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El regreso de los nuevos sonidos

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Foto: Commons

Fiestas, DJ’s de acá y alllá, artistas y nuevas apuestas impulsan a la movida electrónica en Montevideo.

Antes, hacías una fiesta y si venían 500 personas era tremendo éxito. Ahora meten 5.000 personas como si nada”. La apreciación es de Hernán González, un músico con años de trayectoria en el medio con el pseudónimo artístico Cooptrol.

Lo que dice Cooptrol es palpable en el ambiente: la música electrónica vive un repunte en convocatoria actualmente, con fiestas y presentaciones de DJs y artistas que llevan miles de personas y sostienen a boliches y proyectos.

Crobar Be Techno arrancó hace un año, trayendo a al DJ francés Julian Jeweil. Luciano Garrido, uno de los socios al frente del boliche —que también trajo al alemán Boris Brejcha a Kibón hace poco— es otro que constata que hay mucha más demanda de cultura electrónica hoy en día. De acuerdo a su visión, se trata de una tendencia internacional a la que se Uruguay se está almoldando.

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Montevideo, además de ser una ciudad “plenera” y rockera, empieza también a ser electrónica. Ya no es solo Punta del Este, que durante años fue el epicentro —principalmente durante el verano, eso sí— de lo más rutilante de la música y cultura electrónica.

Resta ver si la movida, esta vez, se va a consolidar definitivamente como una de las más convocantes.

Porque hasta ahora, la cultura formada en torno a estilos como house, techno y trance —entre varios— ha vivido ciclos de auges y caídas. DJ Koolt, otro que tiene años de historia en esta cultura, dice que la música electrónica nunca dejó de estar. “Esto ya pasó antes ¿eh? Subió, bajó, volvió a subir, volvió a bajar... Estos ciclos los vengo viendo desde hace, no sé, fines de los 80. La diferencia, me parece, es que tal vez ahora subió mucho más alto que cualquier otra vez”.

Según Koolt, Internet cambió sustancialmente el panorama: “Antes tenías que ser más entendido. Ahora cualquiera se entera enseguida de lo que quiera en cuanto a música”. Koolt (que figura como Eduardo Cardozo en la cédula de identidad) es uno de los fundadores de Phonoteque, uno de los boliches que aglutina a los seguidores de la música electrónica todos los sábados en Montevideo.

Él afirma que la constancia y permanencia de Phonotheque —el boliche abrió en 2013— es esencial para la consolidación de la movida electrónica en la ciudad. “Cuando abrimos, no había lugares que tuvieran una oferta fija de música electrónica. Lo que hizo Phonotheque, dice, fue “ordenar” la oferta. Con todo, añade, el lugar sigue siendo bastante under, con un público más del palo y no tanto a los recién llegados. “Por y para DJ’s”: así resume Koolt la filosofía que transmite el boliche.

Pero no siempre se necesita tener un lugar fijo para hacerse un nombre en esta movida. Los electrónicos, tal vez más que otros grupos, parecen más adaptables a las circunstancias y la disponibilidad de espacios.

Laly Brum, productora de The Warehouse y del más novel proyecto Pulse, empezó junto a sus socios —Alejo Fernández, Emiliano Zapata y Claudio Fernández— organizando fiestas en lugares no tradicionales, que cambiaban según la ocasión. Eso fue hace tres años. “La primera fiesta que hicimos fue en un galpón de mi familia. En esa época, lo único que había era Phonotheque. Ese primer concepto —una fiesta en una fábrica abandonada— explotó. Con Warehouse y con La Terraza (otro proyecto reciente), la escena empezó a renacer, porque vieron que lo que hicimos funcionó. Y como éramos productores sin mucha experiencia pero habíamos logrado buenos resultados, eso alentó a otros a sumarse”.

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Para ella, otro factor que explica este auge tiene más que ver con un cambio de gustos en el público en general: “Más allá de la falta de propuestas antes, ese año —el 2014— fue uno de cambios. Este auge nace más o menos al mismo tiempo que despegaron Rombai y Márama. Esas cosas no tienen nada que ver entre sí, pero para mí fue un año de cambios en general”.

Pero aunque la cultura electrónica y la cumbia cheta no tengan nada que ver, como dice Brum, sí hay un trasiego de públicos entre una movida y otra. “Hay un montón de gente que antes escuchaba cumbia y ahora viene a las fiestas electrónicas, sin duda. Eso era impensado antes. Pero también era impensable que una fiesta electrónica pudiera llevar entre 2.000 y 5.000 personas. Y eso hoy ocurre”, comenta Brum.
Cooptrol dice algo similar: “La cultura electrónica siempre fue muy inclusiva. Yo veo que sigue llegando gente a la escena, gente muy joven, que por ahí no tiene idea de la música electrónica, teenagers que vienen de los bailes de cumbia y se suman. Y el que llega, luego no se va más”.

Además, señala otro elemento esencial en el repunte de la movida: la entrada de dinero. “Eso no había ocurrido antes. Y eso, a los que veníamos de antes, nos provocó una crisis. Generó toda una adaptación a una nueva manera de organizarse, de cotizarnos, de trabajar”.

Otro factor que pudo haber contribuido al auge de la música electrónica en Montevideo para Cooptrol fue la tragedia de Time Warp, el festival de música electrónica en Buenos Aires donde murieron cinco personas, entre ellas un uruguayo.

Eso provocó un previsible bajón y repliegue de la movida en Buenos Aires. La escena montevideana, entonces, adquirió un perfil más alto, lo cual además llevó a que ésta empezara a notarse un poco más a nivel internacional. “Cuando se caen los árboles grandes se empiezan a ver los chiquitos”, dice Cooptrol y menciona el caso del portal web Resident Advisor, uno de los más importantes de la cultura electrónica, que envió a un periodista para cubrir y destacar una parte de la escena electrónica en Montevideo, en particular la que se reúne en torno a Phonotheque.

Así, con muchos boliches, proyectos como Pulse —que entre otras cosas transmitirá fiestas y eventos por streaming— y fiestas, la movida electrónica parece ir hacia la definitiva consolidación en Montevideo.

El verano sigue siendo electrónico en el este

Durante muchos años, el balneario fue el imán más importante para la música importante, con boliches como Space y La Morocha, y presencias como Hernán Cattáneo, Diplo y muchos más. Desde hace cuatro años, además, empezó a funcionar OVO Night Club, un boliche que forma parte de la propuesta del Hotel Conrad, con lo que eso implica en cuanto a acceso a recursos e importancia para atraer a grandes nombres. Desde su apertura se han realizado aproximadamente 40 fiestas por temporada, con Dj como Sasha, Carl Craig, Bob Sinclair y Nick Warren, entre muchos otros, y con Dj residentes como Matías Carreño, Alana Ley, Sebastián Rodríguez y Nicolás Núñez. Según el servicio de prensa de OVO Nightclub, la temporada 2017 convocó a aproximadamente 40.000 personas en sus fiestas.

Tres presencias internacionales

BORIS BRECHJA - 3 DE JUNIO

Otro alemán, y también cultor del techno, pero bastante más joven (y tal vez más en boga) que Väth. Brechja estuvo en una fiesta producida por Crobar Be Techno en el Kibón, en la rambla de Pocitos, también con una convocatoria importante.

SVEN VÄTH - 20 DE MAYO

Uno de los padres del techno, el veterano DJ y artista alemán, estuvo en el centro de espectáculos de Parque Roosevelt Landia en una fiesta que llevó a varios miles de personas (varias fuentes consultadas para esta nota dijeron “5.000 personas).

PAUL OAKENFOLD - 7 DE JULIO

El inglés -viene de la movida de fines de los 90- ya estuvo en Punta del Este, pero ahora llegará a Montevideo para un set en La Trastienda. Oakenfold tiene una larga trayectoria que incluye colaboraciones con gente como Ice Cube y abrió shows para U2.

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Foto: Commons

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