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Perderse en las capas lisérgicas de un nuevo rock

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2016 fue el quiebre de Los Espíritus. Foto: Difusión

NOVEDADES DISCOGRÁFICAS

Los Espíritus se superan en Agua ardiente.

2016 fue el quiebre de Los Espíritus. Foto: Difusión
Los Espíritus. Foto: Difusión

La clave del tercer disco de la banda argentina del momento está, como en los grandes discos, en eso que no se puede poner en palabras. Hay algo desde el primer acorde que lo vuelve irresistible, un ritmo tribal que impulsa el movimiento de hombros y caderas, una voz suave que va definiendo la acción, un coro lisérgico que es una caricia sutil. Los sonidos, las palabras, la cadencia van construyendo un bucle infinito en el que no importa qué tan buenas o malas sean las cosas: da gusto dejarse llevar por la marea.

Con Agua ardiente, su tercer álbum, Los Espíritus terminan de consolidarse como uno de los mejores exponentes del rock argentino de hoy. Y no, no son términos hiperbólicos: esta banda indie trajo, como antes lo hizo El Mató A Un Policía Motorizado pero con un corazón que en vez de pop es de música negra, una propuesta refrescante que el público consolidó.

Como un secreto bien guardado, el sexteto vio cómo cada vez los lugares por los que se movía recibían a más y más gente, hasta que la revelación llegó a cierta masividad. Hoy, Los Espíritus llenan donde tocan, convocan por cuenta propia a cientos de personas cada vez que vienen a Uruguay, y estarán en el próximo Lollapalooza porteño.

Y "Agua ardiente" viene a ponerle un moño a esta primera parte de su historia, que se había escrito con los discos Los Espíritus y Gratitud. El diamante, ya lo suficientemente pulido, brilla más que nunca.

Como autogestores y abanderados de la movida independiente, Los Espíritus ponen una pata de este nuevo cancionero en los cuestionamientos de la clase obrera (“La rueda que mueve al mundo”, “La mirada”, “Las armas las carga el diablo”, “El viento”), y el resto en crónicas mínimas sobre la noche, el amor, la necesidad de andar.

Hay letras larguísimas y poesías breves, que marcan el paso de un disco dinámico que envuelve gracias a un buen abordaje tanto rítmico como melódico, y a capas y más capas de sonidos. La influencia uruguaya de bandas como Totem o El Kinto se hace sentir en el diálogo que mantiene la percusión con el tridente de guitarras; e incluso hay, para mantener la referencia a este lado del Río de la Plata, un par de momentos muy Mandrake Wolf, sobre todo en “Perdida en el fuego” o “Mapa vacío”.

Los Espíritus recuperan un espacio vacío que es el del buen rock and roll rioplatense con influencias del blues y la psicodelia estadounidense, una fusión que se siente de acá y es del mundo y que está hecha desde un lugar de compromiso y de admiración. Con Agua ardiente, los argentinos siguen homenajeando a sus mentores al tiempo que construyen un camino propio, que invita a sumarse al viaje. Y hay que ir tras ellos.

FICHA TÉCNICA

Agua ardiente
Los Espíritus
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