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Un repaso a la influencia de Amy Winehouse, que hoy va a ser celebrada en La Trastienda

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Amy Winehouse. Foto: Getty Images.

ENTREVISTA

Esta noche el grupo No Rehab Band celebra el legado de Amy Winehouse en La Trastienda, y aprovechamos la oportunidad para repasar la obra de la cantante y hablar con uno de sus guitarrista, Robin Banerjee

Dos discos alcanzaron para que Amy Winehouse se ganara un lugar en la historia de la música. Esa voz propia y el anhelado reconocimiento mundial que a algunos les lleva una vida, le llegó a los 23 años con Back to Black (2006), un álbum que abría con “Rehab”, y su honestidad para abordar sus excesos, su resistencia a tratarlos y el dolor que causa el final de una relación. Con arreglos que perfectamente podrían haber formado parte de cualquier disco de Motown en los 60 (sección de vientos soul, órgano vintage y un ritmo retro e irresistible) junto a la inolvidable voz de Winehouse (donde dialogan la dulzura de Ella Fitzgerald y lo sombrío de Nina Simone), la figura de la británica no tardó en recorrer el mundo e influenciar a un montón de músicos.

La honestidad brutal como combustible creativo -con una vida inseparable de su obra- fue una constante en aquel disco, que lleva vendidas más de 12 millones de copias. Eso se puede confirmar en las letras de “Back to Black”, “You Know I’m No Good” (con una línea de bajo inolvidable) y “Wake Up Alone”. Lo que terminó de consolidarla como una de las artistas más recordadas de lo que va del siglo XXI fue su imagen única: un peinado de colmena, el uso del delineador para generar el efecto de ojos de gata, un piercing y varios tatuajes en sus brazos. Una imagen de frontwoman independiente que impuso un sonido y una estética vintage cuando las referentes eran Beyoncé, Rihanna, Fergie y Shakira.

A medida que Winehouse empezó a ganar premios y a recorrer el mundo con su mezcla de jazz, soul, R&B y reggae, los vicios fueron opacando su talento. Lo que había comenzado como una letra ocurrente en “Rehab” se terminó volviendo una preocupación: el abuso de alcohol y de drogas empezó a dominar su imagen pública y sus fotografías dominaban los tabloides y su declive se fue transformando en un negocio hasta su muerte en 2011, por sobredosis de alcohol. Tenía 27 años.

Pero antes de que se apagara esa estrella, y de que Winehouse entrara al “club de los 27” junto a estrellas del rock como Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison y Kurt Cobain, la cantante de “You Know I’m No Good” tuvo el tiempo suficiente para convertirse en la referente de una generación, en especial las mujeres que crecieron a comienzos de siglo.

Además de adoptar su imagen como una insignia -se la puede encontrar en varias camisetas, pegotines y hasta materas-, numerosas cantantes quisieron homenajear a la británica, y no sorprende encontrarse a cantantes de bares versionar sus canciones o adoptar su fraseo para mantener su legado vivo.

no rehab band

Amy Winehouse Experience

El grupo argentino No Rehab Band, liderado por la cantante María Barceló, es uno de los tantos grupos tributo alrededor del mundo que busca llevar el espíritu de Amy Winehouse a los escenarios. Sin embargo, cuentan con un elemento único: su formación incluye a Robin Banerjee, el guitarrista que formó parte de la banda soporte de Winehouse entre 2006 y finales del 2007, cuando la cantante se convirtió en una superestrella. Esta noche, los argentinos se presetarán en La Trastienda con el espectáculo Amy Experience.

“Recuerdo a Amy como una hermana y una amiga”, dice Banerjee a El País. “Fue bendecida con el milagro de la música y tenía una voz única y eterna”, continúa. El guitarrista, quien además de acompañarla en sus recitales grabó en “Valerie”, “Cupid” y “Monkey Man”, adelanta que esta noche van a interpretar 20 canciones con “máximo respeto”.

El músico participó de I Told You I Was Trouble, un DVD de 2007 que muestra a la guitarra de Banerjee (definida por su gran manejo del jazz y del ska) en su mejor momento: basta con ver su solo en “Cherry”. El músico recuerda que esa noche Elton John pasó por el camarín para decirle a Amy iba a ser una superestrella. “Fue increíble”, recuerda.

Para el músico, el show que Winehouse dio en el festival Lollapalooza para cerrar la gira de Back to Black en 2007 se convirtió en el momento más memorable de su etapa con ella. “No sabíamos que Amy era tan popular en Estados Unidos”, dice.

Banejree y todos los que acompañaron a Winehouse durante la gira sabían de sus problemas. “Vimos que estaba pasando por un momento difícil y estábamos tratando de ayudarla”, dice. “Una vez charlé con ella y me dijo que el único momento en que se sentía feliz era sobre el escenario. Por eso queríamos tocar para traerle felicidad a su vida”.

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