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Paty Cantú habló con El País: "Hago música para tratar de generar cambios"

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Paty Cantú. Foto: Difusión.

ENTREVISTA

La cantante mexicana habló con El País sobre "Si yo fuera tú", su colaboración con la argentina María Becerra, y analizó su búsqueda musical

De la mano de “Si yo fuera tú”, grabado junto a la cantante argentina María Becerra, la artista mexicana Paty Cantú sigue expandiendo el universo musical que comenzó en #333 y se consolidó con La Mexicana. En ese disco, publicado el año pasado, la cantante de los éxitos “Afortunadamente no eres tú” y “Cuenta pendiente” apostó por la fusión constante como la nueva cara de su obra. Y las canciones “La Mexicana”, “Cuando vuelvas” y “Hoy no” demuestran que ese camino fue un gran acierto. 

Ahora, Cantú apostó por unir los caminos del pop y del trap en una pegadiza canción que se construye sobre un valioso mensaje de autovaloración. Sobre su nueva lanzamiento y su interés por generar conciencia a través de sus letras, la cantante habló con El País.

—A finales de marzo publicaste “Si yo fuera tú”, tu colaboración con María Becerra. Allí fusionás elementos del pop y del trap para presentar un mensaje de autovaloración. ¿Cómo surge?

—Me gusta mucho combinar la parte melódica del pop con los beats del trap y del hip-pop porque me parece que es una apertura natural para el pop de muchos idiomas. Nunca entendí el shock que eso causa en la música en español, pero es algo que me gusta. Por otro lado, en mi disco La Mexicana tenía historias de despedidas como “Mírame” y “Hoy no”, pero sentía que me faltaba una conclusión. Me di cuenta de que tenía que hablar de algo que pasa en muchas despedidas —románticas y laborales—, donde te vas con la sensación de que no te agradecieron por algo y sufres por eso. Pero yo no quería sufrir, sino reírme un poco de la situación y darme la conclusión yo solita y saber lo que valgo. Mientras la escribía quise dejar una parte libre porque sabía que necesitaba una colaboración; en ese momento estaba obsesionada con “Tú me lo haces fácil”, de María Becerra, y se lo comenté a un productor. Unos días después me dijo que la conocía y que nos había organizado una videollamada porque a ella también le gustaba lo que yo hacía. A los cinco minutos decidimos que íbamos a hacer una canción juntas y le mandé “Si yo fuera tú”. Le encantó y a los tres días ya tenía la parte de María y cuando la escuché me voló la cabeza. Ella tiene melodías muy diferentes y sorpresivas y su parte era justo lo que necesitaba. La idea de la canción es que llega la mejor amiga a decir: “Tienes razón, mira lo que se perdió”; por eso dice: “Estoy más rica que el chocolate” y “Si yo fuera tú, me daría las gracias todo el tiempo”. Son frases de amor propio.

—Mencionaste que siempre te interesó la fusión del pop, y eso quedó claro en la canción “La mexicana”, donde tomás las raíces musicales de tu país para resaltar su cultura. ¿Cómo fue esa búsqueda?

—Desgraciadamente, la industria siempre estuvo acostumbrada a tener una baja expectativa sobre las mujeres en el mainstream. Con esto me refiero a: “Quiero tu fama absoluta pero las fórmulas son dos: o haces baladas o vas a la tendencia del momento; si sales de ahí peligra tu vigencia”. Pero yo quería hacer algo nuevo porque estoy haciendo una carrera y contando historias, entonces cuando me junté con dos autoras colombianas les dije: quiero meter una cumbia, una tuba, una rapera de mi país (Hispana) y una ranchera. Nadie sabía qué esperar (risas). Al final quedó una canción de agradecimiento a mi tierra donde muestro que somos el cliché que todos se imaginan, pero también mucho más. Te confieso que cuando le mostraba la canción a colegas ganadores del Grammy, quedaban confundidos y me preguntaban qué género era porque era algo que no existía. Bueno, ahora sí existe (risas).

—En “La mexicana” te dedicaste a resaltar la cultura mexicana, pero en “911”, una canción de rap grabada con West Gold, denunciaste la violencia que se vive en México. Más allá de las fusiones musicales, es muy destacable que hables de las dos caras de la sociedad.

—Totalmente. El año pasado, con los ojos puestos en el encierro, empezaron a suceder cosas que revelaban la injusticia, la brutalidad policíaca y la discriminación que venían pasando por años. Empecé a hacer canciones de protesta y las subía con guitarra y voz a mis redes sociales, y luego hablé con alguien de mi disquera para decirles que quería hacer canciones de ese estilo. Entonces me llegó esa invitación de West Gold y cada uno compuso libremente; yo hablé de la indiferencia policíaca y de los femicidios, porque he ido a las marchas del 8 de marzo en mi país y escuché cosas terribles. Era bueno atreverse a hablar del tema porque si la música no se usa para eso también, significa que somos unos huevones y unos irresponsables. Yo hago música para tratar de generar cambios, más que por los números.

—Y eso es aún más interesante, porque al principio comentaste que para tener éxito tenías que seguir una fórmula. Sin embargo, pudiste experimentar y proponer otra perspectiva en tus letras. ¿Considerás que un artista debería tomarse un tiempo para reflejar en sus canciones lo que sucede en la sociedad y ayudar a generar conciencia?

—Claro. Voy a tomar un ejemplo, y por supuesto no me estoy comparando con él porque es Dios, pero cuando era chica mi ídolo absoluto era John Lennon. Siempre me llamó la atención que John fue uno de los que inventó el pop y de repente comenzó a sacar sus cosas alternativísimas. Él usó su tiempo y dinero para protestar y hablar de cosas que importaban, y sembró un cambio que sigue vigente en el arte y en la sociedad. Entonces, una se da cuenta de que a quien tomas como referencia luego tiene algún efecto en cómo actúas. Para mí es imprescindible ser parte de la siembra, y aunque me encantaría ser parte de la cosecha ya saber que fui parte del movimiento me deja una satisfacción por haber sido honesta en mi carrera. Mis fans, que son amorosos, me han dicho que mis canciones los ha ayudado a sentirse libres, a salir del closet y hasta a darle una oportunidad más a la vida. Esas son cosas mucho más relevantes que los premios y los discos de platino. Estoy muy contenta.

Bueno, incluso se tatúan tus letras...

—¡Se las tatúan! El año pasado leí que alguien posteó: "Esta es la canción por la que no me suicidé". Era "Vuelve a respirar", que ni siquiera fue sencillo. Mi cabeza lo registró y pensé —no es que yo sea un héroe— que mi propósito es poder tocar la vida de la gente. 

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