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"Mi idea ha sido siempre poder servirle a la música"

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Gustavo Etchenique. Foto: Darwin Borrelli
Nota a Gustavo Etchenique, baterista uruguayo, ND 20170418, foto Darwin Borrelli - Archivo El Pais
Darwin Borrelli/Archivo El Pais

El baterista festeja este sábado los 10 años de su dúo con Rossana Taddei.

Los tambores, destino final del recorrido que hacía junto a sus padres desde la esquina de Simón Bolívar y Avenida Brasil hasta Barrio Sur, eran buena parte de lo que le importaba a sus cinco o seis años. El nene, dice hablando de sí mismo, marcaba el compás con la boca y era la gracia de la familia, una familia en la que la música ya era un elemento incorporado: su madre era concertista y profesora de piano, lo que hizo que Gustavo Etchenique estuviera siempre familiarizado con los instrumentos.

Primero coqueteó con el piano e incluso con la guitarra, pero "siempre estaba jodiendo con los platitos y los tenedores", marcando el ritmo. Cuando finalmente se encontró con la batería, no la soltó más y en una carrera que ronda los 40 años, se ha convertido en uno de los bateristas de referencia en Uruguay.

Tocó con Jorge Galemire, Eduardo Darnauchans, Eduardo Mateo, Jaime Roos o El Sabalero; fue músico de cruceros y ha sido sesionista para una cantidad innumerable de artistas locales. Y hace 10 años formó MinimalMambo, un dúo de guitarra y percusión junto a su también pareja Rossana Taddei, con quien se dedica a recorrer el país en este formato mínimo que busca resaltar la esencia de la canción, y que es además su proyecto más personal.

Este sábado a las 21:00 en la sala princpal del Teatro Solís, Etchenique y Taddei festejarán los 10 años de esta aventura musical (entradas en Tickantel y boletería a 600 pesos), excusa válida para conversar con un músico que ha sido, desde el fondo del escenario, protagonista de la música popular uruguaya.

¿Qué exigencia les generó este festejo en el Teatro Solís?

—Lo que complica es armar el repertorio. Cuando empezamos a armar la lista vimos que había más de 50 o 60 temas, así que buscamos que haya temas que hace mucho que no tocamos y también temas nuevos.

—De la primera vez que tocaron juntos como dúo, ¿qué sensación te quedó?

—Una sensación maravillosa. Yo fui con un set particular: un cajón, un redoblante, un charleston, platillo, un yembe, y ella con la guitarra española, y la respuesta fue maravillosa; nos sentimos muy bien, fue una experiencia diferente, con más aire y más libertad para improvisar.

—¿Qué encontrás en Rossana como compañera musical?

—A mí me gusta su música; antes de empezar con Rossana —en la vida musical y en todo lo demás— yo era hincha de ella, la iba a ver tocar. Pero aparte de eso, me gusta la sorpresa. Y ella es una caja de sorpresas, en las canciones o en el vivo.

Si no puede ver el video, haga click aquí.

—Y se complementan mucho desde lo rítmico.

—Sí, ella tiene un muy buen ritmo y una mano derecha en la guitarra buenísima. Es que el dúo este es un poco eso: que lo que se destaca es el esqueleto, la melodía y el ritmo.

—MinimalMambo es tu proyecto más personal. Cuando trabajás como sesionista, ¿cómo te vinculás con la obra?

—Yo toqué con mucha gente que me enseñó muchísimas cosas, pero a mí siempre me gustó eso de no encasillarme en un género: no soy un baterista de rock o de candombe. Mis inspiradores, algunos son bateristas de grupo como Ringo (Starr) o (Stewart) Copeland; pero después Steve Gadd, que es la otra influencia impresionante de mi vida, puede tocar con cualquiera. Mi idea ha sido siempre poder servirle a la música.

—¿Practicás todos los días?

—A veces estoy practicando, haciendo rutinas físicas, y otras estoy estudiando cosas nuevas, que de repente no usás nunca cuando tocás pero en algún lugar te quedan. Cuando empecé era un enfermo, tocaba 14 horas por día; ahora no, pero el entrenamiento que me dio tocar en un barco fue increíble.

—¿Cuánto tiempo lo hiciste?

—De 1998 a 2001. Me llevó a tocar Ringo Thielmann, bajista de Opa; yo estaba trabajando muy bien en ese momento, tocando en el programa de Rada, El teléfono, y cuando viene Ringo con esto tuve que dejar. Todos los domingos el barco salía de Puerto Rico e ibas a cada isla y tocabas un rato. Y había que tocar desde swing y rock and roll hasta salsa y merengue. Fue un entrenamiento increíble ese; después pasó lo de las Torres Gemelas y ahí se cortó.

—¿Cuál es el pique clave que te dio alguien para la batería?

—(Piensa) Me lo dijo Galemire... Galemire, Jaime y Mateo me dijeron cosas interesantes para mi forma de expresarme en el instrumento. Pero el recuerdo que tengo es de Jorge Galemire, diciéndome que no metiera rulos y cosas, que solamente hiciera base, groove. Ahí dije: viene por otro lado la cosa.

—Jorge Galemire es una pieza clave en tu historia.

—Sí. Yo empecé en 1978 con De Querusa y ahí conocí a Galemire, que me llevó a tocar con Darnauchans, Dino, también conocí a Leo Maslíah y empecé a tocar con él. Todo eso fue antes de 1982, que fue cuando empecé a tocar con Jaime, con quien estuve 12 años. Esa fue una de las cosas más importantes en las que participé por el tiempo, los discos que grabé y por la energía que había ahí. Toqué mucho con El Sabalero... Sí, con toda esa gente.

—Junto a Mateo fuiste parte del espectáculo La Máquina del Tiempo. ¿Qué pasaba ahí?

—Magia pura. Mateo ensayaba con una total responsabilidad y disciplina y ya todo eso era una cosa increíble. Un disfrute. ¡Y lo que sonaba eso! Después los conciertos fueron increíbles también: una máquina mismo.

—¿Era muy delirante?

—Había delirios en algunos momentos, pero después eran temas que podías disfrutar perfectamente. Había muchas cosas que pasaban que eran realmente rock, o candombe; había momentos de improvisación con tremendos músicos de jazz. Y tocar la batería con Mateo tocando la guitarra, era muy fácil. Todo lo que vos tocaras, funcionaba; él te llevaba sin pensar.

—Siendo él percusionista, ¿te marcaba pautas o era libre?

—Libre. Yo tuve conversaciones con Mateo y me dijo cosas muy lindas siempre, que no te voy a decir porque no corresponde.

—¿Estás conforme con lo hecho?

—Sí, estoy muy contento del presente que es lo que me importa, y sé que colaboré con muchas cosas en la música uruguaya. Mirando para atrás, viendo lo que hice, estoy re feliz.

—Da la sensación de que hiciste todo lo que quisiste, y que encontraste en MinimalMambo un territorio ideal.

—Sí. Ser la pareja de un músico a veces no es fácil, y uno como músico sueña con estar con alguien con quien también estés tocando. Y eso se dio con Rossana, y la cosa fluye muy bien.

TRES DISCOS ELEGIDOS POR ETCHENIQUE

Presentación

"Creo que es el primer disco en que grabé y que tuve una cosa fuerte con el disco", dice sobre el primer trabajo solista de Jorge Galemire, que es de 1981. "Es un disco, para esa época, muy innovador y contundente".

Siempre son las 4

Es el cuarto disco de Jaime Roos y el primero en el que grabó Etchenique. "Aparte de querer mucho ese disco, recuerdo como muy contundente esa grabación", dice, y agrega también La Margarita, el último que hizo.

Feliz

Es de Rossana Taddei, y la particularidad es que toda la banda viajó a grabarlo a Suiza. "Fuimos a grabar y estaba todo pronto como habíamos pedido, la batería microfoneada... Y mientras los uruguayos tomábamos mate".

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Gustavo Etchenique. Foto: Darwin Borrelli

GUSTAVO ETCHENIQUEBELÉN FOURMENT

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