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Pity Álvarez: "pensar, esa es la materia prima"

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"Nos estaban echando la culpa por algo que no teníamos nada que ver", cuenta. Foto: Guido Adler.

Antes de ser una figura recurrente en informativos y programas de chimentos, Pity Álvarez se hizo ídolo de masas. Antes, durante y después de sus pasajes más polémicos que lo presentaron solamente como un drogadicto, Pity Álvarez se convirtió en la voz de una generación de adolescentes sin esperanzas y sin límites en el sexo y los excesos.

Como líder de Viejas Locas, una de las bandas de rock argentino más influyente de los noventa, Pity se convirtió en un antihéroe de la clase obrera, un líder con sus defectos y virtudes. Un chico de barrio, hijo de una familia de clase media trabajadora, con un don nato para la composición sencilla pero conmovedora, que reunió a miles de personas a sus pies y las sacudió desde el escenario.

En sus momentos de máximo esplendor y en los más polémicos, Álvarez, para los ojos de muchos un rockstar llevado al extremo, estuvo pegado a esa clase. Cuando escribió "Homero", un himno rutinario que pinta a parte de la sociedad, y hoy, con más de 40 años y el placer por arreglos domésticos.

Pity atiende la llamada de El País y repite más de una vez que si nos conocemos personalmente podré darme cuenta que él no es el que los medios pintaron. En realidad, para eso basta una conversación telefónica con un hombre tranquilo, atento, simpático y más que interesante, que viene diciéndole adiós a la banda que lo hizo famoso. Viejas Locas, el de "Me gustas mucho" o "Una piba como vos", se despide, y llegará al Teatro de Verano el 17 de octubre por última vez.

—La vuelta de la banda a Uruguay fue impulsada por una campaña a través de Facebook.

—Sí, la verdad que teníamos muchas ganas de ir a Uruguay porque sabemos que la gente de ahí estaba pidiendo que vaya la banda, pero también teníamos ganas de ir. Aparte que siempre allá nos recibieron bien y nos hablaron bien. Hace mucho tiempo que estamos tratando de ir, pero no se daba.

—También estuvieron mucho tiempo sin tocar en Buenos Aires, hasta este año.

—Sí, en Capital Federal desde 2009. Estábamos como medio, no sé… (Piensa)

—¿Vetados?

—Nos estaban discriminando un poco por algo que no hicimos, nos estaban echando la culpa por algo que no teníamos nada que ver.

—¿Has sentido ese tipo de discriminación, el ser un blanco fácil al que echarle culpas?

—Sí, es fácil echarle la culpa a una persona que se la etiqueta, como me etiquetan a mí, que se creen que me estoy drogando todo el día, no sé, que estoy muy loco. Me gusta cuando me cruzo con otra gente que me ve distinto y piensa otra cosa. Ya me vas a conocer y te vas a dar cuenta que medio la exageran.

—¿Pero vos no impulsaste eso en algún momento?

—Para nada. Si algo me atrapó a mí no quiero que atrape a otra persona. Tengo todos los puertos como para decirle a los pibes qué mal te puede hacer esto, cómo podés llegar a perder el tiempo, y los uso. Lo pregono y les digo a los pibes que esto no es para todos.

—¿Perdiste tiempo?

—El tiempo es como la energía: no se pierde, se transforma, ¿viste? Tal vez vos pensás que perdiste el tiempo, que no fuiste a hacer unos trámites que tenías que hacer, pero te quedaste en tu casa pensando. Y esa es la materia prima, pensar. Yo pienso mucho. Demasiado. Creo que las personas no tienen que tener tantos signos de interrogación adentro suyo porque crean una confusión muy grande. Está bueno no saber algunas cosas. Eso es lo que creo; siempre que hablo, hablo de mi pellejo para adentro.

—En algunas entrevistas dijiste que Pity era uno y vos, Cristian, otro. Que había una diferencia.

—¿Entre Cristian y Pity? (piensa). No sé si hay mucha diferencia, porque cuando te das cuenta que el arte y la música se hace masivo, el éxito y todo eso, y se transforma en un negocio, está bien que algunos actúen y se transformen. Pero yo, no sé, puede ser que le ponga un poco más de pila que en un ensayo, pero sigo siendo siempre yo. No fabrico ningún personaje; soy así todo el día. Capaz si estás conmigo de lunes a viernes te vas a dar cuenta (se ríe) y ya no me vas a pedir una foto. Vas a querer escapar.

—¿Cuánto tiempo trabajás ahora en la música? En 2008 le dijiste a Clarín que podías trabajar por 96 horas seguidas.

—Sí, puedo trabajar 96 horas, pero a veces no tengo ganas. Trabajo cuando tengo ganas, y en realidad trabajo todos los días. Todos los días. Odio cuando cierran las ferreterías.

—¿Por qué?

—Y porque con todo lo que hago, la ferretería tiene un ducto en común. Me gusta laburar así, con cosas manuales, hacer la sala, la electricidad.

—¿En tu casa si se rompe algo lo arreglás vos?

—Mirá, tengo un alicate y un buscapolo en la mano mientras te estoy hablando. Estoy haciendo alargues para los shows.

—Cuando anunciaste esta gira despedida dijiste que querías hacerlo ahora que Viejas Locas todavía tenía prestigio y no seguir tocando hasta la decadencia. A mí me parece que Viejas Locas es una banda que ya estámás allá de ese riesgo.

—Pero yo me pongo a pensar cuando todo me va bien, porque tenés un solo camino: bajar. En cambio cuando no te va tan bien no me hago mucho problema porque sé que hay un solo camino y más abajo no puedo estar. Pongo dos arqueros más cuando estoy feliz que cuando no lo estoy, ¿entendés? Porque cuando tocaste fondo lo único que te queda es ir para arriba, y cuando estás en el cielo lo único que te queda es bajar un poquito.

—¿Ahora dónde estás?

—Y ahora estamos aterrizando, pero todavía por arriba de las nubes. No se ve que estamos bajando. Esta despedida va a durar un rato, porque así como vamos a tocar a Uruguay y tocamos por la Argentina queremos, a otra gente que nos hizo la primera, ir a decirles chau.

—Después de Viejas Locas, ¿tenés algún plan?

—Tengo muchos planes, musicales y extramusicales. Pero eso lo estoy tomando con pinzas.

LA DESPEDIDA DE VIEJAS LOCAS.

Una banda emblemática que viene a decir: ¡adiós amigos!

Pity Álvarez vino por última vez a tocar en Montevideo con Intoxicados, banda que continuó el legado de Viejas Locas y que le permitió sumar unos cuantos hits más a su repertorio.

Su último recuerdo con Uruguay tiene que ver con el fallido "Concierto por la Paz y la Tolerancia", que iba a realizarse en 2008 y luego en 2009 (e iba a reunir atractivos como Marc Anthony, Ratones Paranoicos o Deep Purple), pero que no se concretó.

El sábado 17 de octubre a las 20:00 en el Teatro de Verano, la banda (con formación renovada a excepción de su frontman) dará el que se anuncia como su último show de este lado del Río de la Plata, y que concita la atención y el entusiasmo de tantos fanáticos que han sabido ser pacientes y aguardar por esta visita.

Fueron los seguidores de Pity y su rica historia musical los que hicieron una campaña en las redes sociales para concretar este show, y los que por la misma vía definieron el repertorio de canciones que se escuchará en el Ramón Collazo en un mes.

El setlist, cuenta Álvarez a El País, ya está definido y bien ensayado. Supera las 20 canciones y va desde clásicos como "Lo artesanal" y "Perra", a temas de Intoxicados como "Reggae para Mirta" o "Fuego".

"Nos vamos a entender perfectamente, la va a pasar bien la gente", augura Pity.

"Tenemos una escenografía muy linda y un show que está bueno. Tenemos rocanrol, baladas, muchas canciones. Y cositas locas que les metemos para darles un poco de humor, para que sean distintos", agrega el cantante.

Las entradas para la despedida de Viejas Locas, un show que promete mucho rock y también momentos de emoción, se venden solamente en Abitab y cuestan 950 pesos.

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"Nos estaban echando la culpa por algo que no teníamos nada que ver", cuenta. Foto: Guido Adler.

Viejas Locas se despide de Uruguay el 17 de octubreBELÉN FOURMENT

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