Ryan Adams vuelve con el disco “Prisoner”.

La canción que abre el nuevo álbum de este rockero estadounidense lleva como título la pregunta "¿Aún me amas?" ("Do You Still Love Me?").

Obvio que le está hablando a una mujer, pero le podría estar haciendo la pregunta a un imaginario fanático suyo. Aunque seguramente tenga seguidores muy fieles, no parece que éstos sean muchos.

Seguir la discografía de Adams en función de sus ventas es como hacer un recorrido en un carrito de una montaña rusa. Un disco suyo puede llegar a entrar en el Top 10 de su país (Easy Tiger, de 2007, llegó hasta el puesto número 7, y Ryan Adams, de 2014, al cuarto), mientras que otros no llegan ni a entrar entre los 50 más vendidos. Gold, el disco de 2001, llegó apenas al puesto 59. Otros ni siquieran llegan a entrar en lista alguna. Cuando en 2015 Adams versionó íntegramente el disco 1989 de Taylor Swift, llegó una vez más al Top 10, pero venía del puesto 113 con el registro en vivo Live At The Carnegie Hall.

Esas oscilaciones probablemente sean la materia prima de las angustias de sus representantes. Un artista que tiene repercusiones tan cambiantes no debe ser nada fácil de promocionar.

Tal vez, una de las razones para los bruscos cambios en la recepción de los discos de Adams sea que se trata de un artista bastante imprevisible. Un día puede sacar un disco lleno de canciones que se acomodan sin demasiados problemas al lado de las de John Mellencamp, Tom Petty o Bruce Springsteen (como este). Y otro, puede descolgarse con un trabajo lleno de furioso y ruidoso punk en alguno de sus tantos proyectos paralelos, como por ejemplo The Finger.

Además, no para. Como si fuera un Prince del rock blanco, lleva editados tres discos como líder de la banda Whiskeytown, 16 discos como solista, 11 EP, dos discos junto a otros (Willie Nelson y Gin Wigmore) y hay ediciones especiales como Life After Deaf (una caja de 15 vinilos). En un año puede sacar tres discos distintos, como hizo en 2005. Agotador.

Prisoner aún no salió a la venta, pero ya se filtró y se trata de un álbum de rock hecho y derecho, que exhibe el considerable talento de Adams.

Expresivo cantante y dotado compositor, Adams se mueve con seguridad en ese rock cuyo sonido conjura imágenes de planicies, carreteras y boliches llenos de camioneros o trabajadores de la construcción diviertiéndose mientras toman cerveza y escuchan un solo de guitarra o de un órgano Hammond.

Nada que sacuda los cimientos del género, pero sí una muestra de que todavía hay buenas canciones para sacar con una banda de rock.

RYAN ADAMS

Disco: Prisoner

Duración: 42 minutos.

¿Está online? Todavía no, pero hay dos adelantos en Spotify.

¿Está bueno? Sí. No tanto como Easy Tiger, pero mejor que Ryan Adams.

LANZAMIENTO