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El rock y las banderas se mezclan con el ruido del mar

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Once Tiros. Foto: Mika Álvarez

Crónica del show de Once Tiros y Trotsky Vengarán en el Club Los Titanes La Tuna.

Cualquier vecino sabe indicar dónde queda el Club Los Titanes La Tuna, y nunca hay que conducir demasiado para llegar: cuando se termine esta calle hay que hacer "una vueltita", dice una señora, y después de esa vueltita aparece el club. Luego dará la sensación de que, yendo más allá o más acá en este balneario todavía agreste y tan encantador, silencioso y oscuro, el club siempre estará al doblar cualquier esquina.

Entre el restaurant, el complejo en sí, el gimnasio y las maquinitas donde juegan niños y adolescentes, la instalación del club ocupa la mayor parte de una manzana que, de alguna manera, oficia de centro de Los Titanes. Y a una hora de empezar el show que darán Once Tiros y Trotsky Vengarán, todo está demasiado tranquilo.

Las puertas ya abrieron y por allí rondan apenas unos grupos de muchachos. Hay un ómnibus y una barra un poco más grande que canta para aguantar la espera y hay muchísimos autos, aparcados y deshabitados. Hay un enorme puesto con remeras de grupos de acá y de allá, esperando para venderle algo a un público que de momento, no se ve.

La tranquilidad es absoluta y los vecinos que están cenando afuera en las inmediaciones del club la disfrutan, también en tranquilidad y en silencio.

Para cuando empiece el show, una hora más tarde, el gimnasio que tuvo que ser arreglado tras los daños sufridos en el último temporal de 2016, está prácticamente lleno. Hay, sí, un ambiente familiar que era esperable (se ven señores mayores y también niños pequeños), pero más que nada hay un público de entre 15 y 40 años dispuesto a vivir una inusual noche de rock en la Costa de Oro. Inusual porque un cruce entre bandas como Once Tiros y Trotsky Vengarán, a priori diferentes, parece que sólo se puede dar en un festival. Siempre hay una excepción que rompe la regla.

Y la excepción se mantiene durante las tres horas de recital, porque aunque al principio se lanzaban algún grito cruzado, los públicos de Once Tiros y Trotsky Vengarán se mantienen fusionados hasta el final: el pogo tiene siempre el mismo tamaño, las banderas —había de Peñarol y Nacional, de varias bandas, de Minas, Paysandú y Maldonado— ondean siempre fueran para apoyar a uno y otro y casi al cierre de la noche, Guillermo Peluffo agradece, nobleza obliga, el respeto.

Es que si las bandas están apostando cada vez más a cruzarse para llegar a otras audiencias sin hacer caso a sus aparentes diferencias, lo lógico sería que sus seguidores lo tomaran de esa manera.

En Los Titanes se sintió así, y estuvo muy bueno.

Con "Lágrima azul" rompió la espera Once Tiros, que abrió el show con su arrolladora energía de siempre. Es una de las mejores bandas de rock uruguayo en vivo por varios factores: suenan siempre muy bien, han armado un repertorio de canciones que combina éxitos masivos como "El globo" o "Bisturí" con otros temas que su propio público convirtió en éxitos, como "Look cool" o "Tu postura" (ni siquiera faltó el invitado de siempre, Gabriel Soria para hacer su participación en "Mal de karma"), y Pablo Silvera, que no para de saltar de un lado a otro, hace que nadie se quede quieto.

Si no puede ver el video, haga click aquí.

Hubo tiempo también para probar en vivo algunas canciones del disco nuevo, Bunker, que van a presentar en mayo en el Teatro de Verano (el resultado fue más que bueno), e incluso para corear el estribillo de "192 Manga", uno de los temas que Trotsky Vengarán haría un rato más tarde —con el guitarrista de los Tiros, Bruno Andreu, haciendo un coro espontáneo—, cuando la noche se estaba poniendo más fría, cuando los panchos y las hamburguesas (el menú típico de cualquier club deportivo y social) se iban terminando.

La pausa, bastante moderada entre toque y toque, fue un buen momento para descansar las piernas y alimentarse.

Peluffo y los suyos, con Michel Illa de invitado en algunas canciones, apelaron también a los éxitos de su repertorio y mecharon varios temas de Relajo pero con orden. A dos guitarras, suplieron muy bien la ausencia del banjo cuando hicieron "Patas cortas", un buen momento de una noche bastante agitada, una noche de esas en las que una se cruza con un punk adolescente (cresta, campera de cuero, todo el look) y piensa que no todo está perdido. Para cuando terminó "Do you love me?", los vecinos ya habían apagado las luces y el balneario estaba otra vez en calma.

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Once Tiros. Foto: Mika Álvarez

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