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De un Grammy honorífico al "Pollo a la Lynch"

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Retrato subjetivo: la cantante y actriz argentina según ella misma.

Valeria Lynch, con su potente voz que llega a hacer temblar las paredes, ha vendido más de 15 millones de discos, y cosechado innumerables premios, entre los que ella siente a uno como especial. "El Grammy honorífico, a la Excelencia Musical: recibir un premio siempre es un aliciente, y recibir un Grammy es lo que todo artista desea. Es como un Oscar para el actor. Es un premio diferente a todos".

Pero detrás de la estrella multipremiada, hay una mujer que valora su origen sencillo: "Soy de Villa Urquiza, un barrio que me dio una infancia maravillosa. Crecer con la sabiduría que te da el barrio, que no te da ningún otro lugar. Mi barrio me dio amigos que todavía conservo: y ver a mis padres trabajar, para cubrir las necesidades de los hijos, sobre todo las mías, que yo quería desde muy chiquita ser artista. Y que mis viejos me bancaron a full", evoca la cantante.

"Hay gente que me dice, no parecés porteña. Como un halago. Pero no sé qué piensan del porteño: que es altivo, esas cosas. Me pasa mucho cuando salgo del país: y hay gente que me dice que no parezco argentina, pero lo soy, totalmente", dice sobre sí misma.

Hoy, además de dar espectáculos multitudinarios, la artista cultiva otras pasiones: "Me gusta mucho cocinar. Cuando no estoy trabajando, lo que quiero es quedarme en mi casa, una buena película, un buen libro, y cocinar. Soy muy creativa en la cocina: creo que cocinar tiene mucho de creación. Mis hijos y mi marido son los conejillos de Indias, y creo que soy buena. Me gusta inventar platos. Creo que me sale rico, bárbaro lo salado, lo que sea. Tengo hasta un Pollo a la Lynch, que ha salido en varios lados. Pero lo dulce me cansa, porque yo quiero los resultados ya. Soy muy ansiosa".

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