MÚSICA

La estrella pop se caracteriza por sus coloridos y costosos visuales, y su catálogo sigue creciendo

Es una fabricante de hits pop como pocas: prolífica y efectiva, hay que ver los setlist de Katy Perry para entender la cantidad de éxitos que ha cosechado a lo largo de su carrera. Y a ese camino, lo ha acompañado con una brutal producción de visuales que de tan barrocos, terminan por empachar de colores e información al que los mira.

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En "Hey Hey Hey", su último lanzamiento y una de las tendencias de YouTube por estas horas, lo vuelve a hacer. En menos de cuatro minutos, están comprimidos todos los recursos que le encantan a la chica de California: una paleta estridente de colores, una estética bien pop, una historia con principio, desarrollo y fin; alguna situación o personaje desagradable (en este caso, el príncipe con el que está comprometida), y un humor que de tan repetido, parece forzado. Eso, además del presupuesto evidente que se necesita para montar semejante minishow.

En esta oportunidad, a Perry le toca ponerse el traje de María Antonieta, aunque en el fondo sueñe con ser una Juana de Arco. La letra habla de esa dicotomía, de una chica femenina y suave que también es poderosa, frágil pero fuerte, y el video procura tener cierta gracia que no siempre llega a buen puerto. Tal vez la fórmula perdió efectividad.