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Una noche soñada que dejó huella en el público uruguayo

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The Rolling Stones en el Estadio Centenario. Foto: Nicolás Pereyra
GERARDO PEREZ PALADiNO

El show de los Rolling Stones marcó la agenda de visitas internacionales.

Parece tan distante y sin embargo, fue hace apenas 10 meses (días más, menos) que los Rolling Stones llegaron a Uruguay para tocar por primera y seguramente única vez en sus vidas. Fue hace apenas 10 meses que el rock majestuoso de esos veteranos acaparó la atención absoluta de la prensa y de miles de fanáticos, que hicieron cola durante horas, soportaron el calor y la humedad, pelearon como si fuera la última vez por una cerveza fría: todo por un encuentro con la banda de rock más grande de todos los tiempos.

La novelería empezó a principios de noviembre: el 5 se anunció la visita en conferencia y el 7 arrancó la preventa de entradas, con precios que iban hasta los 21.500 pesos. De ahí hasta febrero, al menos una vez por semana aparecía (o había que hacer aparecer) alguna novedad respecto a la llegada de Mick Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts.

Al final, aterrizaron en Montevideo el 15 de febrero y mientras bajaban del avión, posaron radiantes y simpáticos ante un grupo de fotógrafos locales. Fue el contacto más cercano que tuvieron con la prensa uruguaya, a excepción de Ron Wood, que cuando se iba y con la ventanilla semiabierta contestó un par de preguntas a las apuradas a una periodista de La Tele.

El único que tuvo cierta vida social la noche que pasó en Montevideo fue Jagger, quien primero salió a cenar y luego se fue a la casa de Fernando "Lobo" Núñez, para palpar de cerca el candombe y codearse con Ruben Rada y varios músicos locales. Esa aventura está en el registro que ofrece el documental Olé, Olé, Olé!: A Trip Across Latin America, sobre la última gira de los Stones.

Todo eso fue parte del color que rodeó a lo verdaderamente importante: el show, una cátedra de rock de esas que pocas veces se verán por aquí. Sobre un escenario monstruoso, el cuarteto con sus músicos y coristas hizo vibrar a más de 50.000 personas a las que seguramente, todavía les cueste tomar dimensión de aquella noche de apabullante calor. Recorriendo un repertorio a puro clásico, la banda tocó fuerte y bien, entre los brillos del vestuario, los contorneos de Jagger y la sonrisa diabólica pero siempre querible de Richards.

Y todo eso estuvo pasando ahí, a cuestión de metros, en vivo. Fue la noche más importante del año, una de esas en las que los sueños, como si se tratara de una película de Disney, se hacen realidad.

Otros shows.

Aunque los Stones acapararon miradas y portadas, hubo otros muy buenos recitales de artistas extranjeros, este año en Montevideo. Destacaron los que dieron John Cale y John Lydon en La Trastienda, dos artistas personalísimos y fundamentales en la historia del rock; y más acá en el tiempo el arrollador paso de Iggy Pop por el Teatro de Verano, con una vitalidad que desde las primeras canciones conquistó a los uruguayos.

Con una altísima carga emocional, Lisandro Aristimuño llenó el Auditorio del Sodre donde meses más tarde Babasónicos presentaría su último disco, Impuesto de fe, una particular revisión de sus obras con un abordaje más acústico y experimental. Lo que hizo la banda argentina estuvo muy cerca de la perfección, aunque nada se le compare a aquel 16 de febrero.

DOS TESTIMONIOS DE AQUELLA NOCHE.

Gonzalo Zipitría - De Boomerang, la banda telonera.

"Lo que más recuerdo es cuando estábamos adelante parados, mirándolos: estaba toda la gente agitando y no podíamos movernos, estábamos muertos. Pero lo disfrutamos pila, es una de las bandas que nos une al hacer música y desde todo punto de vista era histórico para nosotros".

Andrés Finozzi - De Rapsodia, el coro invitado.

"Lo de los Stones fue un golpe de suerte precioso y la posibilidad de hacernos conocidos como colectivo, de mostrar lo que hacemos y de que los coros salgan de eso under que tenían. Fue la posibilidad de que un artista local como Jorge Nasser nos convocara para un show en el Auditorio".

Los espectáculos uruguayos

NO TE VA GUSTAR. La banda pasó por el Teatro de Verano en abril para cerrar su gira Viajando sin espadas, y dio tres conciertos con entradas agotadas. El repertorio englobó 30 canciones de todos sus tiempos, el show fue pasional y Brancciari y los suyos dieron lo mejor que tienen.

BUENOS MUCHACHOS. Con lo hecho en abril, para la presentación de Nidal en el Teatro de Verano, los Buenos se superaron a sí mismos y demostraron lo lejos que están del resto del rock uruguayo. Fue un espectáculo de altísimo nivel y emoción.

CUARTETO DE NOS. El grupo hizo dos presentaciones en el Ramón Collazo en marzo, que incluyeron todos los éxitos de su segunda época y, de la primera, sólo “Bo cartero” y “Me amo”. Hubo un gran trabajo de luces, dinámica y mucha energía.

PEYOTE ASESINO La vuelta de los hiphoperos fue de lo mejor del año a nivel local por el goce general que se sintió. Fue un espectáculo contundente (en doble función), con cuidada puesta en escena que fue clave.

MONTEVIDEO SOUND CITY. La primera edición de este festival invernal hecho en el Auditorio fue exitosa. Hubo grandes toques (otra vez la rompieron los Buenos Muchachos) y una buena dinámica.

ZITARROSA 80. En el Estadio Centenario, decenas de músicos se dieron cita para honrar el legado de Alfredo Zitarrosa, completando una velada ambiciosa, elegante y bien resuelta.

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The Rolling Stones en el Estadio Centenario. Foto: Nicolás Pereyra

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