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La música líquida de Kendrick Lamar

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El rapero consigue ir un poco más allá en sus exploraciones musicales. Foto: Difusión

El nuevo álbum, "untitled unmastered" estira los límites del hip hop.

Kendrick Lamar es una de esas personalidades musicales que siempre consiguen caer paradas. Aunque su música no se parezca en casi nada al pop que hoy predomina a nivel internacional, Lamar igual puede cruzar los límites que separan a su estilo del que suena en todas la radios, como cuando participó en "Bad Blood", de Taylor Swift. Tampoco dentro de su tribu, los raperos, Lamar suena parecido a los demás. Desde Uruguay, cuesta a veces diferenciar a los individuos que constituyen la legión de raperos que están constantemente alimentando a Internet con canciones, discusiones, tuits y remixes.

Sin embargo, él es cada vez más reconocible, tanto por su sonido como por su imagen, bastante sobria y austera en comparación con la de la gran mayoría de sus colegas.

El año pasado, y luego de haberse ganado mucho prestigio con dos discos anteriores, editó To pimp a butterfly, un álbum conceptual que desplegaba los tentáculos musicales de Lamar para abarcar tanto a George Clinton, como a Miles Davis o Fela Kuti. Ese disco ganó cinco Grammy el mes pasado. Apenas unos pocos días después de los Grammy y sin previo aviso, Lamar publicó este trabajo, el acompañante bizarro de To pimp...

Los ocho temas, todos intitulados y con sus respectivas fechas de creación, no entraron en el disco madre y se entiende por qué: si To pimp... era de por sí una reformulación bastante osada de las convenciones del género, untitled unmastered va más allá y pone mayor énfasis en lo raro e inesperado. Los temas son aún más líquidos, con fluctuaciones y oscilaciones entre muchas corrientes de la música negra de Estados Unidos: jazz y funk, claro, pero también psicodelia.

El hip-hop de hoy suena cada vez más deudor del diseño digital, con sus ritmos y arreglos minimalistas y brillantes, tan prolijos que relucen como los más caros gadgets. Lamar, sin embargo, suena como si él y sus compañeros estuvieran improvisando, dejándose llevar por los "grooves" o las irrupciones de trompetas o saxos que se intercalan en una conversación musical libre y despreocupada.

Él, en tanto, consigue llegar al punto en el cual se hace difícil detectar la diferencia entre rap y canto (como Drake). Acá, Lamar demuestra que su voz es la más versátil y mutante del rap actual y atraviesa múltiples emociones: el deseo, la ira, la melancolía, la reflexión, la burla, la euforia...

Incluso entendiendo algo de inglés se hace difícil seguirlo y luego de un rato, comprenderlo deja de importar. La voz ya es un instrumento más y sus piruetas vocales a veces recuerdan a los juegos de Eduardo Mateo con la sonoridad de las palabras. Como Mateo, además, Lamar se inspira en tradiciones para algo que suena novedoso y lleno de frescura, y que no deja de tener un sello instransferible.

Una voz de la protesta negra

Parte de la inspiración para los discos de Lamar proviene de la realidad para muchos de los negros de Estados Unidos: encarcelamiento masivo, violencia racista y violencia intra-étnica. La voz de Lamar ha sido adoptada por muchos activistas, que ven en el ascenso de Donald Trump un peligro para las relaciones raciales. El tema "Alright" es uno de los preferidos del movimiento Black Lives Matter, uno de los más importantes actualmente.

Si no puede escuchar el disco, haga click aquí.

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El rapero consigue ir un poco más allá en sus exploraciones musicales. Foto: Difusión

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