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“Nunca imaginé que iba a llegar tan lejos”

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Phil Collins

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El País charló con uno de los artistas más exitosos de la historia, antes de su show el 17 de marzo en el Centenario

Phil Collins
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La gira que lo trae a Montevideo se llama The Legendary Phil Collins, y más allá de que el término “leyenda” se suele usar indiscriminadamente, acá parece aplicar. Su trayectoria está fundada sobre el material con el que se construyen las leyendas: ha sido exitoso, prestigioso, amado, despreciado, y ha escrito canciones que le gustan a la gente como muy pocos lo han hecho.

Collins ya tiene más de cinco décadas de una carrera que empezó como niño actor a comienzos de la década de 1960, y siguió como baterista de una banda grande (Genesis) de la que terminó adueñándose. A comienzos de la década de 1980 inició un camino solista que aportó gran parte de sus condecoraciones: integra una tríada (con Paul McCartney y Michael Jackson) de artistas que vendieron más de 200 millones de discos con un grupo y como solista. Como quien no quiere la cosa se convirtió en una de las estrellas pop más grandes (y menos esperada) de la historia.

Buena parte de ese éxito está en las canciones, un arte al que Collins se le dio muy bien. Por nombrar solo las que va a tocar en el Estadio Centenario el 17 de marzo (el show empieza a las 19.30 con Pretenders), el show se abre con “Against All Odds”, se cierra con “Take Me Home”, y en el medio están todas: “Easy Lover”, “Another Day in Paradise”, “I Missed Again”, “Follow you, follow me”, “You Can’t Hurry Love”, “Sussudio” e “Invisible Touch”, entre otras. En los shows que ha dado en Brasil hizo el mismo set de 16 canciones en una hora y media.

Phil Collins
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Not Dead Yet, que es la misma gira que The Legendary Phil Collins aunque con otro nombre, es la primera gira de Collins en seis años. Ha tenido problemas de salud serios y, en algún momento, se mostró receloso de su etapa más gloriosa. Aquellos tiempos en los que estaba en todos lados, produciendo a Eric Clapton, haciendo giras interminables y con una fama que, por ejemplo, lo hizo tocar en el Live Aid en Londres y en Nueva York el mismo día, Concorde mediante. Eran tiempos locos que parecen bastante alejados del señor reposado que intenta hacerse entender a través de una comunicación complicada desde Río de Janeiro, hace un par de semanas, cuando estaba por empezar la porción de su gira que lo traerá a Uruguay.

—Antes que nada, la pregunta nacionalista. ¿Qué sabe de Uruguay?

—La verdad que no mucho. Nunca estuve por allí y eso lo hace aun más interesante.

—La música soul ha sido una constante en su carrera, y está muy presente en el setlist de esta gira. ¿Recuerda el primer disco de música negra que lo conmovió?

—No específicamente. Mis primeros discos deben haber sido de Atlantic Records, y ahí estaban Sam & Dave, Otis Redding...

—¿Qué encontró su generación en la música negra de los años 60?

—Para empezar, era muy diferente a la música pop inglesa, y para nostros era como un desafío poder encontrar esos discos, porque las tiendas no tenían todo lo que se estaba haciendo. No se publicaba casi nada. Así que cuando empezaron a llegar los discos de Motown, me hice con todo lo que pude aunque también me gustaba el pop inglés. Lo que pasaba era que muchas de aquellas bandas tocaban en bases militares, y ahí en las jukeboxes había mucha música negra. Ahí me enamoré por ejemplo de Motown, y empecé a comprar sus discos y conseguí armar una buena colección.

—Llamar a la gira Not Dead Yet, o sea “Aún no estoy muerto”, parece típico humor inglés. ¿Por qué no llamarla de una manera más positiva, tipo “Aún estoy vivo”?

—Es porque así es como soy yo. El humor inglés es muy especial pero sí, tenés razón: es apenas el típico humor negro inglés.

—¿Cómo eligió la música para esta gira?

—Se trata de elegir lo que se puede de la cantidad de canciones que la gente quiere escuchar. También incluimos algunas que no son tan conocidas pero que teníamos ganas de tocar. Y me hace muy feliz que a pesar de que nos pusimos viejos, la gente sigue teniendo interés por lo que hacemos

—¿Hay alguna canción que se arrepienta de haber dejado afuera de este show?

—Hay una canción del disco Both Sides que me gusta mucho, pero no podía incluir en un formato de show para grandes estadios. Es “Can’t Turn Back the Years”; es una de mis favoritas, pero no va con el tono de los recitales grandes que estamos haciendo.

—El show termina con “Take Me Home”. ¿Por qué precisamente esa?

—Siempre es un placer tocarla. Es una tradición que la toquemos al final de la velada.

—En el show hace dos canciones de Genesis, “Invisible Touch” y “Follow You, Follow Me". ¿Por qué esas?

—Elegimos solo esas dos porque Genesis aún existe, y yo creía que podíamos hacer algo interesante con esas canciones.

Show que promete

La gira The Legendary Phil Collins ya estuvo en Brasil y desde el 6 de marzo estará en México, antes de empezar la porción sudamericana de la gira. En Montevideo estará el 17 de marzo en un show que empieza a las 19.30 con los británicos Pretenders. Las entradas van de 2.310 a 11.550 y a juzgar por Red UTS quedan pocas, principalmente de las más caras.

—Estuvo sin hacer giras por seis años. ¿Qué es lo que se dio cuenta que extrañaba más de estar en la carretera? ¿Y qué es lo que más odiaba y no se acordaba?

—Por ahora no hay nada para odiar. Se trata de estar en contacto con el público que aún disfruta lo que hacemos. Hemos tenido una muy buena respuesta en Europa y en Gran Bretaña. Pero ahora la manera de hacer esto es en pequeñas dosis.

—¿Y cómo aquello que usted decía que iban a ser un par de shows, se transformó en una gira mundial?

—Es que en realidad no lo planteamos como una gira mundial. Vamos a estar unas semanas en América Latina y volvemos a casa. Hacemos algunos recitales y descansamos. La idea es no estar fuera de casa demasiado tiempo. Y además hay una diferencia entre lo que uno quiere hacer y lo que a uno lo convencen de hacer. Hasta ahora todo ha salido muy bien. 

—Cuando terminó de grabar una pieza como “In the Air Tonight”, ¿fue consciente de la magnitud de ese momento?

—Para nada. Fue una sorpresa.

—Es uno de los puntos altos del show, supongo...

—El público lo disfruta mucho.

—En todas las entrevistas, siempre están recordándole sus logros musicales y que está en la misma categoría con Paul McCartney y Michael Jackson. ¿En qué piensa cuando escuche eso sobre usted?

—Siempre me sorprende, porque nunca imaginé que iba a llegar tan lejos.

—¿Cuál considera que fue su mayor contribución al arte de tocar la batería?

—Quizás el sonido. Y el volumen.

Pretenders, un telonero prestigioso

Para muchos, la llegada de Phil Collins es un doble programa. El show comienza a las 19.30 con la actuación de Pretenders, una de las más exitosas y elogiadas bandas del pop-rock británicas.

Formada a fines de la década de 1970 por Chrissie Hynde, una expatriada estadounidense en Londres, la banda fue una de las más exitosas de su generación (a medio camino entre el punk y la new wave) con canciones como “Back in the Chain Gang”, “Brass in the Pocket”, “Don’t Get Me Wrong” y “Middle of the Road”. Todas esas van a estar en el setlist del Estadio Centenario, además de un cover de Bob Dylan (“Forever Young”) y uno de Kinks (“Stop Your Sobbing”).

Hynde es una de las grandes mujeres de la historia del rock. Ver a los Pretenders es, para muchos, una deuda generacional que el 17 de marzo va a quedar saldada.

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