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"Me hago cargo de mi felicidad y la de los otros"

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Foto: J. Valenzuela
Javier Valenzuela

El destacado guitarrista e intérprete de jazz llega por primera vez a Montevideo para un concierto este sábado en La Trastienda.

La década de 1980 tuvo cosas curiosas en la música que se difundía masivamente. Una de esas curiosidades fue la entronización de la figura del "guitar hero": un guitarrista de rock, muy dotado técnicamente y, por lo general, con un arsenal de poses desplegadas en videoclips. Aunque Stanley Jordan —que este sábado se presenta por primera vez en Montevideo— no tenía nada que ver con ese mundo, su particular técnica para tocar la guitarra —que en apariencia se parecía a la de Eddie Van Halen— llamaba la atención. Tal como lo hacían los acróbatas de las seis cuerdas del rock.

El por entonces joven músico de jazz —que se había formado tocando con, entre otros, Dizzy Gillespie— se vio, casi que de la noche a la mañana, en medio del éxito y el reconocimiento masivo cuando sacó el disco Magic Touch en 1985. El álbum, su segundo trabajo, fue directamente hacia el primer puesto en la lista de discos de Jazz de Billboard, donde se quedó durante casi un año.

Jordan, montado sobre ese gran éxito, empezó a aparecer en el cine (Cita a ciegas, con Bruce Willis y Kim Basinger), en televisión, en tapas de revistas. Cuando ese furor pasó, Jordan volvió al lugar que por lo general ocupan aquellos artistas musicales con una propuesta algo excéntrica, un espacio menos frenético. Pero aunque ya no sea tan notorio es un músico ocupado y prolífico: se ha presentado en tantos lados que su entrada en inglés en Wikipedia dice que ha tocado en vivo en los "seis continentes". Además, ha desarrollado una trayectoria como investigador del poder de la música como herramienta terapéutica, con publicaciones académicas sobre el tema.

Ahora le toca a Uruguay conocer a este guitarrista, pianista, intérprete y también esporádico compositor. Antes de su concierto en La Trastienda, Jordan respondió a un cuestionario de El País por correo electrónico, porque, como escribió su mánager: "El señor Jordan tiene una agenda muy apretada. Por favor, envíen sus preguntas que intentará responderlas". Pudo hacerlo.

—Hasta donde sé, usted es el único que ha cultivado la particular técnica que emplea para tocar la guitarra. ¿Le parece que no tiene imitadores porque esa técnica es muy difícil?

—Sé de otros que tocan como yo, pero muy pocos lo han llevado tan lejos. Esta técnica tiene ciertas dificultades y pienso que eso ha limitado el progreso de los músicos que han intentado aplicarla. Por eso, en los últimos años, he empezado a dar más clases, para ayudar a la gente a superar esas dificultades.

—Usted llegó al éxito muy rápido. ¿Alguna vez sintió que esa notoriedad, alcanzada tan de golpe, era una carga pesada? ¿O era más fácil ser famoso en los 80?

—En algunos aspectos, era más fácil en los 80. La industria del disco gozaba de mejor salud. Había una infraestructura de negocios mucho más desarrollada para la promoción del trabajo artístico. Pero en otros aspectos es más fácil ahora, porque los artistas tienen mayor libertad para tomar decisiones y determinar la dirección a seguir.

—Usted se hizo famoso más o menos en la misma época que Prince, que falleció hace poco. ¿Lo conoció? ¿Qué opina de él como artista?

—Sí, lo conocí. Una vez zapamos en Paisley Park, su estudio en Minneapolis. También me fue a ver una vez, en los 80, cuando hice un concierto en Nueva York. La última vez que lo vi fue en 2011, cuando fui a uno de sus conciertos, y estuvimos hablando. Siempre fue una gran inspiración para mí, porque fue un artista ferozmente independiente en una industria que nos quiere domar. Lo voy a extrañar mucho.

—¿Sabe algo de música uruguaya? ¿Ha oído hablar de Abel Carlevaro?

—Oh, Abel Carlevaro... ¡Qué guitarrista! Un tipo que tan generosamente le enseñó tanto a otros. Me hubiese encantado haber sido uno de sus alumnos.

—¿Qué tipo de concierto hará en Montevideo?

—Más allá de lo que haré en mi guitarra, tocaré el piano y cantaré. Siempre toqué una gran variedad de estilos musicales en mis conciertos, pero hoy mi repertorio se ha expandido aún más. Además, siempre creo nueva música in situ, así que siempre hay sorpresas.

—Viendo fotos suyas actuales, y comparándolas con las de sus primeras épocas, me llama la atención que no parece haber envejecido. ¿Cómo hace? ¿Tiene algún secreto?

—Oh, muchas gracias. Hacer música genera endorfinas, que son buenas para el sistema inmunológico. Hace 20 años que cuido mi alimentación: soy vegetariano, tomo mucha agua y evito la comida procesada. También trabajo con mis músculos, hago relajación. Pero lo más importante: no me quedo quieto preocupándome por las cosas que no puedo controlar. Me hago activamente cargo de mi felicidad y de la felicidad de otros.

Magic Touch.

Editado en 1985, fue la carta de presentación de Jordan al mundo. Con un equipo de lo más granado de los sesionistas del jazz estadounidense, Jordan versionaba a Miles Davis y Monk, pero también a The Beatles y Hendrix.

Relaxing music.

Editado en 2002, fue el primer disco de Jordan en el cual exploró las posibilidades de la música como herramienta terapéutica, y que además impulsó el posterior desarrollo de la investigación del músico en el área.

DUETS.

Disco del año pasado, en el cual Jordan se junta con el guitarrista Kevin Eubanks (durante años líder de la banda del programa de Jay Leno) para un repertorio ecléctico: del estándar "Summertime" a hits de Adele y otras estrellas.

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Foto: J. Valenzuela

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