Reseña

El solista se presentó con su banda uruguaya, el viernes pasado en Montevideo

A Claudio Taddei el público lo quiere. Al menos tiene ganas de verlo y llenó una Trastienda que, aunque con mesas, parecía multitudinaria y se acordaba de sus canciones. Tampoco es que hiciera tanto tiempo que había estado por acá.

La última vez fue en marzo, al cierre de su exposición CrHomoSónica en la peatonal Sarandí frente al Museo Torres García. En esos días también hizo unas performances de música y pintura, que mostraban a Taddei en su versión tranquila.

El viernes, cuando estuvo en La Trastienda, fue todo lo contrario. Es más, ese rock que Taddei dijo que no le veían en los 90, demostró que lo tiene y le sobra, con la misma fusión que se llevó a Suiza. Por momentos estaban los arpegios parsimoniosos en canciones como u201cCarmelitau201d o en algo más reciente como u201cYo te quiero deciru201d. Pero también estaba la energía funkera que cultivó en temas como u201cEstoy contento, nenau201d y que trasladó a sus composiciones actuales.

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Esta fue la tercera oportunidad de Taddei de presentarse con su nueva banda uruguaya. Manuel Contrera (en teclados), Mateo Ottonello (en batería), Antonino Restuccia Moreno (en bajo) y Marcos Caula (en guitarra) saben amalgamarse a la energía del músico, que hasta los salpicaba con pintura cuando iba al fondo del escenario a trabajar en un lienzo. A ellos se sumó, por dos canciones, la u201cinvitada new generationu201d u2014bromeó el anfitriónu2014 Alfonsina. Su voz suave, al punto de dulce, fue el contrapunto ideal para la tosca y grave de Taddei, e hicieron versiones para recordar de u201cConservá tu Cruzu201d y u201cBuscando el solu201d.

A eso, sumado a un Taddei alegre que bromeó con sus ambigüedades y celebró estar en escena sin bastón y a un público que bailaba en la silla, solo queda por reprocharle unos decibeles tan altos que opacaban el sonido. Pero nada más.