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Nick Murphy habló con El País sobre "Hotel Surrender", el disco de regreso de Chet Faker

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Nick Murphy es Chet Faker. Foto: Difusión.

ENTREVISTA

El músico australiano habló con El País sobre "Hotel Surrender", el disco que marca la vuelta de su alter ego tras el exitoso "Built On Glass", de 2014

Para finales de 2014, el australiano Nick Murphy había logrado todo lo que alguna vez soñó. Gracias a Built On Glass, el celebrado álbum debut de Chet Faker, su alter ego, tenía una canción en las listas de éxitos estadounidenses (“Gold”), estaba girando por festivales de todo el mundo y se presentó en el programa de Ellen DeGeneres. Incluso conoció a Neil Young y hasta trabajó con el productor Rick Rubin en el mítico estudio Shangri-La. Pero no era suficiente.

“El proyecto se volvió enorme y la gente me decía: ‘Seguí haciendo ese R&B chill y todos van a estar felices’, pero yo tenía 27 años y era demasiado joven. Todavía estaba aprendiendo y necesitaba descubrir quién era realmente”, le comenta a El País a través de una videollamada por Zoom. “Y es difícil encontrar tu camino cuando hay miles de personas diciendo qué tenés que hacer”.

Así que Murphy se tomó un descanso. Dejó el proyecto de Chet Faker atrás y se dedicó a buscar su personalidad. “Lo de Chet es luminoso y no requiere un compromiso del oyente, pero lo de Nick es diferente: se trata de una música brutalmente cruda, honesta y profunda. Es música para mí”, dice.

Con ese horizonte, el hombre de barba larga y acento forjado en Melbourne lanzó los discos Run Fast Sleep Naked (2019) y Music for Silence (2020), repletos de climas introspectivos, largos desarrollos instrumentales y letras reflexivas. “Esas canciones parten de un trabajo sucio: son como meterse en el petróleo para sacar lo más profundo de mí”, define.

Pero, a mediados del año pasado, sintió la necesidad de revivir a su alter ego. Llevaba unos meses grabando las canciones de Hotel Surrender en Nueva York cuando tuvo una especie de epifanía. “Vi las canciones en una playlist y dije: ‘Ah, mierda, este es un álbum de Chet Faker’. Simplemente apareció y tuve que tomar una decisión: ¿lanzo esto?”, relata. Al final, se animó.

Hotel Surrender, que está disponible en plataformas digitales, recupera todos esos climas luminosos y relajados que hicieron de Built On Glass un éxito. Y en tiempos de pandemia, el valor se multiplica. “Empecé con el concepto antes de que llegara el coronavirus, pero luego se resignificó”, menciona.

“Oh Me, Oh My”, que se construye sobre dulces arreglos de cuerda y un pulso firme pero relajado de batería que acompaña a un recitado a lo Histoire de Melody Nelson de Serge Gainsbourg, lo deja en claro. “La música es una ventana entreabierta al alma”, asegura el australiano. Sobre esta frase se construye el viaje emocional del álbum.

“La idea es que la música funciona como un antídoto para el ego y el sufrimiento con el que todos cargamos”, explica. “Hotel Surrender es un espacio en el que hacés check-in, como en cualquier hotel, y a medida que avanza el disco, te vas dando cuenta de que todos los problemas están creados en nuestras mentes. No significa que la vida no sea difícil, pero en este momento tan horrible, por suerte estamos bien. Y quiero celebrar eso con mi música”.

Como menciona en un fragmento de “Oh Me, Oh My”, Hotel Surrender busca conectar con el alma a través de 10 canciones cálidas y optimistas. “Gracias a la música puedo conectarme con un espacio tranquilo. Y es por eso que tanta gente escucha canciones: nos ayuda a procesar y a aceptarnos. Es como una terapia, y de eso quería hablar; lo más increíble es que la pandemia hizo el mensaje más significativo”.

Get High”, que se viste de un ropaje funk con algunos accesorios dignos del mítico soul del sello Atlantic —el fraseo de Murphy, un riff de piano insistente y la ambiente melancólico— se inspira en todas esas evocaciones que definieron los días de confinamiento. “Quiero sentir el sol en mi espalda, / Quiero relajarme, / Quiero superar esto, / Quiero tener una vida larga y próspera”, canta.

La luz frente a la adversidad reaparece en “Low”. “Solo porque me sienta apagado en este momento, / No significa que todo lo que tengo se haya agotado”, canta con aires bluseros. Y, como lo repite a lo largo de Hotel Surreder, la esperanza es el combustible justo para seguir encarando el intrincado camino de la vida.

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