Francis Andreu toma esa idea añeja de que el tango llega en la vejez y la parte al medio. Con desfachatez, vozarrón y una presencia de arrabal auténtica, hace de sus shows un placer hasta para el más reacio.

Eso se potencia en Paullier y Guaná, con el público al alcance de la mano, en un espacio reducido y caliente. En el ciclo Solos pero no tan solos, al que le queda una función todavía (el miércoles a las 21, puntual), se mueve en el ambiente que mejor le queda.

Con Mendaro y Rodríguez, además, Andreu puede hacer lo que quiere literalmente. No sólo la acompañan con sus guitarras: se prestan a todas las bromas, le aceptan que invite a alguien del público para compartir unos versos, le siguen todos los viajes.

Forman un trío infalible, que defiende con actitud y humor cualquier tango: desde "Siga el corso" a "Otario que andás penando", o el archiconocido "Garganta con arena". Y todos son aclamados por igual por la audiencia, aunque "Pasional" sea la mejor interpretación de la noche.

El tango puede ser divertido para cualquiera. Si no, pregúntenle a Francis.

MÚSICA