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Un hombre y su música nacional y popular

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Ruben Ferrari tocando para Juana de América. Foto. Familia Ferrari

A los 82 años falleció el compositor y poeta, Ruben Ferrari.

El año pasado, Uruguay tuvo importantes pérdidas para la música nacional: los compositores Héctor Pintos Tognola, Dora Salvatierra de Meyer, Hugo Ferrari y Beatriz Lockhart; los violinistas Miguel Szilagyi, Israel Chorberg y Eduardo Ruibal, y los cantantes Horacio Amauri, Virginia Castro, Enrique Guberna, Julio Novales y Yanel López.

Y no podemos dejar de recordar a dos figuras que si bien no eran músicos contribuyeron como comentaristas o críticos: Erico Stern y Lincoln Maiztegui. 

Y hace apenas pocos días nos enteramos tardíamente de la muerte del compositor y poeta Ruben Ferrari ocurrida en Montevideo el 22 de enero. Había nacido en Melo el 13 de febrero de 1933 en el hogar conformado por Roberto Ferrari y Luisa Bianchi, ambos de origen italiano. Su línea paterna provenía de la región Lombarda (Lago de Como) y la materna de la región de la Liguria (Génova). Al igual que sus hermanos Judith y Roberto comenzará sus estudios de piano a los seis años con la profesora Celia Iglesias de Stratta, quién tenía a su cargo la sucursal Melo del Conservatorio Kolischer". En 1950 la familia se traslada a Montevideo y allí Ferrari encuentra que su vocación es compartida por tres actividades diferentes: la música, la poesía y la aviación. Esta última surgió de la lectura de los escritos de Leonardo da Vinci y con el correr del tiempo aquellos sueños de niño se vieron realizados al convertirse en un diestro aviador civil. 

En 1956 compone su primera obra, la famosa la zamba "De donde soy" cuyo texto también le pertenece. Ella fue inmortalizada por las voces de sus coterráneos Amalia de la Vega y Tabaré Etcheverry. Otra de sus composiciones que interpretó magistralmente Amalia de la Vega fue "La fuente de los sapos". 

Entre sus numerosas presentaciones una que tuvo lugar en la antigua" Casa de Residentes de Cerro Largo" en la cual se contó entre el público la presencia de la ilustre poetisa Juana de Ibarbourou (foto). Ésta luego de escucharlo lo felicitó y alentó para que continuara componiendo. 

Las melodías de Ferrari son pura emotividad y lirismo, ellas reflejan su voz interior de poeta y músico. La nostalgia de su querida ciudad de Melo siempre está presente en toda su producción. Así lo afirman sus versos al decir:"Mi Cerro Largo querido, lejos contigo he vivido yo". 

Su obra muestra una clara afinidad con las ideas de los compositores nacionalistas del siglo XIX. La legitimación del carácter popular de ellas hizo que muchos artistas las incluyeran en sus repertorios al igual que nuestros niños las entonaran en las escuelas. Si bien recibió una formación pianística sólida, en la composición fue totalmente un autodidacta. 

Entre sus obras se destacan además: "Agua Dulce", "Sin amarras", "Querencia hermosa", "Yo sólo sé", "Eco de otoño", "El noresteño", "Valsecito de antaño" ,"Requiem para Don Roberto", "Las flores de mi madre", "Huella de Hermanos", "Ave y Maga" y la serenata "Evocación" escrita a la memoria del compositor César Cortinas. 

Ferrari se fue de este mundo en prudente silencio, tal como fue su propia vida, pero su mensaje de músico y poeta traspasarán los tiempos por la belleza de sus melodías y la originalidad de su obra.

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