Una máquina de rock que nunca conoció de frenos
Ratones Paranoicos acaban de tiene un disco en vivo con el recital que los reunió en setiembre

Tenían mucho para arruinarlo, incluyendo una presencia estelar en la Argentina menemista y maradoniana, pero sin embargo a los Ratones Paranoicos, los salva una de las dos cosas que verdaderamente redime a la gente: el rock and roll. La otra (la religión), la aplicó Juanse, el líder de la banda, a su vida personal.
Evitando entrar en territorios místicos, Caballos de noche, su disco grabado en setiembre en el Hipódromo de Palermo, es una redención rocanrolera que pone a los Ratones en su justa medida: son una interminable máquina de rock.
Como evidencia, su señoría, están las canciones y de esas acá no falta ninguna: “Sucia estrella”, “Ya morí”, “Vicio”, “Isabel”, “Carol”, “Rock del pedazo”, “Rock del Gato” y “Sigue girando”, puntos destacados de un disco que se extiende, generosamente, por 19 surcos.
Aunque alguna vez fueron señalados como los pioneros del casi intratable rock chabón porteño y de esa fauna urbana también bien porteña, que se llama rolingas, Ratones Paranoicos son de otra liga. Aunque es claro que los Rolling Stones son su influencia más notoria y que ellos no hacen nada para camuflarlo, ya desde sus primeros discos, mostraron una amplitud musical que también abrevaba de power pop, cierta actitud punk, el boogie woogie. En todo caso, están más cerca del sonido de Dr. Feelgood o de cierto punk americano”.
Los Ratones no tienen nada que envidiarle a nadie y, encima, telonearon a los Stones, sus grandes ídolos y fueron producidos por Andrew Loog Oldham, histórico productor de Jagger, Richards y compañía. Han hecho todo.

Esa confluencia de influencias que terminan en un sonido propio y en esa redención rocanrolera queda clarísima en la fuerza y la personalidad que la banda ha adquirido a lo largo de este tiempo y que no se perdió con en los siete años que pasaron sin compartir escenario. Acá están los cuatro miembros originales (Juanse, Pablo “Sarcófago” Cano en guitarra, Rubén “Roy” Quiroga en batería y Pablo Memi en bajo, a los que al final se le sumó Fabián Von Quinteiro, que fue bajista de la banda durante una década) y suenan como si el tiempo no hubiera pasado. Los Ratones se formaron en los 80 y su primer disco es de 1986. Son 30 años de incontables conciertos.
“Y nada melló el cariño del público que llenó un espectáculo masivo, bailó y cantó como solo el público argentino sabe hacer. Los Ratones Paranoicos, una vez más, le dieron el condimento esencial a la fiesta: un puñado de rocanroles irresistibles. Han hecho eso durante mucho tiempo y cada vez le queda mejor el talle reservado para las grandes bandas”.
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