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Con Paco Amoroso, el rockstar bizarro que junto con Ca7riel sacude el trap argentino

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Los músicos Ca7riel y Paco Amoroso. Foto: Difusión

ENTREVISTA

Una de las duplas más interesantes de la música argentina toca hoy en el Festival La Nueva Generación, en Sala del Museo, con Bandalos Chinos, AFC y más

Impulsado por una evidente transformación de la escena musical, en 2016 nació en Córdoba el Festival La Nueva Generación, que tuvo un rápido crecimiento y el año pasado desembarcó en Uruguay. Hoy se realiza por segunda vez en Montevideo, a partir de las 14.00 en Sala del Museo (Rambla y Maciel), con dos escenarios y una cantidad de bandas rioplatenses. Estarán Prendidas Fuego, Chita, Rip Gang a través de Dillom y Muere Joven, Arquero, Eli Almic & DJ RC y AFC (todos entre el rap o el trap); Louta, más pop, y las bandas indies Perras on the Beach y Bándalos Chinos.

Y estarán, también, Ca7riel y Paco Amoroso, de las duplas más interesantes que ha dado la música argentina en el último tiempo. Lo suyo es una cosa rarísima que oscila entre el trap, la electrónica, el rock con una tendencia metalera y hasta el afrobeat, todo con un componente punk asociado a la libertad creativa.

En poco tiempo, captaron un público que trasciende edades y sectores, y desarrollaron una carrera sólida. A saber: estuvieron en el festival Buenos Aires Trap, cerrarán el año tocando en Obras en un show propio, y el de hoy será el tercer show del año que darán en Montevideo, después de un BJ Sala en febrero y de una Trastienda repleta en setiembre.

“Este último mes fue de locos”, dice al otro lado del teléfono Paco Amoroso (en realidad, Ulises Guerriero). “Yo lo disfruto y uno sueña con que le toque, pero cuando empieza a pasar que por ahí dormís dos horas o tres, y después pasás 15 horas filmando, y al otro día te levantás temprano a ensayar... Pero es lo que toca ahora”.

Esta semana, juntos pero separados lanzaron dos temas —Ca7riel estrenó “McFly” y Paco, “Coca Cola”, con videoclips que cuentan una historia única—; grabaron otro clip y se repartieron entre reuniones y entrevistas promocionales de su cierre de año en Obras.

En el medio, Paco Amoroso dice que volvió a los discos de Bob Marley, porque ahí hay “una energía relinda”, que tal vez le permite estar con los pies en la tierra. Igual, asegura, es “supertranquilo. Lo del escenario es simplemente un acto musical”.

—“Coca Cola”, tu reciente estreno, que ya vienen tocando hace tiempo, tiene una frase muy fuerte: “Si paso de moda te juro que me suicido”.

—Yo soy medio cómico y trato de meterle humor a todo. Y de la nada pasás de que no te reconozca nadie, a estar en boca de todos, entonces pasa esa cosa de que uno se pregunta: che, ¿qué pasa si un día todo esto se termina y hay que volver, no sé, a laburar en el correo, repartiendo cartas? ¿Qué pasa, cómo le afectaría eso a mi psiquis? Entonces esa frase tiene impacto, que es lo que busco siempre, pero desde un lado relajado; si ven cómo lo interpreto, también ven que le doy ese aire.

—¿Para dónde querés que vaya Paco Amoroso como creación?

—(Piensa) Mirá, ayer (por el jueves) filmamos un video nuevo que no tiene nada que ver con todo lo que venimos haciendo hasta ahora (se ríe). Porque es como una idea de la reinvención, de tratar de jugársela, ir por un lado por donde no fuimos nosotros... Van a flashear. Me parece que todavía estamos en ese camino de experimentación, de divertirnos y de tomarnos las cosas con soda para que todo sea lo más disfrutable posible. Ahora también llega el momento de hacer canciones nuevas, así que vamos a ver para dónde nos lleva.

—¿Pesa ser representante de una nueva generación?

—No. Sí empieza a llamar la atención. El año pasado nosotros tocamos a las dos de la tarde en el Nueva Generación de Córdoba, y hace un mes se hizo otra edición y tocamos en horario central antes de los Babasónicos. Y es como: ¡¿qué?! Son esas cosas en las que uno quizás no cae mucho, pero cuando empezás a ver esos indicios, te pone contento, pero te pone alerta de que es momento de trabajar fuerte y sacarle provecho a la situación.

—Hace poco cantaron en el Colón, en un homenaje a Cerati, y me sorprendió mucho escuchar tu voz sin ningún efecto. Porque más allá del autotune, vos jugás a romper la voz, al personaje, a otro acento...

—Desde el primer día que empecé a rapear, hace cuatro o cinco años, el rap era algo nuevo. Para mí 2014, 2015 fueron claves; empezó a llegar mucha información y me cambió la vida, me voló la cabeza. Y un poco siempre me gustó la cosa medio cómica y bizarra a la hora de rapear; esa pesadumbre o queja o crítica social nunca me enganchó, me gustó más la cuestión divertida. Y siempre lo tengo en cuenta, a la hora de hacer canciones: que sea algo divertido, que la gente la pase bien y a mí me da más libertad. Pero es música: hoy te sentís así, y mañana de otra manera.

—¿Te divierte que haya gente que todavía no los entienda, que no saca si lo de ustedes es en serio o un chiste?

—Si uno trata de agradarle a todo el mundo, te metés en una que no sirve. No hay que darle tanta pelota. Si hay gente que no nos entiende, bueno, pero el material está ahí, para el que le gusta. Pero sí, pasa. Mi madre, por ejemplo, no entiende nada, pero me vio cantando en el Colón y se emocionó. También está bueno hacer cosas pensando más allá de uno, tratar de tener gestos que hagan que otras generaciones pongan el ojo, y unir varios mundos.

—Has dicho que soñabas con ser un rockstar. ¿Vivir el sueño es como lo imaginabas?

—Creo que está en uno utilizar todo lo que le pasa a su favor, para ser feliz. El fin de todo es eso. Ahora sí está más fácil, porque uno ve cuánto le costaba antes todo, de poder comer a juntarme con amigos; yo antes vivía en La Boca, relejos, y estaba un poco aislado del mundo. Y la vida, si uno está bien, te va llevando por el camino correcto.

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