Martes On Fire inaugura quinta temporada en Montevideo.
Hubo algo que hizo que a Francisco Fattoruso le costara adaptarse a Montevideo cuando volvió a vivir aquí, tras una década en Estados Unidos: la poca actividad cultural que hay entre domingos y jueves. Venía de una rutina de jam sessions, de encontrarse con otros músicos en algún boliche y ponerse a improvisar, a versiones, a pasarla bien y compartir.
Y para eso no había ningún día marcado. Podía ser domingo, martes, miércoles.
Cuando volvió a Uruguay comenzó a extrañar esa rutina; entonces se le ocurrió un plan. Juntar a algunos colegas, invitar a un cantante, determinar un lugar y hacer música. Así surgieron los Martes On Fire, ese ciclo que logró instalarse completamente en Montevideo y que esta semana inaugurará su quinta temporada.
"Pensé que nos iba a hacer bien tener esa especie de club, donde por un lado está la gente que va copada, porque es como una especie de fiesta; no tenés que ser músico para pasar bien. Pero los que son músicos lo ven diferente, todos se encuentran aunque no vayan a tocar, y genera un montón de cosas", explica Fattoruso a El País recordando aquel origen.
"Y siempre estuvo bueno, no paró de crecer", afirma. Eso es cierto: cada martes, Paullier y Guaná se llena. Allí están Fattoruso, Tato Bolognini, Ignacio Labrada, Pedro Alemany y Camila Sapin (ahora es la cantante oficial, antes lo fue Julieta Rada), prontos para improvisar, hacer piezas instrumentales y versionar temas de géneros muy variados, desde Bruno Mars a Jimi Hendrix.
Además, se involucran músicos que van al público, muchos que no tienen la oportunidad de tocar en un lugar así.
El 2 de febrero a las 21.30 quedará inaugurada la quinta temporada de este espectáculo (la entrada cuesta 200 pesos y se vende allí), con una novedad. "La idea es que crezca", dice Fattoruso, y por eso incorporará al saxofonista Gonzalo Levin.
Proceso.
Este año arrancó prometedor para los Martes On Fire, porque por primera vez hicieron un ciclo de verano. Fue en Medio y Medio en Portezuelo (es probable que repitan el año que viene) ante un público bien diferente al de Montevideo, e igual de exitoso. Además, contaron con otros invitados del festival: los argentinos Luis Salinas y Lisandro Aristimuño, y el brasileño Chico César.
Llegar a Medio y Medio fue una muestra más del crecimiento que ha tenido On fire, que no detuvo sus actividades incluso cuando Paullier y Guaná tuvo que cerrar sus puertas. De hecho, por esas fechas surgieron otros proyectos que de a poco se van consolidando.
Uno es la Matiné On Fire: la banda ha recibido a niños desde ocho años que están incursionando en la música, y es una experiencia muy disfrutable. "Termina siendo una cosa bastante diferente. Hay una cantidad de talento y se me pasa muy rápido", dice Fattoruso.
El otro es Rock On Fire: aunque con otra integración, funciona igual que los Martes pero se dedica exclusivamente a "los grandes temas del rock". "Es como un homenaje", comenta el bajista, que se prepara para lanzar su nuevo disco, Khronos, y para abrir el show de Snarky Puppy en marzo en el Solís.
"La música nunca para, a la gente le parece interesante porque no ve algo así y no hay ningún hueco. Siempre hay un ánimo de fiesta que sobrelleva todo", reflexiona Fattoruso, pronto para inaugurar un año más de una cita clásica.
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