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Juanchi Baleirón de Pericos: "Normalidad va a ser cuando seamos 'normales' de vuelta"

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Juanchi Baleirón de Los Pericos. Foto: Archivo

ENTREVISTA

El líder de Los Pericos habla de la cuarentena, la inspiración y de la versión de "Un millón de amigos" de Roberto Carlos que hizo con Los Rabanes

Juanchi Baleirón habla rápido y es, en su trato siempre cordial, tajante en sus opiniones. Por eso dice que se pelea “con todo el mundo” cuando escucha hablar de “nueva normalidad” porque esto, la vida en tiempos de confinamiento por la pandemia del coronavirus, de normal no tiene nada. “Normalidad las pelotas, normalidad va a ser cuando seamos ‘normales’ de vuelta. Esto es una transición. Y la nueva normalidad se va a vivir cuando haya normalidad, primero; hasta tanto, no se puede hablar de normalidad, ni vieja ni nueva ni nada”, dice en charla telefónica con El País.

Para Baleirón, músico y productor, líder de Los Pericos, lo que vivimos desde marzo y sobre todo lo que se vive en Argentina, donde la cuarentena ha sido obligatoria, extensa y muy estricta, “es una transición y hay que atravesarla poniéndole buena onda”. Por eso aceptó la convocatoria de la banda panameña Los Rabanes para versionar, en plan festivo y con una nueva intención, el clásico “Un millón de amigos” de Roberto Carlos. “Porque tiene que ver más que nada con eso: con la buena vibra, contagiar”.

“Son amigos de hace años; hemos tocado varias veces juntos y nos cruzamos la última vez en el festival Vive Latino del año pasado, y quedó la idea de hacer algo en un momento”, cuenta sobre este estreno impulsado por la banda de ska punk de trayectoria internacional de larga data. Con aquello en mente, Emilio Regueira, el alma de Los Rabanes, retomó el vínculo con una música que, como en el caso de Baleirón, tenía metida en el subconsciente desde la infancia. En el desarrollo de esta versión de cuarentena apareció la idea de convocar a Los Pericos, y finalmente se concretó esta colaboración pensada para transmitir buena energía en un contexto extraño.

“Energía, contagio, optimismo, buena onda; traerle a la gente lo que hace falta. Es por ahí”, dice entre risas Baleirón, que traslada ese mensaje alegre y colectivo, esa necesidad de llevar un canto amigo a quien lo pudiera necesitar, a todos los que están con las ganas contenidas de volver a salir, a compartir, a abrazarse.

En paralelo a esta alianza con Los Rabanes, Pericos encontró la forma de mantenerse activo más allá del distanciamiento social. Hubo transmisiones en streaming, el grupo publicó una versión de “Loving the Alien” de David Bowie, lanzó una edición especial de “Días de sol” para el Día del Padre; y a través de su canal de YouTube, Pericos Web TV, se estrenó un documental que repasa los más de 30 años de reggae y pop del grupo.

La banda comenzó esta pandemia haciendo cuarentena en la casa del propio Baleirón, la mejor opción que encontraron los músicos al volver de una gira por Estados Unidos. “Nos recibimos de campeones de la convivencia”, dice el cantante; “nos divertimos, comimos bien, supersano. Vino bárbaro”.

Después, cada uno volvió a su hogar y esa tranquilidad también fue muy placentera para Baleirón, que intercaló la soledad con la convivencia con sus hijos. “A mí particularmente me vino bien parar de hacer cosas con Pericos, sanamente. Pensá que son 33 años ininterrumpidos, con grandes momentos pero también de los duros, ¡y nunca paramos! Y esto fue un parate forzoso, que nos pone a todos medio loquitos, ansiosos, pero por otro lado me gusta”, asegura.

El resumen es que está “un poco más sensible”, más conectado con el ejercicio de escuchar música —disfrutaba, al momento de esta nota, de artistas como Gusters, Kawala o Rex Orange County, “un pendejo que hace música de adultos”— y muy cerca de sus hijos, que están una semana con él y otra con la madre (la mánager de Pericos). “Y dentro de lo raro e inesperado de esto, esa conexión me pone contento”, afirma.

Mientras tanto, hay algunos trabajos de producción en órbita (con las bandas Massacre, Lacandona y Sobra Milonga); un disco de Pericos que está “bastante rumbeado” e “interesante” y que define como fresco porque “no tenemos problema en ir para donde pinte la inspiración”; y se está armando el show para el Cosquín Rock que se realizará vía streaming el 8 y 9 de agosto. “Está bueno para deconstruir el escenario y hacer algo diferente, total, no hay límite acá”, dice Baleirón.

Ahora, ¿qué pasa con la inspiración en un contexto así de singular? “Siempre preguntan si el ocio de la pandemia es productivo”, se anticipa Baleirón. “Y no, porque el ocio inspirador es el de cuando vos te recluís solo del mundo. Te vas a un departamento, una quinta, a la montaña o la playa, solo con la guitarra y un papel a escribir. Ahí estás vos en tu viaje; acá estamos todos en un viaje horrible de enfermedad, de muerte y de miedo que no te pone en sintonía. No escuché ningún tema genial que haya aparecido; estamos todos medio tocados. Hay que estar en movimiento, eso seguro; pero tampoco hay que meterse presión. Hay que dejar pasar las cosas”.

EMILIO REGUEIRA DE LOS RABANES

“Crear música fresca se convirtió en necesidad”

“La necesidad de versionar canciones nace de la necesidad de hacer música metido uno entre cuatro paredes, con un montón de restricciones y unos números de coronavirus increscendo en Panamá”, dice Emilio Regueira, el frontman de Los Rabanes, una de las bandas más icónicas del rock panameño. “Después de que superas 115 días de cuarentena, crear música fresca, decir ‘primicia’ desde nuestras casas, se convirtió en una necesidad”, añade.

Desde ese lugar fue que concibió la versión de “Un millón de amigos” de Roberto Carlos, un tema que tenía en el subconsciente desde su niñez y que se le ha ido apareciendo a lo largo de la vida, como hace dos años, que estaba en el medio de una favela en Brasil y la escuchó en un bar, con la gente cantando a viva voz. Ahora, en este contexto especial, en su casa que bautizó Pandemia Records, agarró la guitarra, se puso a jugar, grabó en su baño, y luego ya con la banda, apareció la idea de convocar a Los Pericos y saldar una cuenta pendiente, la de hacer algo juntos.

Para Regueira, el tema “ha sido recibido como un bálsamo refrescante”, y opina que “momentos como este hacen revalorar muchas cosas; esto es un baño de humildad para todo el mundo”. “Los músicos somos como una herramienta para transmitir y la música definitivamente es el ritmo de la vida, más en esta situación donde estamos viviendo un día a la vez”, asegura y celebra, hoy más que nunca, la necesidad de una música genuina e inmediata, sin complejidades.

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