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Este jueves, Estela Magnone presenta el disco "Siestas de Mar de Fondo" en Magnolio Sala

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Estela Magnone. Foto: Leonardo Mainé.

ENTREVISTA

Estela Magnone presenta las canciones de "Siestas de Mar de Fondo", un disco formado por nueve coautorías con Eduardo Mateo, en Magnolio Sala

"Justo hoy pensé que después de 30 años Eduardo Mateo vuelve con canciones inéditas que nadie conocía y yo pienso que él me hubiera dicho: ‘Seguro, es la máquina del tiempo’”, dice Estela Magnone con una sonrisa. Está sentada junto al piano antiguo de una de las habitaciones de su apartamento mientras repasa el nacimiento de Siestas de mar de fondo, el álbum que publicó a fines del año pasado y que incluye nueve coautorías con Mateo.

El vínculo entre ambos comenzó en 1982, mientras Jaime Roos estaba grabado el disco Siempre son las cuatro en el estudio Elvysur. Mateo se pasaba seguido por las sesiones de grabación, y un día se interesó por el coro angelical que sonaba en la coda de “Quince abriles”, el tema más emotivo de ese disco clásico. Se trataba de Travesía, el trío formado por Mariana Ingold, Mayra Hugo y Magnone.

Un tiempo después de haberlas escuchado, Mateo las invitó a participar de “Canción para Iemanjá”, de su disco Cuerpo y alma. Y, mientras el trío grababa su primer y único disco, Ni un minuto más de dolor (1983), Magnone se animó a pedirle una letra. Así comenzó una serie de intercambios musicales que atravesó recitales, grabaciones y coautorías.

La primera fue “Polaroid”, que no quedó registrada en Ni un minuto más de dolor pero sí fue interpretada por el trío en vivo. “Había quedado medio arrugada con los años y ahora la retomé”, dice. 36 años después, finalmente sonó en un disco. Pero con una nueva musicalización.

Hasta 1990, año en que falleció Mateo, el músico le había dado nueve de sus letras. Sin embargo, Magnone advierte que en ningún momento había pensado en la posibilidad reunirlas en un álbum. “Fue un proceso larguísimo porque no estuve todo el tiempo trabajando con eso. A algunas ya las había grabado en discos, y las inéditas me llevaron mucho tiempo porque era difícil encontrar una música que estuviera a la altura de esas letras”, explica.

Cuando completó las inéditas “Llama”, “Acacias”, “Paradoja en cuarto menguante” y la ya nombrada “Polaroid”, fue la cantautora Florencia Núñez quien la alentó a grabar un disco. “Ella me dio manija y ahí se me prendió la lamparita”, recuerda.

Para completar,  reversionó las cuatro canciones que ya habían formado parte de álbumes anteriores, y cerró el repertorio con una versión casera del tema que da nombre al álbum y que es la única en la que aparece la voz de Mateo.

“Este es un disco como de ensoñación, medio onírico”, asegura. “Es que justamente es eso lo que generan las letras; te llevan por un lado tranquilo”. Basta con escuchar la bellísima “Llama”, construida sobre arpegios de guitarra, voces sobregrabadas y pequeñas pinceladas de percusión, para comprobarlo.

Las canciones se grabaron junto al músico y productor Fabián Marquisio — quien  trabaja junto a Magnone desde Pies pequeños, de 2012— en su estudio casero de Maldonado. También se sumó el músico estadounidense Eric Wangesteen, quien le agregó trompetas a varias de las canciones.

Siestas de Mar de Fondo, que le daría el Graffiti a solista femenina del año, incluye varios tintes electrónicos. “Lo hicimos porque a Mateo le gustaba mucho incursionar en la electrónica”, dice Magnone. “Tenía que ver con esas letras tan voladas”.

Hoy a la 21.00, la cantautora llegará a Magnolio Sala para presentar por primera vez estas coautorías en vivo (entradas en Tickantel a 600 pesos). “Quiero que la gente se vaya contenta y calmada, y ayudar un poco en estos tiempos de incertidumbre. La música te lleva a otro lado”, concluye.

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