El cantautor español publica un libro con sus dibujos.
Cantante, poeta, y escritor, Joaquín Sabina se declara un "intruso" entre los dibujantes, un "impostor" que, después de pasar por el quirófano, decidió regalarse una edición de lujo. "Pensé que quizá podía permitirme ese capricho y que mis niñas, que piensan que soy un cantante horrible, empiecen a creer que soy Picasso."
Y confiesa: "en realidad, apenas sé dibujar; para mí era el modo de sacar la tensión entre concierto y concierto, sobre todo en los últimos años que me obligaba a estar mudo para guardar un hilo de voz que dar a mi bendito público. Y empecé a hacer garabatos, caligrafías, versos". Sus "garagatos".
Así, cuenta, fue llenando cuadernos hasta llegar a cincuenta con más de 2.000 dibujos, "cada uno de su padre y de su madre, inspirados por cosas de la vida, por mis gatos, por Matisse, por Picasso, Van Gogh...". Son 66 dibujos, primorosamente editados en dos tomos que se ofertan en una caja de madera lacada en blanco, que simula una puerta auténtica de la casa de Sabina en la que se han reproducido los dibujos que él puso en ella.
Según explicó en la presentación del exclusivo producto el director de la editorial Artika, Juan Ribalta, se venderán 4.998 ejemplares, de los que 1.298 ya han sido reservados por los clientes habituales de la editorial, que saldrán a la venta a un precio de (2.290 dólares.
El primer tomo, con los dibujos y comentarios del artista autografiados, está dividido en cinco capítulos con las cinco temáticas que ha elegido Sabina: sus mitos, el erotismo, sus princesas. El segundo tomo incluye historias, secretos, anécdotas y un montón de fotografías.
Sabina resume así su visión de sí mismo, dibujante o pintor: "soy ecléctico, he ido robando como si fuera un cajón de sastre". Y ahí están sus interpretaciones de Matisse, Bacon, Picasso y Van Gogh y su amor por las "pin-up" del mexicano Vargas, por el cine negro, por el cómic negro "y por los culos de las chicas".
De cantante a dibujante