ENTREVISTA

"Siempre fui una persona muy agradecida por ser músico”, le dice el guitarrista Luis Salinas a El País. “Lo digo por lo que siento cuando toco. Si estás tocando con mucho amor y a alguien le gusta, entonces es un amor correspondido. Y en este momento eso es muy importante”. El próximo domingo 11 de octubre a las 15.00, el argentino presentará un show en streaming para brindarle, aunque sea por un rato, esperanza a su público.

El recital será una repetición del concierto que ofreció en agosto junto a su hijo Juan Salinas (guitarra) y Alejandro Tula (percusión). “Anduvo muy bien, pero me quedó el debe de llegar a todo el mundo. Por eso queremos hacer un acto de justicia y volver a pasarlo. Es algo que es muy distinto a lo que hice antes”, asegura. El show, con entradas a la venta en Ticketek, está acompañado de una “carga emotiva muy fuerte” porque representó el reencuentro con sus colegas tras más de 100 días sin tocar juntos. Y, según adelanta Salinas, eso se va a percibir en las interpretaciones.

“La emoción de volver a tocar con mi hijo y mi amigo, con quien toco hace 22 años, hace que sea muy distinto. Musicalmente, hay una energía distinta”. Al igual que toda la trayectoria de Salinas, el repertorio estará marcado por el constante intercambio entre estilos musicales.

El guitarrista promete pasar por zambas, chacareras, salsas, tangos y hasta rock. Además, su hijo Juan debutará en el canto al interpretar una versión de “Fragilidad”, de Sting.

“Es difícil explicar la emoción de tocar con tu hijo”, asegura. “Lo que uno quiere es que su hijo sea sano y feliz, y si todavía elige tocar contigo es un regalo de Dios”. El intercambio entre ambos quedó registrado en el interesantísimo disco doble El tren: solo Salinas (2016), en el que sus instrumentos se entrelazan para brindar grandes momentos como “A los desaparecidos”, “Reencuentro” y “Caricia”. “Juan cada vez va encontrando su personalidad y eso es lo más importante. Una vez, cuando toqué con B.B. King, él me dijo: ‘Dios tiene que escucharte tocar y decir ‘ah, este es Luis’. El arte pasa por ser único”, asegura.

En el caso de Luis Salinas, su sello pasa por la emoción que transmite al momento de tocar su instrumento. “Siempre digo que el público no tiene por qué entender de melodía, armonía ni ritmo, pero lo que sí sabe es cuándo un artista es sincero. La música tiene una energía espiritual que va más allá de las notas, entonces si uno no se emociona, el público tampoco”.

Además de su conexión emocional con la guitarra —basta con mirar videos de sus recitales en YouTube para comprobarlo—, la personalidad de Salinas se define por la constante versatilidad de su repertorio. “Es muy difícil para mí explicar la libertad artística”, advierte. “Yo soy una consecuencia de lo que escuchaba desde chico. Empecé tocando chamamé a los 6 años y, años más tarde, iba a peñas de folclore, escuchaba tango y me iba algún lugarcito de jazz”. Durante su adolescencia, también escuchó rock sinfónico y aprendía escuchando discos de Joe Pass y Django Reinhardt.

Durante el show del 11 de octubre, el público podrá ser partícipe de un recital con un repertorio variado y lleno de emociones. “Siempre que voy a tocar pienso que ese momento es único e irrepetible. Acá está el sentimiento primero y luego fluye lo que pasa. Me interesa que se sienten a escuchar y que sientan la música para ver qué les pasa”.