ENTREVISTA

Cuando Trotsky Vengarán, la banda de punk-rock más popular del Uruguay, anunció su show en el Antel Arena, Guillermo Peluffo le dijo a El País que se trataba del “show más grande” de su carrera. Ese día, un 17 de febrero de 2020, el coronavirus no era más que una rareza para los uruguayos. Era un virus que había afectado a Asia y que recién llegando a Europa, así que no había demasiadas razones para preocuparse.

Y lo que menos se pensaba en aquel momento era que los espectáculos iban a cambiar radicalmente. “Que la gente se pueda sentar es algo que nunca fue visto en nuestros recitales”, decía en ese momento el cantante con una sonrisa. Bajo el título Historias sin terminar, Trotsky planeaba llegar el 16 de mayo al recinto cerrado más grande de Uruguay con un show que, según relata ahora el guitarrista Hugo “Llamarada” Díaz a través de una videollamada por Zoom, prometía ser “apoteósico”.

Pero, después de casi un mes de aquellas palabras de Peluffo, la realidad cambió. Los shows se prohibieron durante meses y el pogo que define cada uno de los recitales de Trotsky —basta con ver los videos de Noche de rock en Medallo o escuchar cualquiera de sus cuatro discos en vivo para comprobarlo— pasó a ser algo de la “vieja normalidad”.

Frente a ese nuevo panorama, el grupo que siempre construyó sus recitales en base al volumen fuerte, la velocidad, la distorsión y la energía del público, podría haberse tomado una pausa. Pero esa no era una opción para Trotsky. “Una banda de punk-rock tiene que saber atravesar los escenarios más infames del mundo”, comenta Peluffo. Y, sin dudas, este es el escenario más infame de su historia, que empezó a escribirse en 1991. “Uno no elige las cartas que le tocan y tuvimos que salir a pelear una mano con un uno de copas y un tres de oro. Pero salimos”.

Luego de reprogramar su show en el Antel Arena para este 13 de marzo (entradas en Tickantel),se propusieron reconstruir la dinámica de sus recitales. Volvieron al enérgico repertorio repartido en sus 12 discos de estudio y lo reformuló en formato electroacústico. “Terminamos haciendo eso de lo que siempre nos burlábamos, pero lo hicimos”, asegura Peluffo.

Así empezó un largo trabajo de ensayos para encontrar nuevos matices en sus clásicos. “Cuando alguno de nosotros intuía que algo tenía una punta, eso nos obligaba a trabajar 15 horas en rearmar la canción”, explica el cantante. En total probaron 85 canciones de las 130 que editaron, y encontraron unos cuantos arreglos que las revitalizaron. “Como nuestras canciones son simples y directas, cuando se despojan se pueden volver un poco monótonas, así que armamos otras secuencias melódicas y armónicas”, agrega.

Peluffo, Díaz y el baterista Guillermo “Cuico” Perazzo todavía recuerdan el momento en que descubrieron que el proyecto iba por un buen camino. Habían rearreglado “La procesión”, una de las canciones de Relajo pero con orden (2016) y apenas la tocaron juntos descubrieron que había algo especial en el aire. “Hugo usó un montón de recursos que se acercaban al punk inglés y que no mostraba hace tiempo. Probamos grabarla y cuando la escuchamos, nos miramos y nos dimos cuenta de que estaba bueno”, comenta Peluffo.

Con ese antecedente alentador, empezaron a llover las reversiones. “Patas cortas”, “Tormenta de Mar”, “Zombie”, “Problemas”, “Alas negras” y “Ni una palabra más”, son algunas de las que enumeran los músicos de Trotsky, cuya formación se completa con el bajista Juan Pablo Granito.

Luego de reclutar al guitarrista Michel Gordon, con quien trabajan hace varios años, a finales de agosto publicaron un comunicado que anunciaba la “nueva normalidad” de Trotsky Vengarán. Bajo el título “No te pido permiso, solo te quiero avisar”, adelantaban su regreso a los escenarios de la mano de versiones despojadas de su cancionero.

Tras esa aclaración, lanzaron El alivio que esperabas, un espectáculo que agotó funciones en Sala del Museo, La Trastienda y el Centro Cultural Florencio Sánchez (ver recuadro). “Al principio la gente no entendía mucho, pero tenemos un público muy fiel que entiende nuestras decisiones artísticas”, analiza Díaz. “Y si no las entiende, al menos nos da una chance”.

Afortunadamente, los seguidores de Trotsky Vengarán comprendieron el concepto del espectáculo y apoyaron al grupo para que mantenga activa su agenda durante la etapa de mayor incertidumbre de la pandemia. “Los shows electroacústicos fueron preparando a la gente a estar sentada en un recital de Trotsky y les encantó tanto a ellos como a nosotros”, asegura Perazzo.

Ahora llegó el momento de retomar el sonido eléctrico que definió su historia, pero de una forma revitalizada. Por eso, este sábado subirán al escenario del Antel Arena para celebrar sus 30 años con un show que entrelazará canciones de El alivio que esperabas con nuevas versiones de su repertorio eléctrico. “Es un salto al vacío”, admite Peluffo. “Pero va a ser una fiesta hermosa”, complementa Perazzo.