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"Le regresamos la familia al rock"

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La Beriso

Entrevista  

La Beriso, el grupo de rock argentino, está este fin de semana en Montevideo, y agotaron una de las dos funciones

La banda argentina regresa a Uruguay, donde los esperan muchísimos fans, en una doble función hoy y mañana en Landia que confirma el crecimiento reciente de su popularidad a ambos lados del Río de la Plata. Originada en Avellaneda y con dos décadas de trayectoria, el septeto se ganó un espacio del rock barrial que dejó Callejeros a mediados de la década del 2000 con canciones sobre el desamor y la vida bonaerense de un grupos de amigos que rechaza a las autoridades y al envejecimiento. Sobre su presentación en Landia (quedan entradas para el domingo a través Red UTS), el cantante Rolando “Rolo” Sartorio y el bajista Ezequiel Bolli hablaron con El País.

—En Argentina han aumentado el tamaño de sus conciertos. A fines de 2016 se presentaron en el estadio de River para 50.000 personas. ¿Cómo se adaptan a la escala de lugares así?

Rolando “Rolo” Sartorio: Los escalones fueron tan pequeños que nos íbamos acostumbrando. No pasamos de 500 a 50.000 de un día a otro. Como se dio paulatinamente, lo manejamos tranquilos.

Ezequiel Bolli: Las primeras veces que tocamos en un lugar fuera de un bar, con un sonido más grande y con retornos, era incómodo. Estábamos acostumbrados al barullo y de repente escuchábamos claro. Después de varios años de tocar en lugares así, nos adaptamos.

—¿Hoy se definen como una banda de estadio?

R.S. No creo que lo seamos. Nos faltan varios estadios para decirlo. Los logros vienen acompañados de lo que uno hace: grabar canciones y tratar que vuelva la familia a los shows de rock.

La Beriso
"Cómo olvidarme", uno de los grandes éxitos de La Beriso

—¿Qué quiere decir con que vuelva la familia al rock?

R.S. Que vuelva la familia. El adolescente que pueda traer al padre. A nosotros nos pasa. Con La Beriso regresamos la familia al rock. Vienen parejas grandes sin los hijos y con ellos.

—¿Cómo manejan la dualidad entre el tiempo que llevan tocando y el público que los considera una banda “nueva”?

E.B. Es un signo positivo que haya gente que no te haya escuchado. Potencialmente es un montón de público al que le pueda gustar la banda. Si llegamos hasta donde llegamos con gente que no nos conoce, significa que todavía no encontramos un techo.

—¿Qué sienten cuando logran agotar la capacidad de un concierto?

R.S. Cuando nos enteramos que se había agotado la primera función (en Landia) fue una alegría enorme porque uno siempre desea crecer en lugares nuevos.

—A la hora de armar el repertorio de un show, ¿cuál es el criterio?

E.B. Tratamos de hacer un recorrido por todos los discos para que la gente se vaya contenta. Él (Sartorio) ve cómo evoluciona el show y cambiamos la lista de canciones a medida de lo que va sintiendo el público en el momento.

—¿Habrá algún músico invitado en sus presentaciones en Uruguay?

R.S. Me gusta tener invitados pero no tengo contactos con músicos de Uruguay. Nos gusta mucho No Te Va Gustar y La Vela Puerca, bandas que allá pegaron mucho, pero no los conozco.

—¿Encuentran momentos para componer cuando están de gira?

R.S. A veces sí y a veces no. El momento de composición no lo elijo. No sé qué será, cae donde estés. Generalmente me pasa en mi casa. Es un momento raro y a veces puede detonarse por una sola palabra.

—¿Cuál será su próximo lanzamiento discográfico?

E.B. El año que viene cumplimos 20 años con la banda y estamos preparando un disco recopilando canciones de los primeros álbumes y grabando nuevas versiones de temas viejos.

R.S. Algunos temas los vamos a reversionar y otros ya los tocamos mejor. También estamos empezando a filmar un documental sobre la banda a cargo de Julio Leiva (director de la película Tsunami, un océano de gente, sobre el concierto del Indio Solari en Tandil). Queremos mostrar la intimidad del grupo y varios lugares en los que estuvimos. No nos gusta mostrar shows en vivo. Para eso nos pueden ver.

—El disco se llama Pecado capital, ¿cuáles son sus pecados como músicos?

E.B. Siempre tratamos de ser buenos compañeros. Venimos juntos desde que no había nadie que nos diera una mano. Cuando uno está de gira está peleando para la banda desde el lado que le toca. Pero fuera de la música, hay un pecado en común: la gula.

—¿Cómo resumen este último año de la banda?

E.B. Como un gran año con un montón de desafíos. Empezamos a salir más allá de nuestro país y a los países que nos rodean al ir a México y España. Significa volver a empezar con el instrumento colgado al hombro, a un lugar chico donde hacés la prueba de sonido antes del show y estás hablando con la gente que te fue a ver esa misma noche. Genera una adrenalina diferente, porque ya tenemos un camino recorrido.

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