LA PROPIA DISCOTECA

Cada mañana de domingo, el paseo por la feria de Tristán Narvaja llega acompañado de un nuevo descubrimiento musical. Basta con tomarse un tiempo para bucear por las bateas de los puestos de vinilos ubicados en las calles Paysandú y Cerro Largo para encontrar algún disco histórico. La parada obligatoria es la sección de ofertas del puesto de Luis Alberto.

A lo largo de los años, conocí a artistas como Frank Sinatra, Simon & Garfunkel, Dizzy Gillespie y Ella Fitzgerald pagando 50 pesos. En general, la compra se basa en nombres que reconozco o en alguna portada que me llama la atención. Ese fue el caso de Stardust, de Willie Nelson.

Una mañana de invierno, entre los vinilos de ABBA, Katunga y Mantovani, me topé con una portada que me llamó la atención. Era bastante simple, pero efectiva: una pintura de un cielo estrellado. Por encima, el nombre de Willie Nelson. Miré la contratapa y ahí estaba el artista barbudo. Pelo largo, un sombrero negro y una sonrisa. Detrás, algún valle estadounidense.

El nombre de Nelson (del que había oído hablar) y esa foto me bastaron para pagar esos 50 pesos. Apenas puse el vinilo conocí su voz, con su fraseo relajado. Una voz dulce e íntima interpretaba “Stardust”, un clásico de la canción estadounidense.

Luego llegaron “Georgia On My Mind”, “Blue Skies” y “All Of Me”, y Nelson terminó de conquistarme con esas melodías memorables. Stardust es un disco repleto de hermosos detalles musicales.

Este es un disco para encontrar a Nelson en su mejor momento y conocer 10 grandes standards. Sin dudas, un enorme descubrimiento por solo 50 pesos.