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Talento y seducción española

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Pablo Alborán en Montevideo. Foto: Darwin Borrelli

A pesar de los trabajos que se han hecho para mejorarla, la acústica del Palacio Peñarol aún es un debe del lugar y eso carga un espectáculo con un peso extra.

Pablo Alborán y su banda, en una noche bastante fría, hicieron lo posible para que el público, que casi agotó las localidades, la pasara bien a pesar de todo. Y cumplieron, porque en esa suerte de enamoramiento que hay entre el cantante y la audiencia, difícilmente haya algo que defraude.

El español volvió con un show dedicado a recorrer sus tres discos, así que no faltó ninguno de sus clásicos. También aprovechó para presentar "Se puede amar", una de sus últimas canciones, con una buena banda de seis músicos.

Alborán, con simpatía y frescura, sabe cómo echar mano a todos sus recursos de galán: una amplia sonrisa, una mirada pícara y bailes que hicieron gritar con insistencia a su público, en general femenino pero de edades muy variadas. Los alaridos, en un lugar así, son muy molestos.

Pero más allá del juego de seducción eficaz, el español demostró con canciones que se salen del estándar del pop melódico internacional, que es un artista bueno. Tocó muy bien guitarra, piano y cajón, e intercaló cantes flamencos en los que desplegó su buena capacidad vocal, convenciendo a todos de que es mucho más que una linda cara.

Pablo Alborán [***]

Gira: "Tour Terral". Duración: dos horas. Dónde: Palacio Peñarol. Cuándo: Jueves 2 de junio.

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Pablo Alborán en Montevideo. Foto: Darwin Borrelli

CRÍTICA - MÚSICA

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