PERFIL

Rapero y productor, uno de los más aclamados en lo que va del siglo XXI. Marido de Kim Kardashian. El que se subió al escenario para humillar a Taylor Swift y sostuvo esa actitud por años. Diseñador de moda. Jesucristo en una portada de revista. Antirracista de controversiales dichos sobre la esclavitud. Amigo de Donald Trump. Ególatra que se ubica a sí mismo a la altura de Pablo Picasso. Cristiano renacido. Talentoso y polémico. ¿Y ahora candidato a la presidencia de Estados Unidos? Si el arte debe interpelar, si un buen artista es el que nos sacude tanto como para dejarnos pensando en ese limbo imposible del amor y el odio, entonces Kanye West es uno de los mejores de la actualidad. Nadie genera tantos elogios y miradas incómodas como él que, encima, se cree el mejor de todos. ¿Y quiénes somos el resto de los mortales para osar cuestionárselo?

Rapero, marido, polémico, político y todo lo demás, Kanye West es una de las figuras más mediáticas de los últimos 20 años de la cultura estadounidense, aunque para algunos todavía será un completo desconocido. La novedad de que anunció, con toda la formalidad que puede implicar un tuit, que se postulará a la presidencia estadounidense este año, lo volvió a poner en el foco público, ese lugar en el que está casi siempre, por H o por B, ya sea para una audiencia más de nicho o para una bien masiva.

“Debemos materializar la promesa de Estados Unidos mediante la confianza en Dios, la unificación de nuestra visión y la construcción de nuestro futuro. ¡Me postulo a presidente de Estados Unidos! #2020VISION”, fue el mensaje con el que West avisó el fin de semana de unas intenciones que nadie sabe qué tan en serio tomar. Por un lado están los plazos administrativos, que no estarían muy a favor de la concreción de este plan; por otro, está la cualidad de performer que de una u otra manera siempre ha tenido Kanye West.

Todo lo que hace tiene pinta de performance artística, de provocación. Todo, incluso su matrimonio con Kim Kardashian, parece estar pensado para generar una reacción en el mundo que lo rodea.

¿Porque qué hace Pablo Picasso felizmente casado con la más mediática de las mediáticas? ¿Qué nos quiere decir?

Al margen de lo medular de una relación que lleva ocho años, dos hijos y millones y millones de dólares amasados, y al margen de que Kim Kardashian ha hecho un camino serio y exitoso como empresaria y activista; Kanye West ha hecho de su actitud desafiante una creación que permea sus búsquedas musicales y que lo define en todos sus frentes.

“Ex productor de Jay-Z y Alicia Keys, es mucho más que el rapero del momento. Lo suyo no es el champagne ni el porro: sus vicios son los hits y los premios Grammy”, escribía Austin Scaggs para la revista Rolling Stone en 2005, a modo de respuesta a la pregunta de quién era el tal Kanye West. Por entonces, el flamante rapero tenía 27 años, abrazaba el éxito comercial con su álbum debut The College Dropout y decía que se había vuelto loco “cuando la Rolling Stone le puso sólo tres estrellas y media a College... Ahora todas las revistas dicen que es el disco del año”. “Nada se compara con este viaje en el que estoy yo, con cómo me siento cuando estoy en el escenario y el público canta mis canciones. Supongo que así deben sentirse los adictos al crack cuando lo fuman. Si tengo que hacer hits para seguir sientiéndolo, haré hits”, declaraba hace 15 años, lleno de una irreverencia que la exposición, la fama y los dólares solo exageraron.

The College Dropout lo introdujo como rapero atípico, de fino fraseo y remeras planas, en una escena rebosante de pose gangster. Tenía ya el reconocimiento como productor por lo que había hecho para el disco The Blueprint de Jay Z y fue esa veta suya la que le permitió distinguirse en el rubro con el que siempre había soñado. Se impuso con una paleta sónica amplísima y una impronta rítmica que no le temía a lo melódico.

Desde 2005 hasta ahora no paró de editar discos aclamados por la crítica (My Beautiful Dark Twisted Fantasy sobre el resto) y con los que sigue expandiendo una obra que no se sabe bien a dónde llegará, pero marcha a paso firme. Llevó el sonido del hip hop a otro nivel de la mano de metáforas lúcidas, perfección técnica y mucha pero mucha ambición.

Es de los artistas que más premios Grammy ha ganado en la historia, es de los más vendidos del siglo XXI, es una presencia frecuente en las listas de las personas más influyentes del mundo según Forbes. Kanye West es muchas cosas, pero sobre todo, un artista transgresor con el dinero suficiente (y los fans suficientes) para cumplir con todos los caprichos que quiera, aún si de la carrera a la presidencia se trata. Estados Unidos, para ese tipo de fantasías imposibles, parece ser terreno cada vez más fértil. ¿Hasta dónde llevará Kanye esta obra artística en la que ha convertido su vida?