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Soledad Villamil: "El disco es parte de un proceso, vendrán otros y serán diferentes"

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Soledad Villamil

Entrevista

La actriz y cantante argentina presenta el próximo viernes su último disco, Ni antes ni después, en la Zitarrosa

Es la Natalia de Un oso rojo de Israel Adrián Caetano, la Eva de la genial serie Locas de amor, y la Irene de la oscarizada El secreto de sus ojos. Pero también es la cantante versátil que ha ido descubriendo una voz y una pluma propias, desde el tango hasta la canción más minimalista.

Con el disco que editó a fines del año pasado, Ni antes ni después, vuelve a subirse a un escenario uruguayo; el viernes próximo cierra el ciclo EllaZ en la Sala Zitarrosa con Ana Prada, y hay entradas en Tickantel y boleterías.

—¿Cómo es tu vínculo con la música uruguaya, que aparece mucho en tus canciones?

—Sí, la música uruguaya está bastante presente en mi vida y en mi repertorio. En mi vida, creo que desde la infancia, a raíz de mis padres, que escuchaban la música uruguaya de la década de 1970 como Zitarrosa o Los Olimareños; y yo seguí cultivando ese gusto.

—En el disco que venís a presentar, Ni antes ni después, aparece una canción llamada “Las rosas de Marosa”, asumo por Marosa Di Giorgio, y una inédita de Jorge Drexler. ¿Cómo te llegó ese tema?

—De la mano del productor musical del disco, Matías Cella, que trabaja con Drexler también. En realidad iba a ser un disco de canciones propias, pero él sabe que yo soy fan de Drexler y me dijo que tenía unos inéditos, que si quería escuchar alguna como para grabar, en una etapa muy inicial del disco. Y escuché “No trates de” y me gustó muchísimo, y ahí la grabamos.

—Y se acoplaba bien al resto de tus canciones.

—Sí, era muy en el estilo, en un disco que es diferente a mis discos anteriores, primero por ser todas canciones propias salvo esa; y segundo porque al ser de canciones propias, es un disco de género canción.

—Y con eso viene otra voz, que es muy diferente a la del primer disco sobre todo. ¿La quisiste trabajar de otra manera para adecuarla a estas canciones, o fue parte de un proceso de trabajo?

—Las dos cosas. Es parte de un proceso, de una búsqueda; en realidad el disco es parte de un proceso, vendrán otros y serán diferentes. Pero también quería poner bien en primer plano la canción, y dejar que mi voz narrara y contara la historia que estaba escrita. Por eso fui a algo más minimalista en la expresión... Bah, no sé si es minimalista la palabra.

Soledad Villamil
"Para siempre", del nuevo disco de Soledad Villamil

—Venían apareciendo canciones tuyas en tus otros discos, pero acá se termina de completar la cantautora. ¿Te costó soltarte a componer, o a mostrar las canciones?

—Sí. No escribir pero sí por ahí mostrarlo, quizás porque vengo de otra circunstancia, inclusive como actriz, en el sentido de estar siempre acostumbrada a decir textos de otros, a interpretar cosas que otros escribieron. En eso hay una diferencia bastante grande, o por lo menos para mí lo había. Ahora ya no lo siento así, es más fluido.

—Así como no te acotás a un estilo en este disco, en las letras vas del humor al drama. “Temporadas”, por ejemplo, tiene mucha ironía.

—Total, es una joda (se ríe). En el show hago como un pequeño stand up que tiene que ver con la saturación de ver series sin parar, porque estamos en un momento en que las series invaden nuestra cotidianidad.

—¿Ves series?

—Bastante (se ríe).

—¿Y cómo afecta esa tendencia a la televisión argentina?

—Hay un cambio grande a nivel mundial en relación a cómo se ve ficción. Acá cambió mucho, cambiaron los modos de producción, hay un momento como de transición, espero. Porque está complicado. Lo que hace que se te prenda una alarma es que también podamos producir, que no esté amenazada la producción audiovisual local, porque es muy grande el embate sobre todo de las producciones norteamericanas.

—Venías volcada a la música en los últimos años, y te reencontraste con el cine con Las grietas de Jara.

—Es verdad. Hacía bastante que no filmaba cine, había hecho una serie el año anterior que se vio por DirecTV, La casa del mar, y también hice una pequeña participación para una película que, calculo, se va a estrenar este año. Es Memorias del calabozo, que filmó Álvaro Brechner; hice de una psiquiatra que atiende a Mujica en un momento del cautiverio en que él está con síntomas psiquiátricos.

—¿Qué otras perspectivas de trabajo tenés para este año?

—Continúo presentando el disco en Argentina y Brasil, tenemos varias giras por delante. Hay un proyecto de cine que vamos a ver si se concreta; son épocas difíciles, pero ojalá salga. Y sigo escribiendo, pensando cosas; ya tengo ganas de sacar otro disco (se ríe).

—En Ni antes ni después hay “Un tema para Irene”, que supongo será la Irene de El secreto de sus ojos.

—Exactamente. En realidad yo soy medio lerda, entonces escribo y después me doy cuenta de qué estoy escribiendo. Había empezado a escribir en una situación en un andén, una despedida, y en un momento dije: ¡ah, pero esta es la despedida de El secreto! Y me gustó pensar en tener la perspectiva de ella, no tan contada, y desde mí, que le presté el cuerpo. Es raro lo que pasa con los personajes que uno hace, porque son como otros yo momentáneos, pero que quedan en uno. Son parte de la memoria biográfica.

"Es raro lo que pasa con los personajes que uno hace, porque son como otros yo momentáneos, pero que quedan en uno"

Soledad VillamilCantante y actriz

—¿Se trata sólo de prestar el cuerpo, o con algunos hay vínculos más difíciles?

—Siempre tiene un momento difícil, porque es como invocar y que el personaje tome forma, porque lees, investigás, buscás, soñás, y ese proceso a veces es más áspero y a veces más fluido. Con Irene me pasó que laburé bastante, también por un tema legal del que yo no tenía idea, era un mundo muy ajeno para mí. Cuando empezamos a filmar, empezamos por la juventud de los personajes, y cuando terminamos esa parte yo estaba re insatisfecha con lo que había hecho; me parecía muy unilateral, no me gustaba, sentía que le faltaba algo. Después vino la parte de filmar el pasado, y ahí se cerró un círculo. Apareció la mina.

—¿Has terminado películas o series con esa insatisfacción?

—Sí, pero porque soy bastante rompehuevos conmigo misma, entonces en general es más lo que no me terminó de salir que lo que sí. Cuando va pasando el tiempo, voy sintiendo que no estaba tan mal.

—¿En la música sos igual?

—Pasa con los discos, porque es como que se congela. Se queda cristalizado, y a mí todavía me cuesta y tengo que aprender a convivir con algo que queda. Hay que soltar y decir: listo, hice lo mejor que pude, y a otra cosa.

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