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Luciano Pereyra sigue festejando 20 años y ahora lo hace en el Campus de Maldonado

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Luciano Pereyra

Luciano Pereyra está este sábado 25 en el Campus de Maldonado en una escala de su tour 2020, en el que sigue celebrando los 20 años de carrera, en los que ha desarrollado un estrecho vínculo con el público uruguayo. Es por eso que, dice, está contento de volver al país, que siempre está en su agenda: ha tocado en casi todos los festivales del interior y varias veces en Montevideo.

Las entradas para el show en el Campus están en venta en Abitab y van de 920 a 2720 pesos.

Sobre su carrera, su presente y su ética de trabajo, Pereyra charló con El País.

—¿Cómo es tu vínculo con Uruguay?

—Fue uno de los primeros países que visité y que me abrió las puertas. Tuve la posibilidad de hacer conciertos y giras de promoción y de haber tocado no sólo en Montevideo, sino mucho en el Interior, en tantos y lindos festivales. Además, Uruguay me ha dado una crianza musical y así forma parte de la historia de estos 20 años con la música. Me han tratado como a un uruguayo más.

—¿Qué diferencia hay entre el público uruguayo y el de tu país?

—Las comparaciones son bastante odiosas. La música debe ser un punto de unión, y no discriminar. Cuando tenés la oportunidad de sentirte parte del paisaje de una tierra que no es la tuya y te reciben como tal, con ese respeto y cariño y haciéndote sentir como en tu casa, eso es una bendición.

—El año pasado, como todos tus años en realidad, has estado muy ocupado. Nueve Luna Park, giras por el interior argentino, participaciones en festivales, un disco en vivo. ¿Estás todo el tiempo trabajando?

—-A mi me gusta mucho trabajar porque valoro mucho lo que han hecho mis padres conmigo de inculcarme la cultura del trabajo. Mi padre nos crió a mi hermano y a mi pintando casas, si bien toda la vida le gustó la música y mi madre era portera de un consejo escolar en Tucumán. Yo los veía a ellos todo el tiempo yéndose muy temprano a trabajar y a pesar de eso nos criaron con las herramientas fundamentales del trabajo, de un oficio, del esfuerzo, del sacrificio. Mi padre me dio la pasión por la música y mi madre, la razón. Ella me dijo que si quería dedicarme a la música debía estudiar, trabajar, prepararme. Como todo trabajo requiere de esfuerzos y sacrificios pero a mi me gusta mucho eso.

—¿Hay un factor suerte en el éxito de una carrera?

—No creo en la suerte, sí creo en lo que vi y en eso del trabajo que me inculcaron mis padres. Pero tampoco estoy las 24 horas del día trabajando porque para poder componer tengo que vivir y la mayoría de las canciones que hago son parte de mi historia, de lo que he vivido, de lo que he sentido. Cuando estoy trabajando, trabajo mucho y cuando no estoy trabajando, no trabajo. Me gusta mucho irme de gira: disfruto el viaje pero también estar de nuevo en casa, con mi familia y con mis perros. Todo eso es un shot de energía importante para después volver a salir al ruedo.

—¿Cómo es tu proceso para componer? ¿Cuándo lo hacés?

—Cuando viene la inspiración, está buenísimo que te agarre con el instrumento en la mano o con un grabador, por lo menos, para recordar la melodía. En el momento de descanso, la música es recreativa, para descansar. Pero es en esos momentos de descanso cuando vivís porque estás en otra sintonía, con otra gente. Y todo eso se guarda en el chip del alma que a la hora de componer tenés de qué hablar o qué cantar. Si es importante estar arriba de un escenario y que te escuche mucha gente, también lo es cuando estás abajo del escenario escuchar para seguir aprendiendo.

—Has llevado tu música a Estados Unidos, a España. ¿Cómo es esa experiencia de tocar en esos mercados?

—Cuando sacás el primer disco, lo primero que pensás es y ahora qué hago. O soñas con giras por otros países. Así que es muy lindo que con todo lo que uno ha hecho, tener la posibilidad de trabajar en otros países. Es maravilloso. Estuvimos en varias ciudades de Estados Unidos y ahora vamos a España por primera vez y eso me tiene superfeliz. No hay una expectativa de cómo va a ir sino como una ansiedad de lo lindo que me toque la responsabilidad de tocar en otro país. Que la música me lleve a esos lugares, es muy lindo. Escuché una frase que dice “una tristeza compartida, es la mitad de una tristeza pero una alegrías compartida es el doble de alegría”.

—Recién hablabas de la incertidumbre después de sacar un primer disco. ¿Sentís nervios cuando te metés en un nuevo proyecto?

—A seguro se lo llevaron preso. Cuando uno empieza un nuevo emprendimiento, están los nervios.-Pero se aplaca cuando hay trabajo. Pero es como cuando das un examen. Este no deja de ser un trabajo como cualquier otro.

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