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Roger Waters, un activista taquillero que viene a sumar otro ladrillo a su pared

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Roger Waters en San Pablo. Foto: Fábio Tito / O Globo, GDA

Llega hoy

El británico arriba hoy a Montevideo y toca mañana en el Estadio Centenario. Quedan entradas en venta

Son poco más de las 14.30 y el panorama es pintoresco: mientras las academias de choferes entrenan a sus clientes, los montacargas y los cuatriciclos entran y salen del Estadio Centenario que, por estos días, es base de operaciones de un montón de gente, tanta como se necesita para montar el show de Roger Waters, uno de los más grandes del mundo. La afirmación es literal: pocos espectáculos requieren de tanto despliegue e infraestructura como este, que en los aspectos técnicos superará a cualquiera de las visitas internacionales que ha tenido Montevideo.

Es jueves, hay viento frío, y adentro del Centenario hay una logística que parece la de hormigas obreras levantando su estructura. Sobre la Tribuna Ámsterdam, el escenario ya está montado y hay varias personas trabajando a muchos metros de altura. Hay decenas de cascos amarillos y chalecos naranjas que van de acá para allá sobre la cancha, ya cubierta por el coverfield que llegó desde Argentina, y en la que hay filas y filas de sillas negras de plástico, que ocupan la mitad delantera del campo, es decir, el espacio destinado a los sectores vip.

Sin embargo, no se percibe un mayor estrés que, es de esperar, sí se sentirá hoy. Waters, su banda y su equipo más cercano de trabajo llegarán esta tarde a Montevideo, en un jet privado desde Buenos Aires, donde está la base desde la que el ex Pink Floyd se mueve en el tramo final de su gira. Us + Them Tour arrancó en mayo del año pasado en Estados Unidos, y el 9 de octubre se estrenó en Brasil, donde hubo ocho presentaciones (la última fue el martes). Después de la de mañana en Uruguay, la agenda de Waters y su crew marca dos paradas en La Plata, una en Santiago de Chile, una en Lima, Perú; otra en Bogotá, Colombia; y otra en San José de Costa Rica. México, con siete actuaciones, es el destino final de esta recorrida que paseó al artista por suelo estadounidense, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, España, Italia, República Checa, Hungría, Bulgaria, Croacia, Francia, Bélgica, Alemania, Austria, Portugal, Suiza, Holanda, Irlanda, Reino Unido, Polonia, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia, Latvia, Lituania y Rusia. Es mucho.

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THANK YOU FOR 3 AMAZING WEEKS....BE KIND TO EACH OTHER, BRAZIL!

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Tanto despliegue y movimiento, han hecho de "Us + Them Tour" una de las giras más taquilleras de la actualidad. En noviembre de 2017, la gira estaba entre las 10 con mayor recaudación del momento, sólo por detrás de las de Metallica y Paul McCartney, aunque todavía no ha superado a "The Wall Live", el anterior tour de Waters, uno de los cinco con mayor recaudación en toda la historia.

Con The Wall Live, Waters viajó tres años y recaudó 459 millones de dólares, quedando en la lista de Forbes, sólo por detrás del 360 Degree Tour de U2, de A Bigger Bang Tour de los Rolling Stones, y de A Head Full Of Dreams Tour de la banda Coldplay. Eso habla de su importancia para la música popular, y de su relevancia a nivel mundial.

Waters llegará hoy a Uruguay y, es cierto, esta semana ha visto cómo la riqueza artística del británico se desdibujó en función de su activismo político. El rechazo al fascismo que promulgó en cada show brasileño (llegó a pronunciarse contra Jair Bolsonaro dos minutos antes de que comenzara la veda electoral), y su postura pro Palestina y contraria a Israel, que hoy lo tendrá dando una charla con entradas agotadas en la sede del Pit - Cnt, han levantado las voces de los detractores.

La postura de Waters en el conflicto Israel - Palestina está ligada al discurso atormentado que ha atravesado tanto la lírica de Pink Floyd como sus trabajos solistas. El impacto de la muerte de su padre en la Segunda Guerra Mundial ha definido tanto su personalidad como su discurso que, con el tiempo, trasladó al escenario.

Parte de la mística de Waters tiene que ver con un grito revolucionario, guionado y que requiere de millones de dólares, luces y pantallas, pero también con unas canciones que remueven fibras íntimas desde la década de 1960 hasta ahora.

Todas esas banderas, las de la historia, el compromiso, la provocación y el espectáculo, se cruzarán en la visita de Waters, quien llega para una comunión entre nosotros, ellos, las controversias y su música.

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