LA PROPIA DISCOTECA
Una columna dedicada a mostrar un canon personal de la música popular.
Después de unos cuantos años silenciado, el rock uruguayo se desperezó con el grito dark de un puñado de adolescentes. Y no sólo por eso Tango que me hiciste mal es una obra fundamental de la música nacional.
Influenciado por el rock español y el pospunk británico, el primer disco de Los Estómagos sigue siendo una rareza: es increíble pensar que en el Montevideo de 1985, alguien pudo hacer una obra así de hermosa, desolada y moderna. Se hizo y se convirtió en la piedra fundamental de lo que vendría después. Es parte además de un lote interesante de discos debut de esos años en el que habría que incluir Montevideo agoniza de Los Traidores de 1986, y dos de 1987, Visitantes de Zero y Vicios materiales de Neoh 23.
Pero Tango que me hiciste mal es otra cosa, quizás por la novedosa combinación de la guitarra de Gustavo Parodi, la voz (¡tan joven!) de Gabriel Peluffo, el bajo y la sensibilidad de Fabián “El Hueso” Hernández y la batería concreta de Gustavo Marriot. Incluso dentro de un limitado campo de acción hay lugar para cosas tan distintas como “Fuera de control”, “Torturador”, “En ningún lugar”, “Ídolos” y “Areanistán”. Más allá de la precariedad de los recursos con los que habrá sido grabado (el trabajo del ingeniero Darío Ribeiro es estupendo), tiene el sonido del tocadiscos barato del cuarto de un adolescente que por primera vez sentía que alguien le estaba cantando. Y contra eso no hay quien pueda.
Un clásico fundamental de una gran generación de la música uruguaya.