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Un pianista y sus musas: las mujeres

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Fito Páez tuvo como invitados a Rubén Rada y a Hugo Fattoruso. Foto;: A. Martínez

El músico rosarino ofreció anoche su segunda y última función en el Teatro Solís del espectáculo de piano acústico que le permite mostrar un perfil más intimista. El País asistió al primer encuentro, de casi dos horas de duración, que contó con Ruben Rada como invitado para interpretar el himno Yo vengo a ofrecer mi corazón.

Ayer el convidado fue Hugo Fattoruso. Páez logra hacer una síntesis de su carrera y de sus intereses musicales a lo largo de un recital que comienza en penumbras.

La primera canción podría interpretarse como una gentileza para Montevideo, en tanto escogió Sea de Jorge Drexler y fue la única dentro de la lista perteneciente a un autor uruguayo. Saliendo de su obra sólo cantó dos clásicos de Serú Girán, la oscura historia de Peperina y Desarma y sangra, se dio una vuelta por Brasil con Desde que samba é samba de Caetano Veloso y Gilberto Gil y encontró lucimiento con Los ejes de mi carreta de Atahualpa Yupanqui (con pasajes a capella). Los conciertos de Páez se enriquecen con estas muestras de raíz. Cuando celebra a Charly García y dice "yo vengo de ahí" contextualiza ese momento único en el tiempo y acorta la distancia con quien escucha.

Páez toca el piano con soltura, gracias a su formación clásica, y yendo por lo simple juega, entretiene, capta la atención y una vez logrado el silencio absoluto corta el clima con uno de sus misiles infalibles que ponen a todo el mundo a cantar: Un vestido y un amor, Dar es dar, Mariposa Tecknicolor, 11 y 6, Y dale alegría a mi corazón y Al lado del camino, siguen estando entre los más celebrados.

Ante la tibieza del público presente el artista reclamó mayor efusividad diciendo: "¡parecen un réquiem de Mozart, che!". Y esto recordó a cuando Calamaro se arriesgó a decir que como público de rock, el montevideano es "más amargo que el mate". Acotación al margen: la platea local podría, al menos, entrenarse para dejar de hacer palmas fuera de tiempo.

Con su espontaneidad habitual, Páez celebró la existencia de las mujeres en su vida porque "sin ellas no hubiera hecho música". Y confesó que cada vez desconfía más de las palabras, incluso de las suyas. Reveló que grabó un dúo con Paulinho Moska en Brasil y opinó que sería importante que ese país dejara de ser una isla a nivel cultural adentro de América Latina. En segundo plano quedaron sus últimos discos, Rock and Roll Revolution, del cual interpretó solamente Muchacha y Yo te amo, que quedó directamente excluido, y tal vez, reservado sólo para los conciertos eléctricos.

Esta vez no hizo ninguna canción en la guitarra y tuvo solo un cambio de vestuario.

Tampoco mencionó a La Puta Diabla, su primera novela, que estaba a la venta en el hall del teatro y sobre la cual ofreció una charla el día previo en la sala Zavala Muniz. En ese marco aseguró que "en el arte hay que poner el cuerpo" y que el texto habla "sobre el amor y la pasión", las dos cosas que más le interesan en el mundo.

SABER MÁS

FITO PAÉZ (***)

Artista: Fito Páez. Lugar: Teatro Solís. Días: Martes 3 y miércoles 4 de febrero. Repertorio: Sea, El mundo cabe en una canción, Peperina, El cuarto de al lado, Cable a tierra, 11 y 6, Yo vengo a ofrecer mi corazón, Bello abril, Y dale alegría a mi corazón, Muchacha, Los ejes de mi carrera, Detrás del muro de los lamentos, Tumbas de la gloria, Waltz for Marguie, Un vestido y un amor, Al lado del camino, Dar es dar, Buena Estrella, y otras.

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Fito Páez tuvo como invitados a Rubén Rada y a Hugo Fattoruso. Foto;: A. Martínez

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