música.

—En canciones como "Cosmos (Antisistema Solar)" y "Crisálida" se le da bastante espacio al autocuestionamiento. ¿Cómo surge el interés por ese abordaje? ¿Ha sido sanador?

Uri Bonet (U.B.): Sí, ciertamente. Hemos pasado una etapa colectiva en la que ha sido muy complicado ser catalán en este país, como lo está siendo vivir en Colombia o Chile. No es fácil, pero tenemos la gran suerte de que la música para nosotros es un psicoanálisis y nos permite sacar toda nuestra rabia. Y eso queda plasmado en el disco, porque empieza con un enfado terrible, y no solo con la letra, sino con la producción, que es muy oscura y ochentera. Para V.E.H.N. hemos vuelto a lo que escuchábamos cuando éramos jóvenes; nuestro viaje ha sido oscuro, tenso y de muchas adversidades, pero también tiene un punto de esperanza.

—Su show en el Palau Sant Jordi fue un hito en su trayectoria. ¿Esa instancia les permitió hacer una pausa para mirar el camino recorrido? ¿Qué balance hacen de estos casi 25 años de música?

S.B.: Sí, por supuesto. Nosotros seguimos alucinando, porque la banda tiene una dimensión internacional, pero nosotros nos seguimos viendo como los chicos de la Calle del Río que ensayaban en su pueblo cuando eran jóvenes porque en su pueblo no había mucha más cosa para hacer. Te das cuenta de que lo local acaba de ser universal, y esa es la gran regla que se acaba cumpliendo: si lo que sale de tu micromundo es auténtico, acaba impactando en el resto del planeta. 

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