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Il Divo: "En estos años nos hemos vueltos como hermanos"

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Il Divo se presentará en el Auditorio del Sodre el 16 de marzo.

Charla con Carlos Marín, el español del exitoso grupo que viene al Auditorio del Sodre.

Son como la combinación perfecta de una boy band madura con los Tres Tenores. Y una fórmula exitosísima. Los datos son contundentes: ya con su primer disco en 2004 fueron número uno en Inglaterra, llevan 40 millones de discos vendidos y sus giras convocan multitudes en Europa, Estados Unidos y Asia.

Ahora vienen a Uruguay como parte de la gira de presentación de Amor & pasión, su primer disco dedicado integramente a la música latinoamericana, donde incluyen dos canciones de Carlos Gardel, "Volver" y "Por una cabeza". Estarán el 16 de marzo en el Auditorio Nacional del Sodre con entradas de 2.800 a 4.800 pesos.

"Estamos supercontentos porque es un espectáculo totalmente nuevo", dice a El País desde México Carlos Marín, el español del cuarteto. La banda, creada por el productor británico Simon Cowell, la completan el suizo Urs Bühler, el estadounidense David Miller y el francés Sébastien Izambard. Todos tienen un pasado y un entrenamiento en canto lírico, una sensibilidad pop y pinta.

"Vamos a bailar por primera vez", dice Marín entusiasmado. "Habrá mambo, cha cha chá y salsa, y además tocaremos piano, guitarra, bandoneón. Es un Il Divo totalmente renovado y va a parecer más un concierto de Ricky Martin o Marc Anthony que de Il Divo".

—¿Por qué esos cambios?

—Siempre queremos traer algo nuevo al público y teníamos muchas ganas de hacer un disco dedicado a la música latina. Costó bastante elegir las canciones porque teníamos una lista de 300 canciones, grabamos 30 y dejamos 11 en el disco. Cuando escuchamos la música, nos dimos cuenta que teníamos que sorprender al público, así que tomamos clases de baile y el espectáculo quedó muy latino y divertido.

—¿Por qué eligieron un proyecto de música latina?

—En nuestros discos siempre ha predominado el español pero le debíamos más dedicación a América Latina ya que hemos estado mucho más en Japón, Estados Unidos y Europa. Así que nos aventuramos y cuanto más nos metimos a grabar el álbum, más veíamos el potencial que tenía. Incluso hemos orquestado de nuevo las viejas canciones con una banda latina. Los ensayos han venido siendo superdivertidos y conseguimos un show que no es solo cuatro señores vestidos de Armani. Es el show más completo de nuestra carrera.

—Fue un niño prodigio, ¿cómo afectó eso su vida?

—Empecé a cantar con cinco o seis años. En cada Navidad, mi familia decía "anda Carlitos, canta". Y de muy pequeño ya grabé discos y a raíz de eso empecé mi carrera musical. Mi vida ha sido la música. He pasado muchas facetas, presenté programas de televisión en España, grabé zarzuela, y cuando me iba a dedicar exclusivamente a la ópera, llegó la invitación de Il Divo.

—¿Cómo la recibió?

—Dije que no. Venía con mi ego de ser solista y no quería ser parte de un grupo, pero Simon Cowell me llamó personalmente y me invitó a un casting. Fui pensando que iba a ser privado, y llegué y había 500 personas con un número. "Mira que soy Carlos Marín y vengo a hacer un casting", dije, y una muchacha me contestó "ponte el número y a esperar a la fila". No me gustó pero igual entré y cuando me preguntaron si quería ser parte de un grupo dije que no. A la semana Cowell me llamó para que me lo pensara de nuevo y me convenció: cancelé mi debut en el Metropolitan de Nueva York y el Covent Garden de Londres y me dediqué a Il Divo.

—Ustedes tienen, dicho con todo respeto un formato de boy band, y en esa clase de grupos los integrantes no son los que toman las decisiones. ¿Cómo funciona en Il Divo?

—En los conciertos somos nosotros los capitanes, no hay nadie más. Nosotros decidimos lo que vamos a hacer y con quién. Tenemos un equipo detrás que nos guía. En el disco es más en equipo con la disquera. Y en las giras somos nosotros y los promotores los que presentamos los proyectos. Cada dos años tenemos un show nuevo.

—¿Como es la convivencia entre cuatro divos?

—Ahora maravillosamente bien. Los comienzos fueron difíciles: cuatro señores de cuatro países y yo que soy temperamental. Pero a lo largo de estos años nos hemos vuelto como hermanos. Esa es la razón por la que hemos seguido.

—¿Cómo se encontró cantando tango?

—El tango es una pasada. Es una música tan bonita, tiene textos tan buenos, y es difícil cantarlo. Por eso pensamos que cada canción que hemos elegido ha sido hecha para nosotros. Lo han cantado tantos grandes, empezando por Carlos Gardel, que era difícil darle ese toque especial. Lo hemos conseguido, pero, además, con solo decir el texto como está escrito ya la voz sale sola.

—¿Y bailarlo?

—Ha sido un reto pero hemos tenido muy buenos maestros. Nuestro coreógrafo, Alex G. Robles, y los bailarines nos han hecho bailar el tango bastante bien.

—Se metió con un tema nacional. Así que tengo que preguntarle: ¿para usted Gardel es uruguayo?

—(Risas). Yo no lo sé. Pero, ¿es uruguayo, no?

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Il Divo se presentará en el Auditorio del Sodre el 16 de marzo.

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