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El cantante editó VIDA, un álbum que está entre hits e inéditos

Luis Fonsi avisa en sus redes que está u201clisto para que conozcan mi VIDA enterau201d, junto a una foto en la que se lo ve caminando por Nueva York, de día, con un canchero look invernal. Le habla a sus seguidores (son 8.2 millones en Instagram, y el uno por ciento le dará like a esa publicación) en plena campaña de su nuevo álbum, editado el viernes y ya reconocido como disco de doble diamante por sus ventas en Estados Unidos.

Hace un rato que en la vida de Fonsi u2014la realu2014 todo se mide así, a gran escala: son millones los fanáticos, las ventas, los seguidores, los dólares que recauda. Y mucho de eso tiene que ver con u201cDespacitou201d, el tema que sacó hace dos años junto con su compatriota Daddy Yankee, y que al momento de esta nota tiene más de 5.938 millones en YouTube.

Que u201cDespacitou201d haya hecho todo ese recorrido en solitario y que recién ahora tenga un disco que le sirve de contexto y, además, de respaldo físico, habla de la transición que está viviendo la industria discográfica. El mercado está cambiando pero todavía sus movimientos ondulantes son impredecibles, y para sellos y artistas, surfear las olas no es tarea sencilla.

En VIDA, que tiene 15 temas en total, está u201cDespacitou201d en sus dos versiones, la original con Daddy Yankee y el remix junto con Justin Bieber, quien tuvo mucho que ver con la trascendencia mundial del tema. Y hay otros éxitos de Fonsi de las últimas temporadas: las pegadizas u201cÉchame la culpau201d con Demi Lovato y u201cCalypsou201d con Stefflon Don (además del remix), u201cImposibleu201d con Ozuna, y su último single, u201cSolau201d (también con versión en inglés) que abre el disco. Todas habían sido editadas como simples y todas tienen su correspondiente videoclip.

También está u201cApaga la luzu201d, que mostró cuando se presentó en el Centro de Espectáculos Landia el año pasado, y que sigue en la línea de hits movidos que mezclan lo urbano con una cantidad de influencias. En VIDA, todo eso se combina con lo que Fonsi bien sabe hacer, con lo que se abrió camino: las baladas de estribillos intensamente melodramáticos ideales para musicalizar telenovelas argentinas. u201cLe pido al cielou201d (muy en plan u201cNo me doy por vencidou201d, una de sus baladas más conocidas), u201cDime que no te irásu201d e incluso u201cAhí estás túu201d, que compuso para su hijo y es distinta a las otras, ocupan este lugar.

De ahí que la quincena de temas represente las distintas facetas de Fonsi como cantante, que además sigue probando alternativas que le permitan confirmar un presente sólido de solista todo terreno. u201cSolau201d, por ejemplo, es un mid-tempo que va en la línea de minimalismo techno al que recurren algunas figuras pop de hoy. No está muy lejos del u201cShape of Youu201d de Ed Sheeran o del u201cIDGAFu201d de Dua Lipa. En ese plan también se apunta la acústica u201cPoco a pocou201d.

Y después hay otro grupo, en el que se encuentran u201cTanto para nadau201d o u201cMás fuerte que you201d, que mantienen una estética sonora del pop latino de décadas pasadas, y le permiten a Fonsi seguir tendiendo puentes entre sus públicos, el nuevo de la onda reguetonera-urbana y el de antes, más romántico y de los lentos.

Todas las canciones, más allá de que aborden el pop de distintas maneras, se encuentran en la poesía amorosa (no necesariamente romántica), que tiene ribetes tanto filiales como sensuales/sexuales.

Fonsi ha dicho que este es el disco más importante de su vida, y tiene sentido cuando es lo que le ofrece al mundo después de semejante éxito. Pero el álbum está a la altura de lo que podía esperarse de un cantante que ha sabido cómo combinar su capacidad con buenos aliados (detrás del disco están los mismos productores de u201cDespacitou201d, Mauricio Rengifo y Andrés Torres), y con lo que está de moda. El equilibrio ha sido clave en Fonsi y es la columna vertebral de este disco, que tanto sirve para bailar como para llorar por algún desamor. Ese es un talento.