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Mañana se estrena "El castillo de Barbazul"

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Adriana Mastrángelo

Ópera en el Solís

Una inusual escenificación para una ópera a dos voces: Adriana Mastrángelo y Hernán Iturralde

El castillo de Barbazul es una ópera corta, inusual, porque tiene solamente dos cantantes, y está cantada en húngaro. Mañana dará una única función, a las 20.00, con la Orquesta Filarmónica, bajo dirección de Ligia Amadio. Tickantel, de $ 590 a $ 250.

Con música de Bela Bartok y libreto de Béla Balász, el título aborda la eterna lucha de los sexos, protagonizada sólo por dos personajes. Judith (a cargo de la mezzo uruguaya Adriana Mastrángelo) irá al castillo de Barbazul (el bajo-barítono argentino Hernán Iturralde), a comprobar si las oscuras habladurías que se comentan sobre su personalidad, es cierta o no.

La ópera está basada en un cuento de Charles Perrault, y su tema no está exento de fantasía, y tiene un fuerte componente simbólico, incluso psicoanalítico. Barbazul es un conde, del que se hablan pestes: se dice que es un asesino, y que las mujeres que llegan a su castillo nunca vuelven a aparecer. “En la obra van pasando cosas fantásticas, y todo es muy simbólico. Y las características del castillo, que se van desvelando de a poco, según entiendo yo, van describiendo la personalidad de Barbazul”, explica Hernán Iturralde, quien ya ha encarado a este complejo personaje en otras versiones y lo conoce bien.

Mastrángelo interpretará a Judith, una joven que deja la soleada casa paterna para emprender una aventura: ir a ese castillo donde se dice que vive una persona peligrosa, un asesino. “Ella abandona todo lo suyo, y decide entrar en el universo de Barbazul, donde tendrá que ir abriendo puerta por puerta en busca de su cometido. Es alguien que tiene mucha curiosidad, y está seducida por un personaje oscuro. Y ella tiene mucha confianza en sí misma, esa cosa que a veces tenemos las mujeres, de pensar que vamos a poder cambiar las cosas”, describe Mastrángelo.

La obra tiene la exigencia vocal de ser un gran dúo extendido a lo largo de todo el espectáculo, de algo más de una hora de duración. Y el montaje uruguayo cuenta con dirección escénica de Marianella Morena, quien se viene caracterizando por imponer a sus montajes un fuerte sesgo experimetal. De hecho, los actores estarán ubicados bien en el proscenio, el foso estará cubierto, y la orquesta estará detrás de ellos, sobre el escenario. Eso implica que los cantantes no pueden ver a Ligia Amadio, asunto que suma complejidades.

“Con Hernán ya hicimos juntos una puesta nos marcó mucho a los dos. Fue una puesta chilena, con Marcelo Lombardero, y una escenografía increíble, y la manera en que Marcelo y su equipo plasmaron en el escenario esta obra, a nosotros nos armó como una matriz de cómo comprenderla. Y aunque uno viene abierto a otra propuesta, el cuerpo atravesó esa experiencia. Y ahora tuvimos que ir hacia un lenguaje mucho más teatral, donde, por ejemplo, no hay puertas, son metafóricas. Esta versión trae a la cotidianidad la relación de esta pareja. Es interesante porque es la conjunción de algo muy teatral, con algo del propio métier de la ópera. Y Marianella, en nuestros movimientos en el escenario, nos dejó que fuéramos improvisando”, remata Mastrángelo.

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