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Rodrigo De la Serna: conectar con la esencia de la región a toda guitarra

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Rodrigo De la Serna

Entrevista

El actor argentino actúa esta noche en Punta del Este con su proyecto musical, Yotivenco

Rodrigo De la Serna
Rodrigo De la Serna. Foto: Difusión

Es uno de los grandes actores argentinos con una carrera que alcanza cosas buenas en televisión (Okupas y Hermanos y detectives), en cine (Diarios de motocicleta, Crónica de una fuga) y teatro (Amadeus, por ejemplo). En todos esos rubros ha conseguido distinciones incluyendo tres Martín Fierro y una nominación a los premios Bafta, de la academia británica de cine.

Desde hace años y en un perfil más bajo, De la Serna es parte de Yotivenco, un cuarteto de guitarras (que completan Juan Pablo Díaz Hermelo, Blas Alberti y Fabio Bramuglia) que ya tiene más de 12 años de vida. Allí se repasan géneros regionales en un repertorio que incluye a Alfredo Zitarrosa y Edmundo Rivero.

Esta noche, a las 21.00 en la Sala Cantegril, el Yotivenco trae su fiesta guitarrera y lunfarda a Punta del Este con entradas a 2.000 pesos. Antes De la Serna charló con El País.

—Perdón el chauvinismo pero, esas guitarras de Yotivenco son bien uruguayas.

—No sé si uruguayo...

—Zitarrosa está presente.

—Hacemos dos canciones de Zitarrosa que es un referente ineludible. Y si hablamos de patria hablamos de una patria cultural, para la cual sentimos que las divisiones políticas entre países no corresponden. Esos son intereses de algunos sectores muy puntuales que dividen políticamente una patria que es muy grande. Y en esa patria cultural, Zitarrosa es de los grandes referentes que tenemos como Atahualpa Yupanqui y tantos otros. Y de él hacemos una chamarrita ("Pa’l que se va) y una litoraleña ("Qué pena”). Si uno se para del lado oriental del río Uruguay, se dice litoraleña y del otro se le dice rasguido doble, pero la música es la misma. De los toques criollos hay diversidad por toda la región. Hacemos gatos cuyanos, un género de la cuyanía que requiere un virtuosismo, una precisión y una velocidad en la ejecución muy importantes. Hacemos tango, milonga campera...

—Es una formación clásica...

—La formación es de tres guitarras y guitarrón. El guitarrón es un invento de Roberto Grela, quien le agrega esa sexta cuerda más grave y la tímbrica y las posibilidades estéticas empiezan a ser más interesantes. Con ese formato, uno puede atravesar toda la música popular criolla. Incluso el candombe.

Rodrigo de la Serna
Rodrigo De la Serna es cantante con El Yotivenco

—¿Cómo llegó a la música?

—Siempre estuvo en mi vida. Empecé a estudiar guitarra a conciencia a los 18 años y fue un camino lento pero seguro: hasta los 23 años no había tocado guitarra para nadie, más que para mi o algo muy íntimo. Y ahí me crucé con mi amigo y hermano, Juan Pablo Díaz Hermelo y empezamos a hacer algo a dúo. Después se sumó Blas Alberti y fuimos un trío de guitarras hecho y derecho. Empezamos a ser Yotivenco en 2005. Así que tenemos un recorrido de una década y más habiendo hecho, además, amistad con muchos músicos. Muchos de ellos uruguayos: hemos tocado con el Cuarteto Ricacosa, hemos candombeado mucho con Heber Píriz quien nos enseñó mucho de candombe.

—¿Por qué se ha mantenido en el río de la Plata la tradición de la guitarra criolla?

—Ahí reside este espíritu y esta patria a la que hacíamos referencia. Es un instrumento muy noble y que llegó a los confines de ese territorio. Es a partir desde su simpleza y a la vez complejidad y posibilidades armónicas y melódicas que la música pudo desarrollarse también mucho. Todo eso está ahí adentro de esas seis cuerdas. La guitarra es una linda manera de conectar con lo sagrado de las tradiciones culturales.

—Llevó la milonga a lo de Mirtha Legrand...

—Tuvimos que exponernos un poco mediáticamente, por ahí aprovechando esto de que soy un actor que viene laburando en los medios hace unos cuantos años. Pasamos de tocar en lugares emblemáticos pero más pequeños en Buenos Aires a intentar llenar un teatro Astral de 1.500 personas. Y lo llenamos dos veces con esta propuesta que va a contrapelo y a contramano de lo que se impone en la industria cultural. Es una manera de resistir culturalmente.

—Hay algo muy histriónico en tu papel en Yotivenco. ¿Aflora su faceta de actor?

—Sí. No lo puedo evitar. El actor se pone al servicio de la interpretación de estos textos y de esas atmósferas y uno las intenta evocar no solo vocalmente sino también con el cuerpo y el espíritu ahí en el escenario.Y el actor también aparece como maestro de ceremonias. Hay mucho humor en el espectáculo.

—¿Sigo vivo el lunfardo en Buenos Aires?

—Es una lengua viva. Por ahí hay lunfardos más antiguos, pero cada ciudad y cada barrio tiene su propio lunfardo. Es a la vez destruir la lengua española pero también enriquecerla a la vez.

—Ritmos regionales, arreglos de guitarra, el uso del lunfardo. ¿Hay una actitud de militancia cultural en Yotivenco?

—De resistencia cultural, puede ser, a lo que se impone.

—Su carrera actoral es bastante personal.

—El tema es no traicionarse a sí mismo. Si uno tiene necesidad de ir por un camino o por otro, no tengo prejuicios a se nivel. Uno se enferma y empieza a perder espíritu cuando se traiciona a sí mismo. Trato de ser lo más coherente conmigo mismo.

El actor

Lo difícil que es entrar en la cabeza de un jesuita

En 2015, Rodrigo de la Serna —quien había interpretado personajes históricos en Diarios de motocicleta (era Alberto Granado, el amigo del Che) y San Martín: el cruce de los Andes (era el héroe)— interpretó a un sacerdote llamado Jorge Mario Bergoglio, que con el tiempo sería el papa Francisco en Llamame Francisco (está en Netflix como una miniserie de cuatro capítulos, y se acaba de ver en Canal 10 con el nombre Francisco, el Papa del pueblo).

“Esa fue la experiencia más difícil de mi vida a nivel profesional”, le cuenta De la Serna a El País. “Es muy difícil acceder a la cabeza de un jesuita. Ea es una tarea muy complicada. El nivel de bibliografía y de acceso a conocimiento que tienen es algo que es muy difícil de imaginar, y por más que uno haga fuerza es imposible acceder a ese nivel de conocimiento. Eso solo, y después que es el líder la religión más popular y poderosa de Occidente y es un hombre que está vivo y en plenas funciones. Cuando uno hace un personaje histórico es más difícil, porque tiene que tener un compromiso con lo histórico, no solo con lo interpretativo o lo estético. Hay que saber posicionarse históricamente y por ahí opinar algo. Y Francisco está vivo y en plena función y eso lo hace más difícil todavía”.

El próximo estreno para De la Serna es Yucatán, una comedia que lo vuelve a unir con el actor Luis Tosar y el guionista Jorge Guerricaechevarría, con quien estuvo en Cien años de perdón.

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