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4 en Línea, un ejemplo de que lo que la música une, pocas cosas lo separan

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Cuatro en línea. Foto: Difusión

Entrevista

Larbanois, Carrero, Emiliano y El Zurdo, cantan y tocan este fin de semana en el Auditorio

Por separado, Eduardo Larbanois y Mario Carrero y Emiliano Muñoz y El Zurdo Bessio representan dos generaciones de la música uruguaya. Y cuando se unen bajo el mote de 4 en Línea representan una continuidad ética y estética que viene del folklore, la murga y, por qué no, el rocanrol.

El cuarteto se presenta dos veces (sábado y domingo a las 21.00; sólo quedan entradas para el domingo, en Tickantel y boleterías) en la sala principal del Auditorio Adela Reta. Es una reunión de amigos que tienen un montón de canciones para compartir.

Antes, Carrero, Muñoz y Bessio hablaron con El País sobre el show, y sobre qué es la música uruguaya.

—¿Cómo se están preparando para el Auditorio Nacional?

Mario Carrero:

La idea es continuar un poco con lo que es el espíritu, el esquema, el formato del 4 en Línea original. Pero hay una pequeña variante: la primera versión se armó en bloques y en uno estaba Larbanois-Carrero, en otro Emiliano y el Zurdo, y luego, uno integrados. Ahora quisimos integrarnos en todo, desde que arranca hasta que termina el espectáculo: somos un cuarteto, con coro y músicos. Y hay canciones escritas especialmente para esto, aunque hay unas cuantas que no podemos dejar de hacer.

—¿Cuáles son las canciones que a ustedes les gusta hacer?

Zurdo Bessio:

Nos gusta hacer “Zumba que Zumba” todos juntos. También “Los carnavaleros”, un tema creado especialmente para 4 en Línea. Y “La bajada”, o sea, canciones que provocan cosas.

M. C.: Provocan cosas y a nosotros nos gusta cantarlas, porque además generan una complicidad con el público: son canciones que la gente espera, y eso genera una cosa muy linda.

—¿Cómo trabajan en la integración del cuarteto?

E. M.:

Como tenemos todos los colores de voces, se hace mucho más fácil. Y lo que tratamos es de jugar un poco, hacer yo un dúo con Mario, y el Zurdo con Larbanois, para que cambie un poco, pero va por ahí la mano.

—¿Hay fronteras en la música uruguaya?

M. C.:

Es compleja de encasillar. A veces sí, vos podés interpretar a un artista como que es tal cosa, porque básicamente es tal cosa. El dúo, Eduardo y yo, indudablemente, viene de lo que podría ser la escuela olimareña y todo lo que se generó por los 60. Uno está identificado con eso, no negamos la raíz y nos sentimos orgullosos, pero hay canciones nuestras que si prestás atención son un rocanrol, como “Ocho letras”. Eso es muy del Uruguay, las fronteras estéticas y estilísticas son bastante difusas, más en los últimos años. Todas esas cosas dan un color muy particular.

—¿La música uruguaya sigue teniendo la misma fuerza? ¿Cómo compite con géneros tan industrializados?

M. C.:

Sí, pasan cosas por todos lados, pero yo aprendí de la generación de Lena o Benavides que tocó vivir acá, y la función como artistas es contar esto. Sí, claro, somos tres millones contra el mundo y te tapan con lo que quieran. Yo le debo mucho a las canciones y a los artistas que de alguna manera fueron mis maestros, algunos sin saberlo, pero les debo mucho por todo lo que me dejaron para plantearme como ser humano. En esta época de globalización y todo esto, sería espantoso que se impusiera la lógica de uniformizar todo, que todo suene igual, que todo tenga el mismo gusto, que no cambie nada. Tenemos que intentar sonar uruguayo, con todo lo que tenemos de influencias, y aportar con nuestra particularidad, con nuestra cosa distinta, para anteponernos a esa cuestión que uniformiza todo con un objeto de venta.

—¿Hay confianza en las nuevas generaciones de la música para eso?

E. M.:

Hay una movida muy grande de murga joven que está buenísima. Pero no es solo en murga, hay gurises con sus proyectos personales que están emergiendo y le hacen bien a la música nacional.

—En sus charlas, siempre hacen mucho hincapié en lo que sucede con la tecnología, que en los jóvenes está muy presente.

E. M.:

Si a la tecnología se la usa para bien, tienen acceso a mucha cosa que nosotros no teníamos antes. Hay muchos que se forman como músicos, como cantores, con las armas que les da internet.

M. C.:
Todos los cambios, las adaptaciones y las mejoras están buenas, mientras no se pierda la esencia. Si yo fuera joven hoy creo que lo que me costaría sería encontrar la manera de seguir siendo yo.

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