La propia Discoteca

Un canon personal y musical de algunos discos fundamentales. Hoy: Scarecrow de John Mellencamp

A mitad de camino entre Bryan Adams y Bruce Springsteen (aunque más cerca del jefe que del canadiense), John Cougar Mellencamp tuvo un éxito rutilante en la década de 1980. Scarecrow fue la certificación de su popularidad, su talento, su inquietud social y su capacidad para hacer un pop de raíz country rock que atendiera a un público masivo.

El sonido rotundo de la batería (a cargo de Kenny Aronoff) le da un aire contagioso incluso a canciones u201cenojadasu201d como u201cSmall Townu201d, u201cThe Face of The Nationu201d (que tiene un aire raro a lo Joe Jackson) o u201cJustice and Independence u201885u201d, a himnos como u201cYouu2019ve Got to Stand for Somethinu2019u201d y, sobre todo a las más festivas como u201cLonely Olu2019 Nightu201d y u201cR.O.C.K. in the U.S.A.u201d. También hay notas más baladísticas como u201cMinutes to Memoriesu201d y u201cBetween a Laugh and a Tearu201d.

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Es un disco de rock que sintetiza mucho del espíritu de su época, los mediados de la década de 1980, con sus crónicas de la América profunda, una celebración de la música de su país, una denuncia de algunas intolerancias y diferencias y, principalmente, las ganas de pasar un rato bailando con la novia de toda la vida.

La influencia de Mellencamp, que nació en 1961 y aún sigue en actividad, se ha hecho sentir en artistas como Kid Rock y mucho cantautor rockero con conciencia de clase que surgió después. Y se volvió con esas armas, un referente del rock americano para una generación.