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Sonido eléctrico para alterar la paz balnearia

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Las Palmeras combinó el campo con las playas. Foto: Ripi Arruti

La cuarta edición del festival Las Palmeras sacudió a Aguas Dulces.

La población de Aguas Dulces, uno de los balnearios más lindos y tranquilos de Rocha, se remonta a pocos cientos. Y en diciembre, apenas pasada la Navidad, el movimiento turístico ya se siente pero no cómo se sentirá en enero.

Que en la cuarta edición de Las Palmeras Fiesta del Sonido hubiera entre 600 y 700 personas es mucho, no sólo para la cantidad de habitantes del lugar sino para la movida cultural que alberga durante todo el año, bastante escasa. En el departamento de Rocha se pueden encontrar proyectos artísticos, aunque tampoco abundan las propuestas.

Este año, Las Palmeras vio duplicada la convocatoria de 2014. El sábado pasado, con entrada libre y bajo una luna que apenas empezaba a menguar, quedó claro que el interior necesita este tipo de festivales culturales. Y por este tipo se debe entender uno versátil, variado, regional y capaz de promover el espíritu de la independencia y la autogestión. Durante varias horas se cruzaron en el escenario dúos alternativos, bandas incipientes, solistas electrónicas, rockeros brasileños, músicos locales y los consagrados, que en esta ocasión fueron Alberto Wolf y Los Terapeutas.

Nina, una dupla cuyo origen se divide entre el Chuy e Ismael Cortinas pero que se mueve en la órbita del colectivo independiente Estampita Records, abrió el festival en pleno día solo con una guitarra y un sintetizador portátil (kaossilator) del tamaño de un celular. Al dúo lo sucedió Días Extraños, una banda de rock emergente de Montevideo.

Luego le tocó a Phoro, proyecto solista de la buena cantante Patricia Horovitz, que cautivó al público con su voz oscura y su computadora. La montevideana actuó por primera vez en el interior y ofreció un set de canciones climáticas y profundas, alternando entre el inglés y el español, y entre diferentes estados de ánimo. Con su show ya se apreciaba lo más interesante de Las Palmeras: que además de los esperables jóvenes, en Aguas Dulces muchos adultos se acercaran a curiosear pero también a disfrutar de propuestas alternativas. Y la pasaron tan bien con la electrónica como con un repertorio de cantautora como el de Yoyo Borobia, venezolana que presentó su cálido disco homónimo.

Los locales (y anfitriones, pues Nicolás Molina es organizador de este festival) Molina y los Cósmicos brillaron cuando la noche pasaba por uno de sus mejores momentos, combinando canciones de El desencanto y El folk de la frontera, disco que será editado próximamente. Ellos dieron paso a interesantes artistas brasileños: primero al de Spangled Shore (proyecto solista de Gabriel Balbinot), un hombre orquesta muy influido por el "bluegrass" y el folk con una voz muy particular, que se ganó al público a fuerza de carisma y talento. Y luego al rock del trío Bob Shut, banda de sonido fuerte pero fresco y de letras optimistas, con elementos de la música rural norteña bien incorporados.

La mezcla de estilos y orígenes dejó los platos más fuertes y clásicos para el final. La rochense La Vaca Del Fondo, notable exponente del blues local, brindó un gran concierto para recibir al hombre que los elogió generosa y acertadamente: Alberto Wolf, que con Los Terapeutas cerró el festival. "De desesperados", "Miriam entró al Hollywood", "Yaguarón" y "Llueve" fueron algunos de los temas que interpretó (que reinterpretó, porque una versión de Mandrake nunca es igual que la otra en vivo) con talento, historias y buen humor, poniendo los últimos acordes de esta fiesta del sonido.

Concluido el festival la voz de Mandrake seguía sonando con claridad, y era muy fácil reconocerla. Al cantante se lo podía ver con su guitarra al hombro, caminando como uno más junto a los turistas de este tranquilo balneario casi rural; una imagen bien representativa de la propuesta del festival: promover la integración y la cultura, y llevar buena música lejos de Montevideo.

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Las Palmeras combinó el campo con las playas. Foto: Ripi Arruti

Música entre la arena

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